El Crepúsculo Del Deber
Enviado por SANDIBELLA6 • 26 de Noviembre de 2013 • 1.243 Palabras (5 Páginas) • 370 Visitas
Según Lipovetsky, la historia de la ética muestra tres etapas: el deber con fundamento divino, el deber meramente civil, y la sustitución del deber por el individualismo. Así que hemos entrado en la época pos-moral, después de superar los antiguos deberes incondicionales.
El libro es una radiografía de los modos de pensar y vivir actuales, aunque el territorio explorado se ciñe a las democracias avanzadas. Ello no impide a Lipovetsky hacer de "su mundo" un criterio absoluto para juicios globales.
Uno de los campos en que actualmente se ha desarrollado una mayor conciencia moral es la ecología y salvación de la naturaleza como responsabilidad del individuo al planeta o entorno natural en que vive, tras perder la responsabilidad sobre sí mismo, sacralizando las obligaciones hacia lo no humano. Otra característica en este sentido es que no se trata de despertar un conciencia generalizada desde un utilitarismo, sino que se trata de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a través del consumo ecológico que, a su vez, depende de la caridad mediática que desde el minimalismo ético se infunde asociando el bienestar al ahorro energético. De un mismo modo, la autolimitación de las necesidades y las denuncias al consumismo desaparecen para privilegiar una cultura de eco-consumo, producto de la trampa de la razón hacia una exaltación de los intereses individuales y económicos, bajo la que se sigue escondiendo esa misma burocracia tecnocrática que pretende tocarnos la fibra sensible con su lado humano. La ecología y los valores naturales concebidos por el público como fines en sí mismos son movilizados e instrumentalizados al servicio de los intereses de eficacia individual hacia el progreso.
El ámbito de la bioética ilustra tanto o más que la ecología el pos-moralismo actual, como tema de moda. Los avances científicos han cambiado las concepciones tradicionales sobre muchos temas, desestabilizando las reglas consensuales de la deontología médica. Pero, paralelamente, somos conscientes de que la idea de humanidad peligra ante la avalancha técnica, recurriéndose, en algunos casos, a una cultura ética dogmática como forma de catastrofismo ante la situación; en este sentido pretende hacer compatible la experimentación médica humana con una deontología en continuo desarrollo de la profesión que ha derivado desde el juramento hipocrático del médico o investigador (que demostraba o no su integridad para realizar el trabajo) hacia un conjunto detallado de normas que pretende hacer compatible la práctica del profesional a la ética del individuo, aunando derechos del hombre y bienestar social.
Aun así, sea cual sea el interés científico del proyecto, los riesgos a asumir no deberán superar en gravedad los riesgos de la evolución natural de la enfermedad; de este modo, nos encontramos con una responsabilidad abierta y aproximativa que nos marca con rigor. Por otro lado, existen comités independientes encargados de evaluar éticamente los proyectos de investigación, formados por diferentes miembros capaces de valorar los hechos sin tener la necesidad de ser científicos, estableciendo así un diálogo democrático transdisciplinario que haga del asunto algo más tangible, de aquí nacen los nuevos profesionales de la ética, cuya función es la de emitir opiniones definitivas sobre temas de los que previamente han recibido información, evitando intervenir a la opinión pública. De esta forma, la renovación ética no es el resurgimiento del deber puro, sino fe e ilusión cientifista para lograr un equilibrio orgánico racional que al ser el ejemplo de la imparcialidad y neutralidad deja de ser individualista.
Al igual que el progreso técnico-científico, la renovación ética es algo que pertenece a la actualidad. En el caso del periodismo, la opinión pública denuncia más que nunca la función degradante y manipuladora de los medios
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