Ensayo crepusculo del deber
Enviado por JoseG2017 • 19 de Febrero de 2017 • Síntesis • 1.910 Palabras (8 Páginas) • 1.427 Visitas
Crepusculo del deber
Es muy interesante hablar en tiempos modernos de la ética como un contenido infalible en la vida común del hombre, ya que se presenta de maneras muy versátiles y tal vez cambiantes conforme evoluciona el mismo hombre.
Al analizar el libro “El crepúsculo del deber” del francés Gilles Lipovetsky me parece muy puntual definir como lo hace el escritor al deber moral, dictándola como una ley no escrita o dictada, pero igualmente el hombre se siente obligado a cumplir, dependen concepto ético que posea la persona y te exigen un comportamiento acorde a las leyes jurídicas y morales que son establecidas en la sociedad correspondiente. Normalmente la moral en el hombre sirve para múltiples cuestiones diarias como la defensa de los derechos humanos equitativamente, y más concretamente para definir al hombre en el aspecto ético, una parte de nosotros que nos define a nosotros y a nuestras actividades realizadas.
Muy concretamente, la ética, tratada como el tema principal, ha ido evolucionando conforme el hombre lo ha hecho a través de la historia, y ha ido cambiando de bases y sustentos conforme lo ha hecho el historicismo.
Y es que la ética parece estar cada vez más presente, se puede observar en muchos sectores, como los medios de comunicación, en la reflexión que le damos a los accionares de las personas, y con esto genera muchas ideas y planteamientos que pueden llegar a regir una sociedad. Ha llegado a un punto tan evolutivo la ética y tan trascendental en la historia del hombre que ha sido capaz de irse adecuando conforme las necesidades del hombre y en ningún momento ha estado ausente al lado del hombre, como un señuelo. Hoy realmente, como lo menciona el autor, “no existe más utopía que la moral”.
De hecho se puede hablar de la ética como un punto de crecimiento paralelo, ya que por un lado podemos vivir al lado de la moral, apegado a ella, y por otro lado podemos tener una moral individualista, que nos hace quebrantar los valores de la sociedad y priorizar los valores morales internos que la persona crea convenientes. En un principio la moral se caracterizaba por ser guiada por la religión a la que el hombre estuviera apegado, pero Lipovetsky menciona una época de la ética, que se caracteriza principalmente por tratar de separarse a ella, una época de protestantismo que guio al hombre a basar su ética en cuestiones alejadas de los castigos divinos o reales e individualizar al hombre y glorificarlo, en el sentido de formar una colectividad social que lleve el buen funcionamiento ético en las personas, es decir, que el individualismo que creen las personas conforme este sentido de la ética, pueda crear en conjunto, una ética colectiva y así haber llevado a la ética a otra instancia evolutiva, una etapa en la que se transfiere esta necesidad de “servir” a un Dios y traspasar este servicio hacia la sociedad.
Se habla enseguida de otra instancia de la ética en la cual se separa totalmente de las órdenes superiores o divinas de un ser religioso, y que de hecho descredibiliza estas órdenes y traspasa estos deseos del bien hacia su propia persona, es decir individualiza esta ética y la transforma en un deseos de complacencia, satisfacción individual, glorificar su ego y traspasar este deseo en algo material e instantáneo. Se caracteriza entonces esta etapa de la ética del hombre como una ética bastante maleable y fácil de quebrantar o seducir. Históricamente entonces, la ética del deber, que surgió según Lipovetsky en la Ilustración fue evolucionado y adquiriendo conocimientos conforme la evolución del hombre y fue organizando de cierto modo la ética y la individualidad del hombre conforme el paso del tiempo. Así entonces termina de hablar sobre los antecedentes del actual pensamiento posmoderno.
Es entonces que se comienza a tomar mucho mayor profundidad en la ética posmoderna, una ética caracterizada como se mencionaba anteriormente por una apatía informativa, una aparente incapacidad de colectivizar esta ética hacia un bien común, sino una ética que se limita a satisfacer las necesidades del ser individualista y que por lo tanto en cierto modo provoca una distracción de la conciencia; una ética narcisista que vuelve al hombre un ser cada vez más superficial y que solamente puede ver sus necesidades satisfechas con un producto material de la sociedad, una provocación a sus necesidades y una ética basada en la transformación de todos estos sentidos, y una notable necesidad del individuo por tener un espacio importante en su sociedad, y que pueda ser capaz de deslumbrarla. En esta cultura con ética posmodernista han sobresalido temas de vital interés y de cierto liberalismo notorio, como lo son los debates que presenta Lipovetsky sobre el aborto, la liberación de la pornografía y el tabaco, y una notable saturación de los medios de comunicación que crean una notoria disparidad entre individuos, que por su afán de complacer su ego han sido de capaces de distorsionar esta ética anteriormente colectiva y audaz, en una serie de intereses individuales y un deseo enorme de satisfacer sus placeres y ser parte fundamental de una sociedad que no está al tanto de su actividad social. De hecho se transforma totalmente la visión de los valores, donde es más importante el valor de él “no hacer” que el “deber hacer”, es decir, una confusión total de sentidos.
En este desarrollo donde Lipovetsky trata de estructurar todas estas ideas del posmoralismo, pone muchos ejemplos que es muy curioso analizar, ya que desde mi punto de vista son datos que inconscientemente nosotros conocemos o que tenemos la pequeña noción de haber escuchado acerca de ellos, datos que no analizamos más a profundidad y que no te hacen reflexionar más allá de 2 minutos, ya que los lees y al otro día tal vez pueden haber salido por otro lado de tu cuerpo. Datos como por ejemplo en la notoria disparidad de 1 a 3 sobre los jóvenes que ven la necesidad de trabajar para encontrar un buen trabajo a futuro contra las personas que respetan los principios morales, no son más que datos que no pueden aclarar una verdad absoluta, al contrario, abren más el panorama al lector sobre las actividades éticamente guiadas que se han realizado. Habla de otros ejemplos muy interesantes como la característica de la era moralista que debilita globalmente los deberes colectivos e individuales, pero por otro lado amplia el espíritu de responsabilidad hacia los hijos. Por citar otros ejemplos: que estamos ante una cultura que reduce los deberes y consagra los derechos, que la reafirmación ética de nuestro tiempo es una ética sin ciudadano, que ya no se cree en ninguna utopía histórica, y algunos otros temas. En realidad lo que deseo mencionar es que el libro desarrolla temas interesantes pero a la vez me parece un tanto mal estructurados, ejemplos que no podemos creer por el simple hecho de leerlos ya que una encuesta sobre cinismo por ejemplo, no puede revelar la cantidad exacta de esta, ya que para mí el cinismo no se puede medir en una encuesta, tal vez ni siquiera en una entrevista, pero si se puede medir por otro lado, en las acciones realizadas individualmente, y que tal vez no son sustentadas en la obra de esa manera. En todos los temas tratados, de hecho, muestra una postura muy bien estructurada, donde maneja datos que hacen en cierta forma reflexionar sobre nuestro accionar diario, pero es guiado en cierta forma por su “desorden organizador”, que realmente para mi gusto, está basado en una fantasía, es decir una forma de pensar guiada por la ilusión, que nos encantaría que sucediera y por eso al hombre le encanta seguir pensando en un mundo “fantástico” por citar ejemplos como el debate tratado sobre la eutanasia, el transexualismo, el creciente orden amoroso de las personas, de la importancia del trabajo a nivel mundial, de las personas integrantes de asociaciones civiles, del respeto al Estado, del ecologismo surgido a raíz de la contaminación, de la ética empresarial y sobre la aceptación de las drogas y los vicios.
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