El Perfil Del Hombre
Enviado por gsnake • 14 de Noviembre de 2012 • 4.270 Palabras (18 Páginas) • 648 Visitas
LA IMITACIÓN DE EUROPA EN EL SIGLO XIX
México se ha alimentado, durante toda su existencia, de cultura europea y ha sentido tal interés y aprecio por su valor, que al hacerse independiente en el siglo XIX la minoría más ilustrada, en su empeño de hacerse culta a la europea,
se aproxima al descastamiento.
Lo esencial de la cultura está en el modo de ser del hombre, aún cuando en éste no exista impulso creador; una cultura está condicionada por cierta estructura mental del hombre y los accidentes de su historia. Dada una específica mentalidad humana y determinados accidentes en su historia, ¿qué tipo de cultura pude tener?
México se ha alimentado, durante toda su existencia, de cultura europea, no se puede negar que el interés por la cultura extranjera ha tenido para muchos mexicanos el sentido de una fuga espiritual de su propia tierra, la cultura es un claustro, en el que se refugian los hombres que deprecian la realidad patria para ignorarla, de esta actitud mental equivocada se originó la “autodenigración” mexicana.
La opinión popular no ha sido justa al condenar a la cultura como una culpable de muchos fracasos nacionales, el desprecio de la cultura puede acarrear tan serias consecuencias como el desprecio de la realidad mexicana. Los fracasos de la cultura no han dependido de una deficiencia de ella misma, sino de un vicio en el sistema con que se ha aplicado, tal sistema vicioso es la imitación que se ha practicado universalmente en México por más de un siglo.
Los mexicanos han imitado mucho tiempo, sin darse cuenta de que estaban imitando.
El mimetismo ha sido un fenómeno inconciente, que descubre un carácter peculiar de la psicología mestiza, no es la vanidad de aparentar una cultura lo que ha determinado la imitación, a lo que se ha tendido inconcientemente es a ocultar no solo de la mirada ajena, sino a aún de la propia, la incultura, para que algo tienda a imitarse, es preciso creer que vale la pena de ser imitado.
Pero apenas se revela este valor a la conciencia mexicana, la realidad ambiente, por un juicio de comparación, resulta despreciada, y el individuo experimenta un sentimiento de inferioridad, entonces la imitación aparece como un mecanismo psicológico de defensa.
Esta teoría del mimetismo mexicano demuestra que no proviene de la vanidad, puesto que el vanidoso busca el efecto de sus apariencias en los extraños, mientras que el mexicano explota él mismo el efecto de su imitación.
Los hechos que adquieren rango histórico son aquellos que aparecen determinados por una profunda necesidad social.
En el desarrollo de la cultura en América se debe distinguir dos etapas: una primera de trasplantación, y una segunda de asimilación, no todas las culturas se han creado mediante el mismo proceso genético, la más antiguas, han germinado y crecido en el mismo suelo que sustenta sus raíces, para que se pueda decir que en un país se ha formado una cultura derivada, es precioso que los elementos seleccionados de la cultura original sean ya parte inconciente del espíritu de aquel país.
Desde su origen, la organización colonial tendía a deprimir el espíritu de la nueva raza, los conquistadores eran soldados, no hombres de trabajo, que tuvieron que explotar sus nuevas posesiones por medio de la raza vencida, por eso el trabajo de América no tuvo el significado de un bien para librarse de la necesidad, sino de un oprobio que se sufre en beneficio de los amos.
La riqueza no se obtenía mediante el trabajo, sino merced a un privilegio injusto para explotar a las clases de abajo, las profesiones se reducían casi a dos: la de cura o la de “licenciado”.
La masa de población reducida a la inactividad se hizo perezosa y resignada a la pobreza, de la cual no tenía otra esperanza de salir que el favor de Dios manifestado en forma de lotería.
La vida monótona y rutinaria de la Nueva España tendió a perpetuar la inercia de la voluntad y a destruir en el espíritu mexicano todo ímpetu de renovación, este ritmo se ha conservado en México hasta nuestros días, observándose en la vida de los pueblos.
La pasividad del indio no es exclusivamente un resultado de la esclavitud en que cayó al ser conquistado, se dejó conquistar tal vez porque ya su espíritu estaba dispuesto a la pasividad, desde antes de la conquista los indígenas eran reacios, a toda renovación, vivían apegados a sus tradiciones, eran rutinarios y conservadores.
El “egipticismo” indígena parece haberse comunicado a todos los hombres y cosas de México, que se oponen a ser arrastrados por el torrente de la evolución universal.
A principios del siglo XIX, la dirección de la historia queda en manos de una minoría dinámica que está al tanto de las ideas modernas de Europa, al consumarse la Independencia, los mexicanos querían hacer tabla rasa del pasado y comenzar una nueva vida como si antes nada hubiera existido.
El barón de Humboldt creó el mito de que México es el país más rico del mundo, el cual, en vez de aprovecharse como principio de acción práctica, se ha tomado como artículo de la fe para halagar la vanidad patriótica y ocultar la miseria real.
Los fracasos de la historia mexicana en el siglo XIX no se deben a una interna deficiencia de la raza, sino a la excesiva ambición de las minorías dirigentes, obcecadas por planes fantásticos de organización nacional, pasaban por alto los verdaderos problemas del pueblo mexicano.
LA INFLUENCIA DE FRANCIA EN EL SIGLO XIX
La imitación ha reproducido siempre las formas externas de la cultura, poniendo en contacto dos superficies: la del espíritu y la de la cultura.
El país que admira con entusiasmo es Francia, a la que considera como el arquetipo de la civilización moderna, este país llamó la atención de los mexicanos por sus ideas políticas. La comprensión rápida de las ideas francesas en México proviene, de que entre nuestro país y Francia existe la afinidad del espíritu latino.
Para un francés, la palabra cultura no connota solamente obras espirituales, sino cierto ordenamiento de la vida entera dentro de normas racionales, la cultura pude encontrarse también en los más humildes actos del hombre, como la comida, la conversación y el amor.
La saturación de la atmósfera mexicana de ideas francesas, hasta impedir la visión de las realidades vernáculas, provoca una fuerte reacción en la que se expresa la inconformidad mexicana por el predominio de la cultura europea.
PSICOANÁLISIS DEL MEXICANO
En el caso del mexicano le es perjudicial ignorar su carácter cuando este es contrario a su destino, y la única manera de cambiarlo es precisamente darse cuenta de él.
El mexicano se comporta en su mundo privado lo mismo que en la vida
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