El Principe
Enviado por yaz1302 • 7 de Agosto de 2014 • 1.398 Palabras (6 Páginas) • 263 Visitas
El libro el príncipe es un claro ejemplo de cómo debe gobernar la persona que está a cargo de un país o un estado. Es un libro de consejos políticos que muchos de los representantes a nivel mundial deberían de tomar en cuenta.
Algunos de los puntos negativos que se tiene es que no es libro que sea actualizado constantemente, por este motivo se podría llegar a una conclusión de que los puntos vistos en la obra no se aplican a la política actual; en mi opinión, las épocas cambian pero no la metodología.
El príncipe es un libro clásico de la ciencia política y es reconocido como uno de los pilares del pensamiento político, también narra las costumbres políticas de la época y de la naturaleza del hombre.
Aquí surge la frase "El fin justifica los medios", que es una clara definición de que si buscas llegar a una meta no hace falta detenerse para pensar en los demás. Maquiavelo se considera hoy en día como un consejero sabio, inteligente, capaz de analizar cualquier circunstancia y modificar el transcurso de las decisiones por medio de sus consejos.
De acuerdo al contenido del libro de Maquiavelo, no me queda la menor duda que es una narrativa directa del poder; desde nuestros antepasados hemos vivido un constante cambio de poderes, como bien menciona Maquiavelo, hay diversas maneras de llegar a él, además de tratar de mantearse.
En la actualidad vemos constantemente algunos tipos similares de poder que se mencionan en la obra, es decir, la herencia del dominio la percibimos en diferentes acciones y nombres, como claro ejemplo, están los partidos políticos.
La finalidad única de los entes políticos antes mencionados, debería ser principalmente el contrato social, mismo que ha sido olvidado casi en su totalidad, y muchos de los gobernantes actuales que conocemos han olvidado su compromiso con la sociedad, el poder que les acompaña los transforma de una manera que no les importa nada ni nadie, lo único que tienen en mente es el imperio.
Maquiavelo menciona en uno de sus diversos relatos del libro que es más fácil para un líder, gobernar un lugar conocido, de preferencia su lugar origen, ya que en la mayoría de las ocasiones las leyes pueden cambiar pero las costumbres y arraigos de los habitantes no, además que lo difícil no es implantar una ley, lo complicado es que ese mismo ordenamiento perdure y la gente se haga a la idea que lo tiene que respetar.
Lo primordial que se debe de atacar cuando uno quiere gobernar, es la parte más fuerte, a la gente con poder, con dinero, ya que una vez que ellos son derrocados, la gente proletariada al parecer es más fácil de dominar, pues su propia necesidad los hace ser más moldeables.
Nuestros tipos de gobierno actuales son muy similares a los que Maquiavelo menciona, lo que más predomina y ha predominado en la historia del México, es pasar la estafeta de una mano a otra, es decir, la gente que ha tenido el poder, le conviene que personas muy cercanas a él retomen dichos beneficios, para así poder formar una cadena y seguir controlando las masas de acuerdo a su beneficio.
Aunque es difícil de asimilar, la historia del príncipe que mucho menciona el autor, lo tenemos presente aunque con diferentes nombramientos; nuestra legislatura no considera los puestos de nobleza, al ser una república libre y soberana, se supone que nosotros somos los que decidimos quien nos va a representar, sin embargo cuando la gente llega al poder, se olvida que gracias a nuestra participación electoral, ellos están donde están
Mundialmente se ha demostrado que para gobernar plenamente a una ciudad que se rige actualmente por sus propias leyes, es indispensable considerar tres reglas:
1. Destruirlo
2. Radicar en él
3. Regirlo con leyes propias del conquistador.
Imponer nuevas leyes es difícil y peligroso, por lo que debe hacerse con habilidad. Es fácil convencer al pueblo de algo, pero difícil mantenerlo en la convicción. El príncipe nuevo debe deshacerse de enemigos, conquistar amigos, hacerse amar o temer de los súbditos, hacerse respetar y obedecer por sus ejércitos, disolver milicias infieles, reemplazar antiguas leyes y conservar la amistad de los poderosos. Para conservar el poder, los actos criminales deben ejecutarse
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