El Tacto Y La Enseñanza
Enviado por aryvalera • 3 de Octubre de 2011 • 465 Palabras (2 Páginas) • 1.015 Visitas
Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo
La libertad necesita de la verdad. La libertad requiere del entendimiento (facultad que busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde está el bien verdadero y escogerlo. La libertad puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de conocer y escoger el bien.
Ulpiano, exclamaba: "Libertas pecunia lui non potest" (la libertad no se puede pagar con dinero) Paulo, a su vez, expresaba: "Libertas ad tempus dari non potest" (La libertad no se puede conceder temporalmente). Por que esa amenaza de retornar a la esclavitud amarga, como simple condena a la libertad, la transitoria liberación. No obstante, en la realidad procesal y como atenuación penitenciaria, se conoce esa libertad revocable o en cuotas que representan instituciones como la libertad provisional de los procesados y la libertad condicional de los condenados de ejemplar comportamiento ulterior.
¿Qué está bien? ¿Qué está mal? ¿Qué criterio es el correcto? Ésa es la cuestión. Aquí tenemos la frontera entre el bien y el mal, el ying y el yang, la libertad y el libertinaje.
Hoy se habla de libertad y se seguirá hablando de libertad por todas partes, pero quizá no nos damos cuenta que esa "libertad" que poseemos en mayor o menor medida, nos la puede ir enturbiando nuestro mundo "color de rosa".
Es innegable que en nuestro mundo se busca la libertad, que se quiere ser libre en plenitud. Este anhelo de libertad que todos llevamos en nuestro ser puede perder la brújula e irse a la deriva cayendo en el libertinaje más horroroso cuando por querer ser libres vemos a jóvenes alcohólicos echando su vida a la basura, o a mujeres prostituyéndose tan solo por querer ganar dinero y mas triste aun el ver a niños y adolescentes envueltos en un mundo de vicios que no encuentran salida, es ahí donde yo me pregunto ¿Cómo somos de libres? ¿Cuándo dejamos de serlo? ¿Y cuando nuestro anhelo por la misma se excede y se transforma en libertinaje?
Es inútil dar un grito ensordecedor reclamando ¡libertad!, las fuerzas externas a nuestra propia persona son un fardo oneroso que si lo permitimos nos impiden incluso pensar con libertad.
El papel del maestro incluido en este concepto radica en saber que la verdadera libertad llega cuando se imponen reglas y se conocen los limites, cuando fomentamos un clima de confianza donde se puede hablar y opinar para mejorar nuestra situación actual, cuando conseguimos un bien común y nos damos cuenta de que cada uno de nuestros actos es la semilla de un fruto que brotara tarde o temprano y que de nosotros depende cosechar riqueza o pobreza no solo física, sino del alma!
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