El hombre-Sócrates. Platón

Sócrates

Sócrates empezó a aplicar el término areté al hombre en general, al hombre mismo. Se refiere a la universalidad del ser humano, lo que lo hace mejor persona, mejor persona en general, pero sobre todo mejor en el sentido moral. Para Sócrates, Arete es donde el hombre encuentra su perfección o su "excelencia" en el sentido moral de ambos términos.

Sócrates vio al hombre como un alma con la capacidad de pensar y razonar, y encontró que esta capacidad era la definición más esencial del hombre, y concluyó que la excelencia o vitalidad del hombre radicaría en el ejercicio de esta capacidad. A su vez, como entiende que tales ejercicios son para la adquisición de saberes y saberes, acaba equiparando el reino del hombre con saberes y saberes. El mejor hombre, el hombre bueno, que vive a la altura de su perfección y de su condición humana, es el hombre sabio.

Desde una perspectiva contemporánea, podríamos pensar que el conocimiento y el conocimiento no tienen por qué hacer mejores a los humanos; una persona inteligente podría actuar de la peor manera posible. Pero esto es inconcebible para Sócrates. La conclusión más llamativa de la ética socrática es que el conocimiento de la bondad y la justicia determina la voluntad de hacer el bien y la justicia. Según Sócrates, nadie comete voluntariamente un mal comportamiento. La persona que hace el mal ignora el bien, porque no sabe lo que es el "bien": nadie lo hace a sabiendas.

Por tanto, según Sócrates, el conocimiento es condición necesaria y suficiente para la justicia o virtud, mientras que el mal es producto de la ignorancia. Esta conexión particular entre la virtud y el conocimiento es el rasgo más característico de la moralidad socrática y justifica la aplicabilidad del nombre "racionalismo moral". En resumen para Aristóteles el hombre es un animal político, es decir, un animal que habla.

Platón

El concepto de hombre de Platón se entiende mediante sus diálogos sobre la naturaleza humana, ya que se enfocan principalmente en explicar el carácter más importante del hombre, los diálogos del alma, que nos permiten comprender una variedad de temas de investigación de la Filosofía. El hombre se define a sí mismo como un bípedo implume compuesto por dos elementos: el cuerpo y la mente. El cuerpo es un elemento mortal y como tal nos conecta con el mundo perceptible; no sólo tiene necesidades, sino que también desarrolla pasiones que afectan la mente. En consecuencia, el alma es una entidad inmaterial que pertenece al mundo de las ideas. La capacidad del alma y sus tres partes, la alegoría del carro alado y la concepción del hombre como ser dialogante. Define al hombre como un bípedo sin plumas compuesto de dos elementos, cuerpo y alma.  El cuerpo es el elemento mortal y por lo tanto nos conecta con el mundo sensible, no solo en la necesidad sino también en el desarrollo de pasiones que afectan al alma.

El alma pertenece al mundo de las ideas y por lo tanto es un elemento inmortal e inmaterial. El cuerpo es una sustancia mortal, por lo que es lo que nos conecta con el mundo sensible, por lo que es el medio a través del cual lo percibimos. El cuerpo como un todo no solo tiene necesidades. Limitaciones físicas que le impiden llegar a un mundo impecable, sin embargo es él quien crea las pasiones que afectan negativamente o arrastran el alma. Como resultado, se hace referencia al cuerpo como la "prisión del alma".

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