El Árbol del Yoga
Enviado por grekocontreras • 3 de Enero de 2022 • Ensayo • 1.442 Palabras (6 Páginas) • 169 Visitas
David G. Jaramillo Contreras
Certificación Yoga 2017
Maestra Martha Cantú
El Árbol del Yoga
B.K.S. Iyengar
Una lectura donde el maestro Iyengar explica a detalle con metáforas, historias y ejemplos el camino que se debe seguir para conseguir un balance, lograr unir el cuerpo físico con la mente y espíritu a través del Yoga y sus ramificaciones, modificando la forma de llevar nuestras vidas hacia un camino más consciente y así dejar de lado el sufrimiento físico, mental y espiritual.
“EL Yoga es la unión del alma individual con el espíritu Universal”, esta definición se vuelve un tanto abstracta porque muchos se preguntan ¿cómo es posible unir algo en mí que no puedo ver ni tocar?, refiriéndose a una cuestión más espiritual con la cual también se une y crea un balance con nuestro cuerpo físico, donde al llevar de forma paralela nuestra práctica de asanas con la respiración, creamos un estado de concentración y consciencia para lograr una armonía con nuestro Prana, alcanzando así el objetivo que es: la visión del alma.
El maestro Iyengar desglosa lo anterior de una manera más detallada, hace mención a los métodos del Yoga (Raja, Jñana, Karma y Hatha, aquí no señala Bakti el yoga de la devoción); Ya que como indica, el camino a la iluminación tiene varios caminos y senderos pero todos llegan al mismo lugar. Hace hincapié en aprender a controlar la respiración y así poder controlar la consciencia.
“El Yoga no acaba cuando hallamos la paz”, dice, es un trabajo que debemos seguir constante a lo largo de nuestras vidas, ya que como él lo menciona, nunca ha dejado de practicar Yoga, sólo se modifica la intensidad y se adecúa para que el cuerpo se sienta más cómodo, “las acciones del Yogi se realizan con pureza y divinidad”.
De tal forma señala que el cuerpo está formado por cinco envolturas: Pancha Koshas, que componen al cuerpo físico, energético, mental, consciente y de gozo o causal; mismos que al conseguir una conexión y unión de todas las capas que van desde la célula hasta el núcleo del ser, nuestra postura alcanza un estado superior de contemplación de la asana en la práctica.
Iyengar hace un comparativo simbólico de las 8 ramas del Yoga (Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi) con la estructura y fisionomía de un árbol, enfocándose en cada una de ellas y como están relacionadas con la práctica de Asanas, haciendo énfasis de que deben llevarse a cabo de una manera sutil para que podamos enfocarnos en el objetivo antes mencionado, pasando por cada una de estas ramificaciones y así hacernos más conscientes de nuestro cuerpo.
A pesar de ser una persona muy devota, el maestro nunca ejerce ninguna presión en cuanto al tema religioso ni a la creencia de alguna divinidad, pero sí menciona que si no eres creyente de cierta religión, al menos creas en ti mismo. Cada uno de los puntos que enumera para lograr ese estado de consciencia en el que podamos sentirnos plenos, lo hace desde un punto de vista muy objetivo, con una mentalidad y criterio abierto, con una visión milenaria y adaptada a cualquier época, para todo tipo de persona, mentalidades y creencias, con mucho respeto y sin ofender.
Así mismo, uno de los capítulos que más me interesó fue acerca del Ayurveda, la ciencia médica tradicional de la India, y cómo utiliza métodos como la medicina “natural” con la alópata relacionándolo con el Yoga, donde éste último lo lleva hacia un enfoque psico-espiritual y el Ayurveda en lo físico-fisiológico. Aquí menciona que las enfermedades según el Yoga, son fluctuaciones de la mente, mientras que el Ayurveda dice que son desequilibrios con los que está compuesto nuestro cuerpo: Doshas (Kapha, Pitta y Vata); donde debemos llevar a un equilibrio los cinco elementos de los que estamos constituidos (tierra, agua, fuego, aire y éter).
Lo anterior explica cómo llevarlo hacia un enfoque práctico de Asanas, donde señala que deben realizarse de manera suave y sin forzar al cuerpo; identificar donde se encuentra la lesión y no estirar ni poner presión directamente, sino que primero se deberá trabajar otras partes del cuerpo alrededor de la zona dañada para posteriormente y de forma gradual introducir las posturas juiciosamente hasta fortalecerla.
También habla de los Yoga Sutras de Patanjali, cuatro capítulos con ciento noventa y seis aforismos, mismo que nos guiarán a hallar la unión dentro de nosotros mismos, “cuando la mente se calma, el sí-mismo descansa en su morada”. Siendo que en esta época actual el ser humano vive bajo constante estrés, tensión y preocupaciones, en una ciudad en movimiento y la mayoría de las veces resulta un tanto complicado aquietar la mente, aunque sin darnos cuenta hemos llegado a lograr esa etapa de quietud haciendo caso omiso a distractores y agravantes de la mente, y cuando realmente nos dejamos fluir, sin forzar entramos en un estado de paz y equilibrio, pero no dejándonos atrapar por ella sino llegar a la consciencia misma.
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