Enciclica
Enviado por CLAUDIA1105 • 2 de Junio de 2014 • 386 Palabras (2 Páginas) • 147 Visitas
CARTA ENCÍCLICA
CARITAS IN VERITATE
DEL SUMO PONTÍFICE
BENEDICTO XVI
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
A TODOS LOS FIELES LAICOS
Y A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD
SOBRE EL DESARROLLO
HUMANO INTEGRAL
EN LA CARIDAD Y EN LA VERDAD
INTRODUCCIÓN
1. La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y,
sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico
desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. El amor -«caritas»- es una fuerza
extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en
el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor
eterno y Verdad absoluta. Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que
Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su
verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,22). Por tanto, defender la verdad,
proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e
insustituibles de caridad. Ésta «goza con la verdad» (1 Co 13,6). Todos los hombres
perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los
abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y
en la mente de cada ser humano. Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones
humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de
amor y el proyecto de vida verdadera que Dios ha preparado para nosotros. En Cristo, la
caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona, en una vocación a amar a
nuestros hermanos en la verdad de su proyecto. En efecto, Él mismo es la Verdad (cf. Jn
14,6).
2. La caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia. Todas las
responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que,
según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40). Ella da
verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el
principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo,
sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y
políticas. Para la Iglesia -aleccionada por el Evangelio-, la caridad es todo porque, como
enseña San Juan (cf. 1 Jn 4,8.16) y como he recordado en mi primera Carta encíclica
«Dios
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