Ensayo Argumentativo
Enviado por kevin0506 • 10 de Diciembre de 2013 • 2.581 Palabras (11 Páginas) • 490 Visitas
Las “democracias” en América Latina viven bajo la sombra de la economía
La democracia es uno de los temas más estudiados en el campo político. En Latinoamérica, su importancia se enfatiza luego de la Segunda Guerra Mundial, momento en que esta zona comienza a tener un espacio más significativo en la economía global; de aquí que algunos expertos del siglo XX empezaran a relacionar ambos términos. Sin embargo, a medida que avanza el siglo XXI encontramos varias contradicciones con esta postura. La postulación de la democracia como un pre requisito para el desarrollo económico, el ejemplo de países como Chile y El Salvador, que rompen el esquema planteado en el siglo pasado, la necesidad de mecanismos que fortalezcan la calidad democrática y la función de los gobiernos latinoamericanos, son varios de los factores que nos ayudan a comprobar que, al menos en los diez últimos años en América latina, un gran desarrollo económico no es garantía de una democracia estable.
La democracia es un prerrequisito para el desarrollo de un país
Tomemos como primer punto la teoría contraria, es decir, que la democracia vendría a ser un prerrequisito para el desarrollo económico de los países latinoamericanos, y al revés. En efecto, algunos podrían afirmar que los países dictatoriales son siempre pobres, o que las dictaduras mueren a medida que mejora el desarrollo económico de un país; pero encontramos evidencia que comprueba que existieron dictaduras que sobrevivieron por años en países ricos.
Así, podemos corroborar que muchos regímenes totalitarios prosperaron en Singapur, Alemania del Este, Taiwan, la antigua URSS, España, Bulgaria, Argentina y México, mientras estos países disfrutaban de ingresos superiores a $5000 per cápita; ingresos que Francia, Bélgica, Austria, Italia o Noruega no tenían en la década de los 50 (Pzeworski & Limongi, 1997, 3). Podemos observar de esta manera que un ambiente económicamente próspero no es garantía de un sistema democrático, y que existieron muchas dictaduras que también tuvieron el poder de hacer florecer la economía.
Pero, claro, no podemos decir que las dictaduras lo son todo, y que gracias a ellas lograremos tener una bonanza económica. Lo cierto es que muy pocos regímenes dictatoriales satisfacen las premisas de la teoría de la modernización, componente clave en el desarrollo democrático de un país. Vemos entonces que la teoría de la modernización implica una transformación política y social; una innovación de los niveles de urbanidad y educación conduce a la movilización social, al cambio de actitud y a una mayor capacidad de autoexpresión de los ciudadanos para participar en actividades políticas (Krasner, 2010).
Todo esto que se acaba de mencionar son elementos que podemos encontrar en una “democracia de hecho y de derecho”, es decir, son estos los puntos que hacen de una democracia lo que es. Los regímenes totalitarios constriñen bastantes de estas características y, aunque exista evidencia que algunos de estos sobrevivieron en un ambiente próspero, lo cierto es que sin un cambio en la estructura estatal, social y cultural, la economía se convierte en un factor obsoleto para el desarrollo de la democracia como tal.
América Latina mejoró gracias a regímenes democráticos
Ahora, pasemos a hechos palpables de América Latina que contradicen a las dictaduras millonarias y a la economía como causa de la democracia. Encontramos que existen países latinoamericanos que mejoraron su desarrollo económico una vez, y sólo una vez, que adoptaron regímenes democráticos; para probarlo, tomemos el caso de Perú y Chile que a raíz de emplear una democracia plena como gobierno, sus economías se encuentran estables y en constante crecimiento.
Chile tiene la sexta economía más grande de Latinoamérica, pero tiene la economía más competitiva de la región (de acuerdo a datos del Banco Mundial y el World Economic Forum). Chile con su sistema parlamentario y la seguridad en el gobierno según el Índice de Desarrollo Económico en América Latina, elaborado por la Fundación Konrad Adenauer (2012), especifica que el país ha descendido en varios aspectos, entre ellos la calidad institucional y la eficiencia política. Un ejemplo lo encontramos la reforma política del sistema electoral binomial, el cual ha forzado la división del sistema partidario además de no ofrecer a los partidos pequeños y candidatos independientes una oportunidad real de obtener poder político. Esto nos lleva a pensar que los ciudadanos no solo quieren mejores condiciones económicas, sino también un gobierno en el que puedan depositar su confianza y estar seguros que hará lo mejor para el país.
Pero dejemos a un lado a Chile y dirijamos nuestra atención a otro país con gran crecimiento económico en América Latina: Perú. Según pronósticos del 2012 de la CEPAL, Perú debió haber experimentado un crecimiento aproximado de 6,2% en su economía, convirtiéndose en la segunda con mayor crecimiento en la región; sin embargo, Perú muestra un déficit en instrumentos de auditoría social, instrumentos que garantizan el acceso a información oportuna y adecuada sobre el Estado y sus organizaciones, con las que el ciudadano estará en mejores condiciones para conocer y evaluar el desempeño de las autoridades de su país. Entre los fallos que encuentra Caroline Gibú (2009) en su informe para la Clacso, vemos que en Perú no se ha logrado un cumplimiento pleno de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública en todos los niveles de gobierno, que existe una ausencia de información con mayores niveles de detalle, por ejemplo, del gasto público o de la implementación de los programas sociales.
Y así podemos evidenciar como la ausencia de mecanismos de participación ciudadana en el presupuesto público y mecanismos institucionalizados de relación entre las autoridades y la prensa nos dan a entender que los derechos fundamentales no se están cumpliendo de manera efectiva en el país, lo cual es un asunto grave, pues esta es la base para las democracias; todo nos lleva a pensar que solo un verdadero Estado de Derecho podría ser la fórmula efectiva para el desarrollo de los regímenes democráticos, no la bonanza económica, y podríamos establecer una “mini-teoría” que indique que mientras más desarrollo económico exista en un país, los ciudadanos se vuelven más individualistas y menos prestos a trabajar activamente y en conjunto para mejorar la calidad democrática.
La calidad institucional y la eficiencia política, permiten enfrentar relativamente algunos problemas económicos del país
Ahora, vamos a dejar atrás a los países económicamente desarrollados para dar
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