Ensayo De Derecho

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN MEXICO

JUSTIFICACION

Nuestra cultura tiene algunos mitos o falsas creencias como por ejemplo:

“Lo que ocurre dentro de una pareja es asunto privado; nadie tiene derecho a meterse”, No es un asunto privado ya que es un delito contra la libertad y seguridad de las personas, los delitos jamás son privados y mucho menos cuando las víctimas no están capacitadas para defenderse.

“Un hombre no maltrata por que sí; ella habrá hecho algo para provocarle”, Esta es una de las creencias más falsas, supone afirmar que la mujer es la responsable del comportamiento agresivo o violento de un hombre.

Otro ejemplo seria el siguiente:

“Si se tienen hijas/os se tiene que aguantar los maltratos por el bien de las niñas y niños”, Claro que no la opción más responsable para el bienestar de los hijos es alejarlos de esa situación.

Hay que hacer caso omiso a estas creencias o mitos que aun conservamos por el bien de todos nosotros es lo que debemos hacer o si bien no por nosotros pero si por nuestras generaciones futuras.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La violencia contra las mujeres es un problema grave que se ha dado en todas las sociedades del mundo. Tiene una carga cultural que el sistema patriarcal y la consideración de la subordinación de las mujeres ante los hombres, había evitado que se visibilizara. El 25 de Noviembre se conmemora el día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, lo que significa una lucha titánica en la que no hay esfuerzos que sean suficientes para lograr la erradicación de este problema.

Todos los días tenemos una relación con la televisión ya que es un medio de comunicación muy importante. La falta de opciones ha sido factor para que esta relación se vuelva en muchos sentidos toxica y degradante, sin embargo tenemos un gran poder, el de apagarla. La televisión juega un papel significativo en la vida de las mujeres, sin embargo, es reproductora de mensajes nocivos, que solo no consumiendo lo que ofrecen, podríamos exigir una televisión de mayor calidad en contenido.

Hablar de sexo con nuestros hijos es difícil cuando no tenemos una comunicación o un vínculo de confianza sólido, es importante tratar de llegar a un entendimiento y hacerlos sentir amados y comprendidos para que logren ejercer una sexualidad responsable a lo largo de su vida. La práctica sexual no tiene por qué ser una salida de escape o utilizarla para llenar vacíos.

Las y los jóvenes representamos una parte fundamental en la sociedad, que merecemos contar con información que nos ayude a desnaturalizar y prevenir la violencia, partiendo del conocimiento de las construcciones de género que nuestro mismo entorno nos impone. Es posible vivir son violencia, debemos aprender a rechazarla.

HIPOTESIS

La violencia es un tema que hoy en día vemos muy a menudo en las noticias, son muy escasos los temas que sean agradables que podamos ver en la televisión y que no estén relacionados con la violencia.

Principalmente quiero referirme a la violencia contra la mujer, la cual se manifiesta por una expresión por la desigualdad de poder que existe aún entre el hombre y la mujer, un rol constante asumido rígidamente y el contexto social que hace que la violencia contra la mujer sea algo “normal”.

La siguiente investigación refleja la crisis social ya que aquí en México el hombre se ha visualizado superior que la mujer. Los medios de comunicación se han confabulado para hacer de la mujer el blanco principal de las agresiones y no solo en nuestro país sino en el mundo.

MARCO TEORICO

1. La discriminación a las mujeres

No es un secreto que las mujeres, tanto en México como en el mundo, no cuenten con las mismas oportunidades de educación y trabajo que los hombres pesen que su contribución al desarrollo de la sociedad es enorme.

La discriminación educativa y laboral hacia las mujeres contribuye a mantener un orden social en el que la oferta de desarrollo ha favorecido al hombre. Esta situación tiende a disminuir en las nuevas generaciones. Incluso, una situación novedosa para los hombres y quizá por ello desequilibrante es que las mujeres cada día ocupan espacios que anteriormente eran ocupados sólo por los hombres. Sin embargo, aún prevalece un marco de desigualdad, contemplado tanto por las leyes laborales como por los usos y costumbres. En este sentido, la violencia hacia las mujeres no es más que el cauce natural de una ideología que aún no valora a la mujer y sigue tratando de reducirla a un objeto de explotación y maltrato.

Lo preocupante de esta situación, es que aún en muchos ámbitos este tipo de violencia se vive como algo "común". En este sentido, el malestar que los hombres y las instituciones crean a las mujeres, no sólo se observa en los delitos que hacia ellas cometen, sino además en la situación de "normalidad" en la que las califican de menos competentes y les asignan retribuciones económicas menores por las mismas actividades que realizan los hombres. Los cambios en los roles y en las expectativas sociales, tanto hacia los hombres como hacia las mujeres, representan una nueva situación que nos desborda a ambos, por lo que todos debemos reflexionar sobre los aspectos en los que tenemos que reeducarnos para coadyuvar a una convivencia equitativa, en la que las diferencias de género fundamenten el respeto, en lugar del abuso y la violencia.

La fuerza de trabajo femenina ha cambiado sustancialmente en los últimos años. La participación de mujeres entre 35 y 39 años, de las casadas o en unión libre y de mujeres con hijos ha crecido considerablemente, mientras que la de las solteras ha disminuido. También la intervención de las mujeres con educación media superior y superior se ha incrementado, lo que indica un aumento en el nivel promedio de educación formal de las mujeres que tienen un trabajo fuera de casa.

Diversidad de empleos: Si bien las mujeres ocupan una gran diversidad de empleos, en los grupos ocupacionales y en las condiciones de trabajo, en términos generales el empleo femenino tiende a concentrarse en trabajos de baja remuneración, en labores parciales y no calificadas, a domicilio y domésticas, en trabajos a tiempo parcial, interinos o por temporada, en empleos de corta duración o subcontratados, por cuenta propia en el sector informal y en general en actividades sin prestaciones sociales.

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