Ensayo Práctica profesional.

En el trascurso de mi vida he sido una persona que generalmente toma una decisión y lo hace, casi nunca realizando acciones con dudas. Todas las elecciones que he podido tomar las he basado en hechos o acontecimientos de mi vida, lo cual pienso es común en toda persona. Por cada decisión fundamental por la que he pasado ocurre un hecho que cambia mi manera de ver las cosas, esto tal vez porque me exijo y vivo en condicionamiento a mis experiencias.

Una de las etapas más complicadas que he vivido fue el momento en que tenía que elegir una carrera. Recuerdo que en la educación básica me iba bastante bien en matemáticas y mis profesores me recomendaron que estudiara en un liceo técnico con la posibilidad de egresar con un título de estas características. Contabilidad General sería el camino que me encomendaron seguir, la verdad de las cosas es que si me agradó durante un tiempo, es más, estudié en un Centro de Formación Técnica la carrera mencionada; egresé, ejercí durante más menos dos años. Las cosas no iban del todo bien dentro de mí ya que sentía que en realidad no era lo mío, desde pequeño quise ser profesor y para ese entonces solo lo veía como un sueño de niño.

Al paso del tiempo opté por seguir lo que quería realmente hacer con mi vida e ingresé a estudiar lo que me apasiona hasta el día de hoy, Pedagogía. En primera instancia mi idea era compatibilizar mis estudios anteriores con lo nuevo, por ende quería ser profesor de matemática. Esta decisión la tomé en el mismo momento en que me matriculé en mi Universidad y elegí la Pedagogía en Educación Básica porque realmente quería fundamentar mi enseñanza en el cambio que yo planeaba estampar en la sociedad, me enfoqué en la base los cuales son los niños y niñas de nuestro país.

Muchas personas me dijeron que con solo una persona era imposible hacer un cambio significativo en el país, simplemente los ignoré pensando que en realidad si puedo ser un aporte para cumplir con mi objetivo sería suficiente para mí.

Con la posibilidad de estudiar una carrera Universitaria ya adquirida, solo me bastaba dar mi mayor esfuerzo en cumplir con mi meta. Lo bueno de todo esto es que desde el principio supe que no sería para nada fácil ya que tenía un impedimento importante para ser docente, miedo o pánico escénico. Recuerdo que en las primeras disertaciones en la Universidad, en un ramo “X” siempre sudaba mucho solo de los nervios, tartamudeaba, me sentía observado e incluso pensaba las posibles críticas que mis compañeros podrían estar haciéndome, a tal punto de escucharlos dentro de mi mente.

La verdad de las cosas en que en cierto momento dude en seguir con la carrera y volver al área comercial que dicho sea de paso menos mal no opté por eso.

Mi Universidad nos da la posibilidad, en realidad nos exige, hacer práctica todos los años de carrera. Durante el segundo semestre de mmi primer año de estudios se me asignó un colegio donde solo tenía que observar en los recreos el comportamiento de niños y niñas de un curso en particular, sin intervenir directamente en aula. Sonaba fácil pero no lo fue tanto ya que uno cuando ingresa al colegio se puede dar cuenta realmente como es la realidad de la educación en nuestro país.

Recuerdo no haber visto casos realmente significativos en lo que refiere a aprendizaje de los estudiantes por razones obvias, recordemos que no podía ingresar a aula. Solo me fijé más que nada en el contexto en el cual estaba inmerso el establecimiento, era un lugar complicado de la comuna de Conchalí, en Santiago de Chile; delincuencia, drogadicción e incluso prostitución se ejercían en las cercanías del establecimiento educacional. Esto me dejó bastante sorprendido ya que jamás pensaría yo que en un colegio esté cercano a un ambiente donde se realizan este tipo de actividades.

Para mí durante este proceso pude darme cuenta de lo que muchas familias viven con sus hijos y los miedos fundamentados que se tienen respecto a las inmediaciones de los colegios de la capital. Caso contrario lo relacionado al aprendizaje de los estudiantes ya que en este primer proceso intermedio no pude evidenciar lo señalado.

Para mi segundo año de estudios ya había superado algunos de mis miedos y tenía una postura muy distinta ya que “algo” había cambiado mi vida para siempre y tuve un cambio fuerte en mi manera de ver las cosas. Afortunadamente todos estos acontecimientos jugaron a favor en mi etapa de profesionalización. Esta vez me eligieron para experimentar una práctica fuera de lo común, contexto diverso fue el nombre que se le asignó a este proceso. Junto con un amigo se nos envió a un colegio denominado “Con todo el Corazón”, no era cualquier lugar ya que estaba instalado dentro de las dependencias del hospital Luis Calvo Mackenna y atendía a niños y niñas en situación hospitalaria, generalmente con alguna patología cancerígena.

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