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Epistemologia Femenina


Enviado por   •  29 de Agosto de 2012  •  3.629 Palabras (15 Páginas)  •  563 Visitas

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Epistemología Feminista y Postmodernidad

Resumen

El presente artículo trata de ilustrar el significado e implicaciones que ha ido adquiriendo, dentro de la Orientación Postmodernista, la imagen de la mujer en nuestro tiempo, especialmente a lo largo de la segunda parte del siglo XX. Esta imagen ha adquirido una connotación epistemológica y metodológica propias que nos obligan a un rediseño de la mayoría de los proyectos de investigación en que la mujer juegue un papel determinante, ya sea como sujeto de la labor investigativa o como objeto prevalente de la misma.

Palabras Clave: Feminismo, epistemología, metodología, postmodernidad

Abstract : Feminist Epistemology and Postmodernism

The present article tries to illustrate the meaning and implications that the woman's image in our time, especially along the second part of the xx century, has acquired inside the Postmodernist Orientation. This image has obtained an especial, genuine, epistemological and methodological connotation that force us to redesign those investigation projects in which the woman plays a decisive role, either as subject of the investigative work or as prevalent object of the same one.

Key words: Feminism, epistemology, methodology, postmodernism.

1. Imagen Tradicional de la Mujer

No podemos comprender el Movimiento Feminista actual sin una mirada histórica retrospectiva. Numerosas investigaciones concuerdan en el señalamiento de una amplia gama de estereotipos sobre el género femenino y masculino. Estos estereotipos caracterizan a las mujeres como sensibles, intuitivas, incapaces de objetividad y control emocional e inclinadas a realizar y mantener relaciones personales. A los hombres, en cambio, se les considera superiores en su capacidad de racionalidad y objetividad científica, y con una dotación natural para una orientación adecuada en relación con los demás. La mujer es la explotada y el objeto de abuso, y es incapaz de explotar a los demás debido a su “natural” debilidad y altruismo, aspectos que son, a su vez, su fuerza como esposa, madre y ama de casa. Por el contrario, al hombre le resulta fácil explotar y justificar este comportamiento en nombre de una ideología política y económica.

Estas mismas diferencias y características se atribuyen a muchas minorías étnicas, y forman una configuración de sumisión, pasividad, docilidad, dependencia, falta de iniciativa, inhabilidad para actuar, para decidir y para pensar. Son, en general, cualidades y características más infantiles que de adultos y revelan inmadurez, debilidad e impotencia. Es más, si los subordinados adoptan estas características son considerados como “bien adaptados”.

Estos señalamientos ciertamente tienen con frecuencia el carácter de estereotipos; pero, cuando pensamos en la explotación y opresión a que son sometidos algunos grupos de mujeres inmigrantes, discriminadas por su raza, etnia, nivel cultural y clase social, aspectos que, en algunos países del hemisferio Norte, evocan enseguida el pasado de esclavitud a que pertenecieron sus antepasados, vemos que no carecen en absoluto de una cierta dosis de verdad.

Lo más serio y agravante que encierra este modo de pensar es que las características de raza, etnia, clase social y género de estas personas son consideradas como una desviación de la norma representada por el modelo de “varón blanco de clase media”.

2. El Movimiento Feminista

Hacia mediados del siglo xx, la participación de la mujer en el campo universitario era muy reducida. Eran pocas las carreras en que intervenían. Pero, poco a poco, fueron inscribiéndose en algunas de las carreras humanistas, luego también en otras de carácter científico y, finalmente, en todas casi por igual; es más, en varias carreras de las Humanidades, como Trabajo Social, Psicología, Sociología y otras hay un claro predominio del género femenino.

Debido a este hecho, creció el número de mujeres profesionales, mujeres profesoras, mujeres investigadoras y, con ello, una visión diferente y alternativa de muchas realidades de nuestro mundo: primero de la salud femenina (ginecología, gravidez, maternidad, atención al recién nacido, etc.), después del cuidado de los niños en general, de los enfermos y de los ancianos, y, más tarde, de la educación, el trabajo social, la psicología y otras áreas en las cuales la sensibilidad femenina juega un rol preponderante.

Esta toma de conciencia general es la base de una nueva epistemología y metodología que lentamente se ha difundido en todos los medios académicos por medio de la publicación de investigaciones, ponencias en congresos y congresos específicos sobre la orientación feminista, sus reivindicaciones y anhelos; incluso se han creado revistas especializadas como Feminist Studies, Feminist Review, Gender and Society, etc., como medios de difusión de todo el Movimiento Feminista.

La toma de conciencia ha sido entendida y promovida en el sentido original de Paulo Freire, en su obra Pedagogía del oprimido (1974), es decir, como un aprender a percibir las contradicciones sociales, políticas y económicas y a realizar acciones contra los elementos opresivos de la realidad. El logro de esta toma de conciencia exige, frecuentemente, la problematización de las situaciones conflictivas en que se vive, pues, de otra manera, quedarían solamente al nivel de una inconsciencia general.

3. Una Epistemología Feminista

Los investigadores feministas consideran al género como un principio organizador que modela las condiciones de sus vidas. Igualmente, el Movimiento Feminista, en general, puede ser visto como una extensión o provincia de la Orientación Postmoderna. En efecto, la idea central que defiende el Postmodernismo es la que sostiene que no podemos tener conocimientos generales y universales, generalizables, sobre nuestras realidades, que todos nuestros conocimientos son locales y temporales, del aquí-y-ahora, o, como lo expresa Geertz (1983, p. 4): “todo conocimiento es ineluctablemente local”, y Polanyi: “todo conocimiento es conocimiento personal”, y así titula su obra máxima: “Personal Knowledge” (1958).

En esta orientación epistemológica, se va poniendo el énfasis y se va corriendo el acento del concepto de conocimiento nomotético (universal), y su escasa posibilidad en las Ciencias Humanas, hacia el conocimiento idiográfico (particular). Los postmodernistas Lyotard, Deleuze y Baudrillard, entre otros, nos empujan en esa dirección; y lo mismo hacen Wittgenstein con los juegos del lenguaje, Foucault con

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