Filosofia

ESCUELA NORMAL SUP. Y SUP. DE COMERCIO Nº 46

“DOMINGO GUZMAN SILVA”

“TRABAJO PRÁCTICO DOMICILIARIO”

11 de julio de 2012. Santa Fe

Profesorado en Administración - Plan Nº 696/01

Filosofía

Curso: Tercer año. División: 1era.

Alumna: María Victoria García.

Profesora: M. Claudia Rodríguez.

La constitución de la razón y el pensamiento filosófico

La búsqueda de la verdad es lo que libera al ser humano. A lo largo de la historia de la humanidad, su incansable deseo por descubrirse a sí mismo y a todo lo que le rodea, ha llevado al hombre a recorrer el camino de la evolución y el progreso.

El contar con una concepción de la vida ha sido un incentivo determinante en dicha búsqueda. La necesidad de ideas claras que orienta su desarrollo y lo ayuden al progreso continuo de sus sociedades, ha hecho que el pensamiento humano trascienda e indague sin descanso por los más recónditos rincones del saber.

El fin básico de hacer un recorrido por la Filosofía tiene sus fundamentos en ayudar a encontrar y adquirir una visión construida en bases racionales sobre el sentido de la vida.

Todo lo anterior, nos lleva a rescatar algunas reflexiones interesantes. Los modos de vida, las condiciones sociales, están viviendo profundos cambios. La industria, el campo, la salud, el ajuste social y definitivamente la educación, todo se sumerge en un momento histórico cambiante y que presenta necesidades muy distintas a las de las sociedades anteriores. En este contexto de cambio y de reajuste de las relaciones interpersonales, aparece la concepción de la vida como un concepto que se ve modificado ininterrumpidamente por los estímulos de un mundo complejo.

A lo largo de la historia de la humanidad han surgido diferentes cuestionamientos filosóficos en busca de la verdad.

La búsqueda de la verdad, no la posesión de ella, es la esencia de la filosofía. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta. (La filosofía. K. Jaspers. 1949)

Antes de siglo VI a.c. nos encontramos con el mito como forma de pensamiento en la antigua Grecia. Éste puede ser definido como un conjunto de leyendas imaginativas y fantásticas que narraban el origen del universo, la situación del hombre, el final de los tiempos, etc. Era una actitud intelectual en la que se produce una personificación de las fuerzas de la naturaleza ya que eran divinizadas. Prueba de ello es que se podía llegar a algo verdadero porque lo afirmaba un mago o un poeta. No se exigía corroboración con la experiencia ni derivaciones lógicas.

Hacia el siglo VI se produce el nacimiento del pensamiento racional. Fue el momento fundacional de la ciencia de occidente. La razón naciente, el logos griego, podía dar cuenta de la realidad. Es decir, podía conocerla. Desde entonces, un discurso será considerado conocimiento si responde, fundamentalmente, a los siguientes parámetros:

• Las preposiciones no deben ser contradictorias entre sí. Tienen que acordar con los principios lógicos.

• Las afirmaciones deben derivarse lógicamente de proposiciones consistentes, o deben estar avaladas por la experiencia.

• Los enunciados deben referirse a entes empíricos o teóricos, no a entes ficticios.

La razón, tal como lo entendía el griego clásico, se autoproclamó universal y pretendió conocer lo trascendente. Platón, por ejemplo, afirmaba que las ideas son más reales que las cosas de este mundo sensible. Otra característica de la razón griega es su plenitud. La razón forma parte del cosmos, y se armoniza con los valores éticos. El sabio, además de conocer las cosas de este mundo, debía ser bueno. Posee, por lo tanto, un alma bella y valora la belleza de los cuerpos. En consecuencia, sabio, bello y bueno son conceptos que se corresponden y coinciden con la búsqueda de la verdad en esa maravillosa etapa de la constitución de la razón.

La razón medieval siguió manteniendo la capacidad de no emitir juicios contradictorios en sí mismo y accedió a cierto tipo de investigación empírica, buscando respuestas en la naturaleza. Producía ejercicios lógicos y los aplicaba a los textos de los pocos autores paganos y se nutría fundamentalmente de las Sagradas Escrituras.

La razón medieval también podía captar la esencia de las cosas pero, solo de aquellas reveladas por la palabra divina. Es decir, estaba subordinada a la fe y en consecuencia, la fe era superior a la razón.

En la modernidad, nuevas formas de relaciones de poder y nuevas formas de vínculos humanos abrieron la posibilidad de un saber diferente. Se articula otro tipo de razón: la ratio moderna.

Esta nueva razón científico-técnica sólo admite verdades claras y distintas y para acceder a las mismas se necesita método, no fe. Esta razón se divorcia de la ética y la estética ya que son temas que no le conciernen al científico.

De este modo, puede verse como no sólo el conocimiento de los fenómenos naturales se organiza de acuerdo a la razón científica, sino también a la política, a la sociedad y a la economía. Todo debe ser pensado a partir de un paradigma racional que se maneja con cierta noción de orden y de eficiencia. Desde la modernidad, la razón reside solamente en el hombre y, por lo tanto, la razón científica es objetiva. El conocimiento se separa de la fe, de la moral y de la estética. La misma sigue siendo universal y no contradictoria, pero deviene instrumental. Todo debe subordinarse a ella, incluso la naturaleza.

Las preguntas de la filosofía son fundamentales porque remiten a las cuestiones esenciales de la condición humana ya que el ser humano es el único que puede hacerse estas preguntas. Tiene la grandeza de preguntarse por la totalidad y por lo tanto cuestionar ¿Por qué hay algo? En vez de ¿Porqué no hay nada? (Martin Haidegger)

Para contestar esta pregunta, así como otras esenciales dentro del pensamiento filosófico, las ciencias elaboran teorías, es decir, explicaciones de distintos hechos o sucesos, que son puestas

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