Filosofia
Enviado por olap • 15 de Octubre de 2012 • 2.049 Palabras (9 Páginas) • 267 Visitas
Utilidad de la Filosofía
Sólo el pensamiento filosófico puede responder a la pregunta por el sentido de la vida.
Utilidad de la Filosofía
¿Para qué sirve la Filosofía?
La FILOSOFIA (amor a la sabiduría) responde al deseo de saber. El de saber es un deseo que brota naturalmente del ser humano. Aristóteles decía que el alma es deseo (orexis). No es sólo eso, desde luego. Ni todo en la vida consiste en saber. La vida es también praxis, acción. Y, como el ser humano es tanto deseo de saber como deseo de praxis, un saber que no sirva para nada no interesa nada. A algunos filósofos les gusta repetir que la Filosofía no sirve para nada, pero esto es falso, a no ser que se trate de una falsa filosofía. Todo saber sirve para mucho. Quizá no de una manera inmediata, y desde luego, no para construir puentes, levantar edificios o descubrir nuevas fuentes de energía.
La filosofía no pretende enseñar a hacer zapatos, pero es capaz de descubir el más profundo por qué es conveniente fabricar buenos zapatos. Sin filosofía no conoceríamos el "sentido" último de la fabricación de zapatos, ni de nada. Porque no es algo que se pueda "ver" u "oir" en modo alguno.
¿Para qué sirven la Historia, el Latín, el Griego, la Filosofía, la Lengua, la Literatura? Son carreras muy bonitas, pero —algunos piensan— no sirven para nada útil. No sirven para construir rascacielos ni para curar un cáncer, ni para aumentar la producción de langostas.
La cuestión es: ¿para qué necesitamos un objeto que no sea útil? Bien. ¿Qué hay, por ejemplo, en nuestra sala de estar? Objetos que sirven para algo: sillas para sentarse, mesa, ceniceros, radiadores, etcétera. Pero también encontramos cuadros, esculturas, fotografías de parientes y amigos. ¿Para qué sirven todas estas cosas? ¿Qué se puede hacer con ellas? Aparentemente nada. ¿Para qué sirven? Para decorar. Aquí nos encontramos con un valor que no es inmediatamente útil, el decoro. (Alejandro Llano).
El ser humano es un ser teórico-práctico: no se puede amputar. Para que su acción le satisfaga ha de ser fruto de una buena teoría. No hay nada más práctico que una buena teoría, es decir, una buena ciencia de porqués últimos. Ganar dinero es un porqué inmediato. Pero no es un porqué último. Por eso no podemos evitar la pregunta: ¿Por qué ganar dinero?
En definitiva, ¿por qué vivir?, ¿porqué trabajar, por qué descansar, por qué?
¿Qué es lo que pretendo?
¿Qué sentido tiene todo esto?
¿De dónde viene mi vida? ¿A dónde va mi vida?
¿A dónde puede ir?
¿A dónde debe ir, para ir bien?
¿Tiene una finalidad?
¿Qué hace un ente cómo yo en un sitio cómo éste?
Si no sé contestar satisfactoriamente a estas preguntas, aunque sepa mucha matemática, biología, medicina, paleontología, economía, etc., no me conozco, es decir, soy un desconocido para mí mismo; y no sé siquiera para qué hago todo lo que hago. Necesito saber no sólo simplemente para saber, sino saber para qué sirve el saber. ¿Qué hago, qué voy a hacer conmigo mismo, con lo que sé y lo que puedo hacer?
Sólo el pensamiento filosófico puede responder a la pregunta por el sentido del vivir.
Cuando del hombre sólo se considera la fisonomía, la bioquímica, la anatomía, la fisiología, puede parecer que no es más que un mono evolucionado. Sólo se ha visto una faceta del ser humano y no se ha considerado la que más importa: la intelectual y libre, en una palabra, la dimensión espiritual. Es famoso un científico que después de hacer la disección de un cadáver, declaró que el alma no existía, porque él no la había visto. Es una manifestación de uno de los errores más corrientes en el mundo de los científicos: pensar que sólo es real lo que ellos perciben, experimentan y comprueban. Pero el universo está lleno de cosas que los científicos no pueden percibir en sus laboratorios o bibliotecas.
Si ahora tomamos un cilindro de un metro de diámetro y un metro de alto y lo proyectamos en dos planos, uno horizontal y otro vertical, ¿qué resulta?
Si nos fijamos sólo en la proyección, podemos llegar a la conclusión de que el cilindro en realidad es un círculo, aunque también un cuadrado. ¿Es posible que un círculo sea cuadrado? No parece, pues ni siquiera la cuadratura del círculo ha sido lograda hasta la fecha.
Si nos fijamos en secciones particulares del ser humano podemos llegar a conclusiones de lo más pintorescas. Las ciencias particulares son eso "particulares", contemplan sola una o algunos segmentos del ser humano o de lo que se trate. Nos pueden decir qué tiene el ser humano desde su punto de vista (orejas, huesos, músculos, células, átomos, etc.) Pero nunca podrán decirnos qué es el ser humano.
También se ha dicho que en el conocimiento de las ciencias experimentales (que -¡cuidado!- aquí no despreciamos, al contrario, lo estimamos en todo lo que vale, ni más ni menos) sucede como en el caso del análisis de elefante según se mire sólo un fragmento de pata, de rabo, de oreja, etc. Se llegaría a la conclusión de que el elefante es una palmera, un pteridáctilo u otro ente que no tiene nada que ver con el elefante.
Para saber lo qué son las cosas y cuál es el sentido de su existencia es preciso enfocarlas desde una perspectiva que pueda alcanzar su propio ser y esencia. Lo cual podrá vislumbrarse si contemplamos las cosas —y en particular al hombre— desde todos los puntos de vista posibles.
Entonces, una vez considerados todos los fenómenos (aspectos) a nuestro alcance, podremos aproximarnos al conocimiento de su naturaleza, es decir, de su esencia. Así llegamos a conocer al hombre con animal racional, es decir, como un ser que tiene mucho en común con los animales, pero que es infinitamente más que un animal irracional.
A esta conclusión sólo puede llegar una inteligencia que no se limita a ver, a palpar y a experimentar, sino que razona sobre los datos de la experiencia (lo físico) y saca conclusiones que la física no percibe, porque se refieren a realidades meta-físicas; es decir, a realidades que son más íntimas a las cosas que sus propiedades físicas y requieren, para ser desveladas, la aplicación y ejercicio del intelecto. Esto es precisamente lo que compete a la filosofía y más concretamente
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