Filosofía Ciencia Y Religon

RELACION ENTRE: MITO, FILOSOFIA, RELICION Y CIENCIA

El ser humano desde siempre ha tenido curiosidad por saberlo y conocerlo todo, de explicar la realidad y de encontrar un sentido a su existencia... Y cuando no ha dispuesto de los medios apropiados para poder dar una respuesta racional a las interrogantes planteadas, ha recurrido a su imaginación y se ha inventado mitos, religiones y todo tipo de fantasías, que, si bien no son interpretaciones correctas de la realidad, por lo menos sirvieron de consuelo en una determinada época... Los mitos jugaron, en los primeros tiempos de la Humanidad, un papel semejante al que desempeñan los cuentos en la infancia de las personas: constituyen más un consuelo afectivo que una explicación racional de la Realidad. Bien mirado, la evolución de la Humanidad en su conjunto, es parecida al desarrollo individual de una persona: ...cuando se es un niño, uno hace muchas preguntas, quiere saberlo todo, pero para comprender la mayoría de las cuestiones no se tiene aún la madurez suficiente. Por eso, los mayores suelen disfrazar sus respuestas con elementos más o menos fantasiosos -le echan mucho “cuento” a la cosa-. Y es curioso que, cuanto más increíble sea el cuento, más nos gusta, y exigimos una y otra vez que nos lo vuelvan a contar, y somos felices, pues las respuestas imaginarias disfrazadas de verdades nos colman plenamente -a unos más que a otros, claro-... Pero, a medida que vamos creciendo y madurando, ya no nos tragamos tan fácilmente todo lo que nos cuentan, exigimos pruebas, demostraciones objetivas; en suma, queremos explicaciones racionales y no mitos.Ese cambio de mentalidad supone un trastorno traumático para muchas personas, pues la verdadera realidad suele ser menos atractiva que la que nos pintaron cuando éramos pequeños. Y es curioso, nuevamente, que nos colme y nos satisfaga más la fantasía del mito que la verdad racional -¡qué desilusión!- .Es así como algunas personas prefieren seguir siendo como niños toda la vida y juegan a creérselo todo... Otros, en cambio, se enfrentan a la Realidad con el instrumento de la razón y, pasito a paso, van desentrañando todos sus misterios. Pues bien, también la Humanidad tuvo su infancia, y en ella se fraguaron todo tipo de “cuentos” para tratar de dar respuestas a todas las interrogantes e inquietudes... Tanto los mitos como las religiones contribuyeron eficazmente a esta labor, llevando el consuelo y la satisfacción a muchas personas... Pero, el gran desarrollo de las ciencias, nos ha abierto los ojos y nos ha despertado del largo sueño mítico. La Ciencia nos ha hecho comprender que los antiguos vivían, mentalmente, en un mundo mágico, “muy bonito”, “muy atractivo”, pero falso... Con todo, la Ciencia aún no tiene respuestas para todas las interrogantes que nos angustian, y la vida es corta, y los débiles necesitan algo seguro a que aferrarse. Por eso, todavía hoy son muchos los que prefieren seguir creyendo en mitos... Hay que ser muy fuerte para abandonar la seguridad que te ofrece el hogar de la religión y lanzarse sólo por los caminos de la Ciencia. Lo cual no implica, de ningún modo, que ser científico sea sinónimo de ser ateo; muchos científicos son verdaderos creyentes, lo que pasa es que no aceptan, así sin más, todo lo que las religiones dicen: piensan que las explicaciones religiosas -así como las míticas- jugaron su papel en la infancia de la Humanidad, pero que en nuestros días el ser humano ha madurado y exige otro tipo de respuestas a sus interrogantes; respuestas que sólo puede proporcionar la Ciencia... Pero, que quede claro, la Ciencia no tiene por qué contradecir esencialmente a la Religión... En todas las ciencias hay unas interrogantes últimas para las que, de momento, no hay respuesta y que dejan una puerta abierta a la idea de Dios .

La ciencia comprueba con experimentos lo que la religión asevera sin fundamento.

Ciencia y religión parecen haber sido siempre dos polos opuestos difíciles de reconciliar.

Desde el punto de vista filosófico, una creencia es el asentimiento consciente a una idea o realidad sin necesidad

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