Hegel: la comprensión del Absoluto como sujeto o devenir de sí
Enviado por rules09 • 13 de Enero de 2012 • Tesis • 1.312 Palabras (6 Páginas) • 878 Visitas
Hegel: la comprensión del Absoluto como sujeto o devenir de sí.
Álvaro Enríquez Espejel.
Es la negatividad la única vía que puede mostrar el camino a lo absoluto.
Edgar Rodriguez, En Busca del Absoluto.
Introducción
El conocimiento puede, haciendo su crítica, establecer sus límites y posibilidades de acuerdo al alcance subjetivo (Kant) o a su dependencia de un todo paradigmático (piénsese por ejemplo en Kuhn). En el primer caso tenemos que la verdad (subjetiva en el sentido trascendental, es decir, en referencia a todo sujeto racional en cada caso), entendida como la adecuación entre el concepto y su objeto, es posible gracias a que la condición de todo objeto es la condición de la experiencia en general (por lo demás, finita); la verdad es aquí subjetiva más no relativa pues, en efecto, la posibilidad de la ciencia en general es la posibilidad del juicio sintético a priori (necesario y universal). En el segundo caso la verdad es relativa al paradigma (que según Kuhn es inconmensurable con otro).
En ambos casos el ser tal como sea en sí se encuentra trágicamente perdido: «Permanece para nosotros absolutamente desconocido qué sean los objetos en sí, independientemente de toda receptividad de nuestra sensibilidad.» El Absoluto, la verdad, ante la crítica kantiana es, según las posibilidades del sujeto, inalcanzable. Esta cosa en sí, esta no-representación tiene, pues, una existencia negativa. En efecto, ni las intuiciones de la sensibilidad, ni las categorías del entendimiento pueden dar cuenta de aquello incondicionado (independiente de la subjetividad) o Absoluto. Así, como un epitafio a la Razón , Kant comienza su Crítica:
La razón humana tiene el destino singular, en uno de sus campos de conocimiento, de hallarse acosada por cuestiones que no puede rechazar por ser planteadas por la misma naturaleza de la razón [Dios, la libertad, y el alma], pero a las que tampoco puede responder por sobrepasar todas sus facultades.
Hegel, por el contrario, postulará que el absoluto sólo es tal por que es, también, sujeto, devenir de sí, o reflexión sobre sí (y no sólo sustancia allende la subjetividad). Sujeto «sin el cual el espíritu absoluto sería la soledad sin vida; solamente del cáliz de este reino de los espíritus reboza para él [el espíritu absoluto] su infinitud.»
La tarea que Hegel plantea es, pues, la de concebir a lo Absoluto como sujeto, el presupuesto metafísico de la finalidad del conocimiento: la identidad entre sujeto y objeto, de concepto y ser, del contenido y del sí mismo. Esta tesis es la que pretendo desarrollar aquí.
La ley mosaico-kantiana.
Kant, que había reducido a la razón a su uso regulativo, hacía con ello énfasis en la finitud del conocimiento: la síntesis entre entendimiento y sensibilidad (o categoría y fenómeno) como la única válida. Este sujeto finito, que no podía ser parte del mundo fenoménico sino su condición de posibilidad (no tanto de su existencia cuanto sí de su aparecer), sólo alcanzaba su “reconciliación” con el absoluto (o con la razón) por vía negativa en el fenómeno de lo sublime, en donde la cosa en sí se hace patente por su explícita ausencia.
En contraposición con lo Bello, la forma finita sobre la que se pone en relación el libre juego de imaginación y entendimiento, lo Sublime es la ausencia de forma en el sentido de ilimitación, «[l]o Sublime es por lo tanto la paradoja de un objeto que, en el campo mismo de la representación, proporciona un punto de vista, de un modo negativo, de la dimensión de lo que es irrepresentable» ; con lo que Kant relaciona, entonces, el fenómeno sublime no ya con el entendimiento y su concepto, sino con la Razón (facultad de lo ilimitado) y la Idea: «la brecha entre fenómeno y Cosa-en-sí, es abolida de manera negativa, porque en él, la incapacidad misma del fenómeno para representar la Cosa adecuadamente
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