LA BREVEDAD DE LA VIDA

Mariana Herrera Hoyos

LA BREVEDAD DE LA VIDA

Los hombres se quejan por tener una vida corta, pero según Séneca no es corta, es desaprovechada. Se pierde mucho tiempo en cosas no importantes, por esto, para quienes saben usarla es larga. Según Séneca, la naturaleza es generosa con la vida, y son los humanos quienes la llenan de tareas superficiales y se limitan de disfrutarla completamente. Los acosan vicios, ambiciones, egoísmo y arrogancia. Las personas protegen más su patrimonio y dinero, prefieren perder el tiempo antes que estos, cuando es lo que deberían proteger. Se gastan la vida en los otros, y poco tiempo en sí mismos porque aunque son frágiles, creen que vivirán siempre. Anhelan pero también temen. Los hombres poderosos anhelan tiempo libre más que sus fortunas, tal es el caso de Augusto; se consideran medio prisioneros aunque gocen de libertad entera, como Cicerón; y se quejan de su vida pero siempre vuelven a lo acostumbrado como Livio. Los hombres malviven y los que siempre están preocupados por vivir no son capaces de aprender ni practicar nada más, aunque en la vida siempre se deba estar aprendiendo a vivir y a morir. Los sabios dedican toda su vida aprendiendo a vivir, si muchos no lo logran, menos lo harán aquellos que siempre están ocupados.

Unos piden tiempo, como si fuera nada, y otros se lo dan. Las personas aprecian las pensiones y subsidios pero el tiempo solo lo valoran cuando están cerca a la muerte. Damos tiempo a los demás sin darnos cuenta que nos resta a nosotros. Siempre se piensa sobre la vida en el futuro sin darse cuenta del hoy perdido. Es un viaje continuo y acelerado; para Séneca, la vida de los atareados es muy corta. Divide la vida en tres momentos: el que ha sido, el que es y el que será; el primero es seguro, el segundo es corto y el tercero es dudoso. A los atareados no les queda tiempo de volver al pasado a examinar sus días, mientras que los sabios recorren todo su camino de vida. Entre más anhelen vivir largo tiempo, más corto este será. Cuando una persona es recordada de su mortalidad, siente que la están arrancando de la vida y se da cuenta que todos sus esfuerzos han sido en vano. Séneca aclara que los atareados no son solamente aquellas personas con cien ocupaciones, también lo son los holgazanes y aquellos que llevan una vida ociosa; lo llama una “ocupada desidia”.

Las personas tienen afán de aprender cosas superficiales y Séneca lo demuestra con varios ejemplos. Los verdaderamente desocupados son aquellos que dedican su tiempo a la sabiduría, son los únicos que viven. Los sabios alargan y enriquecen la vida, siempre querrán enseñar a los demás, y son a ellos a quien deben acercarse todas las personas donde serán proporcionados con un camino hacia la eternidad para así extender la mortalidad. Quienes están a la espera de que suceda todo lo que desean, están perdiendo el tiempo, se ocupan en hacer nada. Las alegrías no duran para siempre, nunca se está satisfecho y siempre se necesita una segunda felicidad. Aquellos que tienen poder y bienes cuidan tanto de esto que no se dan cuenta del tiempo que no regresará jamás.

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