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LA CONFIANZA EN LAS RELACIONES PEDAGOGICAS


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  3.474 Palabras (14 Páginas)  •  712 Visitas

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LA CONFIANZA EN LAS RELACIONES PEDAGOGICAS

Laurence Cornu

“Nous n´appartenons à personne sinon au point d´or de cette lampe inconnue de nous, inaccesible à nous qui tient éveillés le courage et le silence”

René Char

En primer lugar desearía agradecer a los organizadores: Graciela, Marga y Daniel por su invitación y también a la Embajada de Francia.

Desearía también felicitarlos por la iniciativa de este Seminario, por la calidad de sus expositores y de sus participantes.

En el Seminario se ha puesto de manifiesto tanto la confianza entre ustedes, la confianza en el pensamiento y la comunicación de las ideas, como la confianza en la posibilidad de la acción.

Algunos de los temas que yo voy a abordar en mi presentación ya han sido mencionados, casi todo fue dicho.

En el marco de una clase, cuál es el lugar, la razón de ser, cuáles son las modalidades y las consecuencias de la confianza. Las preguntas y los temas que se abren son muy vastas.

La cuestión central podría decirse así: ¿por qué la confianza?, ¿porqué el hecho de tener confianza es indispensable, incluso vital en este espacio y en este tiempo: el de la clase?

Voy a proponer en primer lugar una definición con una perspectiva, y a continuación algunos puntos para reflexionar.

La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. (Esta es una expresión de Gorerg Simmel a la que voy a volver a referirme luego) Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no-control del otro y del tiempo.

En el interior de la escuela, en el interior de la clase e incluso en el interior mismo de la relación pedagógica, la confianza me parece constitutiva de esta relación.

La confianza no caracteriza solamente la manera a través de la cual el alumno se remite, se vincula al adulto, sino también a aquella en la que el adulto se dirige al niño. Se trata de considerar y comprender este doble aspecto de la confianza. Esto que está en el interior de la escuela, en el interior de la relación adquiere sentido en una perspectiva emancipadora ligada a la finalidad de la educación en la democracia.

La confianza se presenta habitualmente como una categoría ética, que se puede estudiar en relación con la promesa, la fidelidad o la amistad. Pero es en una perspectiva política, democrática, que la confianza adquiere su importancia. La democracia consiste en “hacer confianza”, que tiene un sentido que “tener confianza no da” a los ciudadanos para que puedan ser jueces y actores de las decisiones que les conciernen. En una educación que apunta a hacer ciudadanos debe estar particularmente atenta a la importancia de esta cuestión de la confianza en la educación.

Quisiera abordar brevemente dos objeciones que pueden hacerse a la teoría de la confianza.

Cuando uno afirma que la confianza es decisiva se choca con una objeción simple o realista: la de la desconfianza. Que tiene una fuerza temible, se propaga muy rápidamente y siempre se tiene razón cuando se dice que la desconfianza es fuerte. Esto se verifica particularmente en dos dominios: la política y la educación.

Sostener que lo primero es la desconfianza es sostener, por ejemplo que el hombre es un lobo para el hombre, que la violencia es originaria y la conclusión política que se deduce de esto es la necesidad de un Estado fuerte, de un orden que se justifica, según se cree, por un adosamiento de la violencia a la naturaleza del hombre Si la naturaleza humana es violenta, entonces la educación por su parte es pensada como una disciplina en el sentido que debe disciplinarse al niño porque no se puede tener confianza en su naturaleza que es salvaje y algo de lo que hay que cuidarse.

Es contra esta doble afirmación que Rousseau escribió el “Contrato Social” y “Emile”: por un lado para justificar un Estado que apuntaba más a la libertad que la única seguridad, contra el “Leviatan” de Hobbes, y para decir por otro lado lo que la educación podría ser si uno confiara en la hipótesis de la bondad natural del hombre.

Claudia Hilb mostró la dificultad de la herencia del iluminismo, Rousseau incluso el mismo había dicho es necesario elegir: o hacemos un hombre, o hacemos un ciudadano. Una educación “natural” parece imposible tal como está la sociedad.

Por otra parte la teoría de la bondad natural del hombre podría parecer sospechosa, ingenua.

Estas son un conjunto de objeciones por una parte.

Si se considera la confianza desde otra perspectiva, ella presenta otras debilidades: su ingenuidad, su falta de método (Uno podría decir que el método científico está hecho de desconfianza. La racionalidad debe estar construida de desconfianzas y es verdad uno piensa que contra lo que se lucha es contra la credulidad).

Por otra parte la confianza es ilógica, se encuentra posicionada en un circulo vicioso: uno es “confiante” porque uno tiene confianza. No tiene razón la confianza. Ella puede ser absoluta, imprudente y muy curiosamente las pruebas de la confianza vienen después. Si uno busca las pruebas para tener confianza es justamente porque no se tiene. El hecho de que uno tenga razón de tener confianza viene siempre luego.

Para ir mas allá de las objeciones que acabo de puntuar, quisiera tomar varios puntos: primero demostrar que la confianza tiene un poder distinto que el de la desconfianza, uno sabe que la desconfianza tiene efectos poderosos y lo que se trata de demostrar que la confianza también los tiene.

La confianza es, en primer lugar, cotidiana, no podríamos sobrevivir si no tuviéramos permanentemente confianza, aunque más no sea en aquellos que nos rodean. La familiaridad no alcanza para definir la confianza, la confianza que nos interesa aquí es aquella que hace acto, que está presente, que se constata, no solamente la costumbre (uno sabe como van a responder los próximos) sino el hecho de tomar un riesgo cuando hay algo que se presenta como desconocido, en particular “alguien”. Es estudiando esto que Simmel, ha mostrado que la confianza se producía, sobre todo en las sociedades modernas, cuando hay algo del orden desconocido en el futuro, es decir cuando no estamos en la continuación de un pasado tradicional. Cuando una sociedad se da a sí misma un futuro, cuando los miembros de esa sociedad se ven obligados a entrar en relación con otros miembros mas alejados, es absolutamente imprescindible recurrir a la confianza Porque no se puede conocer enteramente a aquellos o aquello con lo que uno tendrá que vérselas.

Para Simmel la confianza establece un modo de sociabilidad,

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