LAS MUJERES MIRAN LAS ESTRELLAS
Enviado por michaeljhona • 26 de Junio de 2014 • Síntesis • 1.298 Palabras (6 Páginas) • 490 Visitas
LAS MUJERES MIRAN LAS ESTRELLAS Juan Gual, dado a la historia como a una querida, ha sufrido que ella le arranque los pelos y le arañe la cara. Los historiadores, los literatos, los futbolistas, ¡psh!, todos son maniáticos, y el maniático es hombre muerto. Van por una línea, haciendo equilibrios como el que va sobre la cuerda, y se aprisionan al aire con el quitasol de la razón. Sólo los locos exprimen hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales. Los historiadores son ciegos que tactean; los literatos dicen que sienten; los fubtolistas son policéfalos, guiados por los cuádriceps, gemelos y soleus. El historiador Juan Gual. Del gran trapecio de la frente le cuelgan la pirámide de la nariz y el gesto triangular de la boca, comprendido en el cuadrilátero de la barbilla. Mide 1 m. 63 ctms. y pesa 120 lbs. Este es un dato más interesante que el que podría dar un novelista. María Augusta, abandonando el tibio baño, secóse cuidadosamente con una amplia y suave toalla y colocóse luego la fina camisa de batista, no sin antes haberse recreado, con delectación morbosa, en la contemplación de sus redondas y voluptuosas formas. Juan Gual, sorbiendo el rapé de los papeles viejos, descifra lentamente la pálida escritura antigua. “Sor. Capitán Gral.: Enterado de que los Abitantes del pequeño Pueblo de Callayruc...” El Copista, después de un momento contesta: “...de Callayruc” “estavan mal impresionados con especies que su rusticidad...” “...que su rusticidad” Bueno, ¿y qué le importan al señor Gual los habitantes del pequeño pueblo de Callayruc? Lo que a mí el mismo señor Gual. El cuentista es otro maniático. Todos somos maniáticos; los que no, son animales raros. Hay que salir y gozar del buen tiempo: gargarismos musicales de los canarios; sombras de las figuras geométricas de Picasso que ensamblan en los cuerpos como una vida en otra vida; muchacha estilo Chagall, que se escarba las narices con el índice. 38 CENTENARIO 1906-2006 Pero el hombre de estudio no ve estas cosas: o permanece escarbando en las narices del tiempo la porquería de una fecha o hilvanando la inutilidad de una imagen, o abusando inconsideradamente de los sistemas inductivo y deductivo. ¿Y el copista? ¡Ah! El copista, un mozalbete barbilindo: 20 años, 1 m. 80 ctms. y 140 lbs. Le echaron a perder con el nombre de Temístocles. Ciertas mujeres del señor Wilde no le habrían amado nunca. A más de historiador el señor Gual prepara delicioso pescado frito. Este pecadillo epicureísta no es extraño. Conozco un ingeniero que guisa admirablemente arroz a la valenciana y un santo sacerdote especialista en el aderezo de legumbres. “no podía desechar, y siendo casi todos soldados...” “todos soldados” De improviso la puerta deja entrar una ancha lanzada de luz. Las caras se alzan de los papeles. -¿Quién es? ¿Qué es? Temístocles se pone colorado. -Entre, señora. El señor Gual endereza su pequeño cuerpo y va a besar en la frente a su mujer. Esta mujer, clavando una mirada oblicua en Temístocles, hace de su boca un paréntesis. Tres datos: el historiador tiene 45 años; la señora del historiador, 23; el historiador se porta un poquito flojo. “de los que desertaron, cuando me destiné yo...” “...destiné yo” El señor Gual se recela de besar en la boca a su señora delante del Secretario. Los reconstituyentes no producen efecto. Tiene que estarse, el pobre, mansamente esperando horas de horas que la potencia sea mayor que la resistencia. Parece que la historia tiene ese defectillo como efecto. ¡Vaya con el hombre! Si al menos fuera más inocente para enviarle en busca de Los mariscos del señor Chabre... Todo lo que es más doloroso que mil poemas a la amada muerta y más artístico que las primaveras que ha visto un hombre. ¡Que
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