La Condición Posmoderna

La condición posmoderna.

El autor comienza planteando la hipótesis de que ya, a fines de los años cincuenta, el saber cambia de estatuto, al mismo tiempo en que las culturas entran en la posmodernidad, y las sociedades en la edad postindustrial. Este saber científico se representa como una clase de discurso, el cual tiene el fundamental apoyo del lenguaje, ejemplificando problematizaciones relacionadas con las ciencias y el lenguaje, fonología y teorías lingüísticas, memorización y los bancos de datos, problemas de comunicación y al cibernética, o las algebras y la informática.

Las transformaciones tecnológicas tienen gran incidencia en el saber, afectándolo en sus dos principales funciones, la investigación y la transmisión de elementos. Un ejemplo dado por el autor es el de la genética y su apoyo teórico en la cibernética para su investigación, y en cuanto a la transmisión de estos elementos se tiene claro que al comercializar los aparatos se modifican las operaciones de clasificación, adquisición y posibilidad de llegar a los conocimientos. Otra conjetura que se plantea en torno a esta misma idea es que multiplicación de las maquinas afecta la circulación de los conocimientos, como primero lo hizo la circulación de hombres con el transporte y luego los sonidos y las imágenes (media).

Con este proceso la naturaleza del saber no queda intacta, no pudiéndose convertir en operativa a menos que el conocimiento pueda ser traducido en cantidad de información, y ante esto los productores de saber tanto como los utilizadores deberá poseer los medios de traducir esos lenguajes. Con el avance de la hegemonía informática se exterioriza el saber con respecto al sabiente, quedando en desuso cada vez más la idea de que el antiguo principio de adquisición del saber es indisociable de la formación del espíritu e incluso de la persona, asemejándose la relación de los proveedores de saber con los usuarios que consumen una mercancía, concibiendo el saber como algo hecho para ser vendido y consumido para ser valorado en una nueva producción y ser cambiado, entonces deja de ser el mismos y pierde su valor de uso.

El saber se ha convertido en la principal fuerza de producción de los países desarrollados, modificando la composición de las poblaciones activas, haciendo pensar que la separación entre países desarrollados y en vías de desarrollo no dejara de aumentar. El saber es una mercancía internacional indispensable para la potencia productiva y no es impensable que luego se peleen por dominar las informaciones, abriendo un campo para las estrategias industriales, comerciales y políticas. El estado comenzara a aparecer como un factor de opacidad y ruido para una política de transparencia comunicacional, a la par con la mercantilización de los saberes. La trasformación de la naturaleza del saber podrá, por tanto, tener poder sobre los poderes públicos, en lugar de que

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