La Hermeneutica De Nietzsche
Enviado por Antropo • 27 de Mayo de 2012 • 2.693 Palabras (11 Páginas) • 1.201 Visitas
Desde los inicios del hombre en la tierra, el ser humano ha buscado diversos medios por los cuales comunicarse. Para esto el hombre utilizó diferentes medios: Los primeros seres humanos habitantes que habitaron la tierra se comunicaban a través de gestos y articulaciones por medio de lo auditivo (los Tambores); a través de la vista (Señales de Humo); por medio del arte, dejando plasmada su vida cotidiana en las rocas y murallas de las cavernas que habitaban, como las pinturas rupestres de Altamira (España) y de Lascaux (Francia). Luego de millones de años, el ser humano comenzaría a utilizar la palabra, naciendo así la comunicación escrita, a través de la cual quiere dar vigencia a sus pensamientos y expresiones.
Otro punto importante en el origen del lenguaje es la cuestión fisiológica. El ser humano es el único ser entre las especies existentes que tiene la capacidad de poder articular las palabras y expresarlas al tiempo que se generan mentalmente. Con la escritura y el lenguaje en sí, el hombre encuentra la posibilidad de comunicar una infinidad de situaciones de hecho y procesarla para recrear los fenómenos en la mente.
El acto de la Interpretación, del desentrañar el sentido y comunicarlo a otros sujetos, es lo que se conoce como “Hermenéutica”. La hermenéutica se aboca “Estudio de la interpretación y el entendimiento de las obras humanas. El lenguaje y el fenómeno de la comunicación estarán en el centro de su preocupación” (Echeverría, 1997, p.195). Por lo tanto tiene relación con la comprensión del hombre como descifrador de las creaciones humanas.
A continuación se buscará identificar las claves del conocimiento hermenéutico y la crítica que hace el filósofo Alemán Friedrich Nietzsche en su texto “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, escrito en el que ofrece una tesis elaborada de cómo conceptualizamos el mundo y de cómo el mundo depende de nuestras categorías y conceptos. Si se quiere, de cómo tenemos un mundo.
“En algún apartado rincón del universo, desperdigado en innumerables sistemas solares centelleantes, hubo una vez un astro en el que animales astutos inventaron el conocer (…)” (Nietzsche, 1973, p.3) Es así como el filósofo comienza a escribir el texto donde describe un mundo, el nuestro, en el que sus habitantes, los seres humanos, inventaron un día el conocimiento.
“(… )Alguien podría inventar una fábula como ésta y, sin embargo, no habría ilustrado suficientemente cuan lamentable, cuan sombrío y caduco, cuan inútil y arbitrario es el aspecto que tiene el intelecto humano dentro de la naturaleza (…)” (Nietzsche, 1873, p.3) Nietzsche nos hará ver mediante esta narración que la creencia en la verdad y en el carácter originario o primitivo del conocimiento es falsa: un simple mecanismo para hacernos creer que somos el núcleo, el foco de la creación.
El conocimiento depende del lenguaje, y éste es una creación humana. Nietzsche plantea que cualquiera que construyera uno, dando el ejemplo de que hasta un simple mosquito, creería poseer la perfección del conocer y que el filósofo es el más orgulloso de todos los hombres, pues es quien cree con más afán en esta “utopía” o ficción.
Nietzsche va a mantener a lo largo de su escrito que: la verdad no existe, no es más que una ficción; el conocimiento es en realidad un error motivado por el orgullo humano, una falacia de un intelecto que se cree superior; consecuentemente, la historia de la filosofía es la historia de ese error.
“El intelecto, como un medio para la conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas capitales en la ficción; pues ésta es el medio por el cual se conservan los individuos más débiles y menos robustos (…)” (Nietzsche, 1873, p.3) El conocimiento junto a la filosofía son las invenciones que protegen al hombre, la especie más débil precisamente por necesitar de ellas, según lo planteado por Nietzsche. Pero la forma de este conocimiento y el lenguaje no son más que descripciones “superficiales” que se originan de las impresiones sensibles o estímulos externos. La naturaleza no nos impacta originariamente con palabras, sino con múltiples sensaciones. Nietzsche habla del hombre como un ser débil y desorientado en la naturaleza. La naturaleza es cambiante, y en cambio, el hombre desea verlo todo estructurado para su propia salud mental. Ante esta ofuscación, utiliza el intelecto, que según Nietzsche éste no es más que el arte del hombre de fingir.
Nietzsche contrapone la afirmación de la superioridad de lo biológico y lo sensorial sobre lo lógico y lo intelectual al racionalismo propio del pensamiento occidental de Platón. Si fuéramos capaces de vernos por un momento así, como simples seres vivos, y no como orgullosos creadores de conceptos, nos daríamos cuenta de que, en realidad, no sabemos nada sobre nosotros mismos. De hecho, ni siquiera conocemos nuestro propio cuerpo y sus reacciones. Adicionalmente, Nietzsche utiliza como ejemplos de que vivimos constantemente dentro de ficciones los vicios y mentiras propios de nuestro comportamiento social.
Nietzsche plantea que el hombre, por necesidad busca preservarse frente a los demás, “(…) Ya que el hombre quiere existir, a la vez por necesidad y por aburrimiento, de una forma social y gregaria, necesita un tratado de paz y, conforme a ello, procura que desaparezca de su mundo al menos el más brutal (…)” (Nietzsche, 1873, p.4) introduce abiertamente la cuestión sobre el lenguaje, el cual es una invención, cuyo objeto es proteger a los hombres unos de otros, para así evitar la guerra de todos contra todos que establecería el estado de naturaleza inherente a los hombres, por lo tanto, anterior a toda forma social.
Considera el lenguaje como un pacto, al que agrega el calificativo de gregario. El pacto gregario nos hace obedecer convenciones que impone el propio lenguaje a la realidad: básicamente, la distinción entre lo verdadero y lo falso, en sentido extramoral, y entre el bueno, en sentido moral. De que las sociedades hayan hecho prevalecer la verdad sobre la mentira se deriva nuestra seguridad en que actuamos correctamente cuando no mentimos, por lo tanto, de que una sociedad así construida conservaría la especie. En esta visión convencionalista del lenguaje y la verdad se encierra la idea de que ambos conceptos señalan límites que permiten excluir.
Nietzsche se cuestiona “(…)¿qué sucede con esas convenciones del lenguaje? ¿Son, quizá, productos del conocimiento, del sentido
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