La Importancia De La Formación Ética Dentro De Los Procesos De Enseñanza-aprendizaje
Enviado por marsego • 16 de Junio de 2013 • 1.419 Palabras (6 Páginas) • 712 Visitas
LA IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN ÉTICA DENTRO DE LOS
PROCESOS DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Desde tiempos muy remotos el hombre ha vivido en grupos que le dieron protección y le permitieron subsistir. En la actualidad la sociedad en que vivimos se ha hecho muy compleja y ha sido testigo de muchos acontecimientos. Algunos de éstos sucesos como los grandes descubrimientos científicos y avances tecnológicos, han mejorado la calidad de vida de las personas; otros en cambio han ido en deterioro del medio ambiente y de las relaciones humanas, perdiéndose en el tiempo el buen trato, la tolerancia, el respeto, entre otros valores, es decir, la moral de las personas ha ido transformándose al igual que su comportamiento ético.
Desde ésta perspectiva de un mundo cambiante, se hizo necesario poner una especial atención en la educación moral y ética de nuestros niños y jóvenes.
La escuela retomó su papel formador de valores cívicos y éticos y en la educación secundaria se reforma el plan y los programas de estudio en 1992, apareciendo la asignatura de Civismo, que tenía como fin la educación valoral de los adolescentes. En 1999 dicha asignatura con una reforma en su programa, pasa a ser la asignatura de Formación Cívica y Ética vigente hasta la actualidad, donde se pretende dar a los alumnos conocimientos, desarrollo de procedimientos, habilidades y capacidades, y además de lo anterior, darles una educación valoral, moral y ética para que de esta manera los alumnos tengan un desarrollo más integral y estén preparados para decidir de manera autónoma en base a un conocimiento científico en un marco moral y ético. (SEP, 2011)
La formación cívica y ética se ha planteado como un espacio en donde se puede hacer frente a diversos problemas que afectan nuestra sociedad, fundamentalmente por medio de la promoción de formas de convivencia que se orienten a fomentar conductas pro-sociales de colaboración y ayuda. Así como la disminución de aquellas que dañan a la comunidad escolar y a la sociedad.
Latapí (2002) señala que la formación cívica y ética debe, por un lado, promover en los jóvenes la identificación y el análisis de condiciones favorables para el desarrollo humano en sociedades complejas, heterogéneas y multiculturales, mediante el conocimiento, el ejercicio y la defensa de los derechos, la participación activa y responsable en los colectivos de los que forma parte el individuo, y la formulación argumentada de juicios y posturas ante asuntos públicos. Por otra parte enfatiza el autor, la formación cívica y ética debe obtener el desarrollo de las grandes capacidades: 1) el juicio moral, 2) la sensibilidad afectiva a los aspectos morales y 3) la autorregulación de los propios comportamientos. En este sentido cobra vital importancia el papel del maestro de secundaria en la educación moral y ética de los adolescentes que se atienden en este nivel.
Pensando en el actual papel del maestro se retoman las ideas de J. Wilson (1964), el cual nos dice “que la indoctrinación es mala y la educación es buena, y que la diferencia entre ambas no podría residir en el método sino en el contenido”. De acuerdo a lo que dice Wilson, se puede usar un método no racional con los niños, ya que estos no están con la capacidad de razonar y, cuidando el contenido que se quiere trasmitir se puede llegar a ellos sin estar indoctrinándolos.
Con los adolescentes cuidando el contenido que se les va a trasmitir, el método puede cambiar, puede utilizarse un método racional donde se lleva a cabo la argumentación. Según Wilson (1964) “el contenido será educativo si consiste en modelos de conducta y en sentimientos que cualquier persona sana y sensata consideraría agradables y necesarios”.
Hare (1998) nos aporta algunas otras ideas para entender la diferencia entre un maestro “indoctrinador” y un maestro “educador”, según este autor el primero de ellos “pretende trasmitir unos contenidos morales con el objetivo del que el niño los incorpore y ya no desee estar abierto a otros contenidos posibles; pretende en definitiva darle ya las respuestas y evitar que siga pensando: encerrarle en su propio universo moral para que no se abra a otros horizontes”; el segundo “por el contrario se propone como meta que el niño piense moralmente por sí mismo cuando su desarrollo lo permita, que se abra a contenidos nuevos y decida desde su autonomía que quiere elegir” .
La diferencia según este autor entre indoctrinar y educar
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