La República De Platón
Enviado por walad • 11 de Octubre de 2013 • 2.746 Palabras (11 Páginas) • 357 Visitas
La República de Platón
Durante un diálogo con Sócrates, el anciano Céfalo dice al ser cuestionado por el filósofo que para él, la vejez es un estado de reposo y libertad con respecto de los sentidos ya que asegura que la violencia y la pasión de apaciguan relajando y menguando el fuego, viéndose libre de una multitud de tiranos que evitan atentan contra la tranquilidad del ser. Con cordura y buen humor, la vejez es soportable. Las riquezas son una gran ayuda porque a ellas se debe en gran parte el no haberse expuesto a hacer daño a terceros.
Polemarco prosigue en el diálogo con Sócrates al tomar el lugar de Céfalo en la conversación que se centra ahora en el tema de la justicia. Para Polemarco, la justicia es dar a cada uno lo que se le debe, lo que a cada uno le conviene. Hacer bien a los amigos y mal a los enemigos. Sócrates declara que el amigo es el hombre de bien y el verdadero enemigo es el hombre malo. Pero a los hombres a los que se causa mal se hacen más injustos, luego no es propio del hombre justo el hacer daño ni a su amigo, ni a nadie. Del hombre bueno no puede venir el daño porque no está en su naturaleza.
Tasímaco dice que la justicia es lo que es provechoso al más fuerte. En cada Estado, la justicia no es más que la conveniencia de quien tenga la autoridad y el poder en sus manos, del más fuerte. El que gobierna no engaña, lo que ordena es siempre lo mejor para sí mismo.
La postura de Sócrates se inclina a que las artes gobiernan y dominan aquello sobre lo que se ejercen, por lo que todo hombre que gobierna jamás examina ni ordena lo conveniente para él sino para el sujeto gobernado, sobre el que ejerce su arte de gobernar. Al menos el verdadero gobernante lo hace.
Para Tasímaco el verdadero temor asociado a la injusticia no es sobre el hecho de cometerla sino el ser una víctima de ella.
Sócrates hace la diferencia sobre que el justo desea tener ventaja sobre el injusto, mientras que el injusto desea tener ventaja sobre todos. Aquel que es bueno y justo no desea tener ventaja sobre su semejante, sino sobre su contrario. Por lo tanto, el injusto es ignorante y malo. Luego el justo es dichoso y el injusto es desgraciado.
La justicia es un bien que se debe amar por sí mismo y por sus consecuencias, según Sócrates. Glaucón postula que hay algunos que creen que la justicia ocupa un lugar intermedio entre el mayor bien, que es poder ser injusto impunemente, y el mayor mal, que es padecer la injusticia. El gran mérito de la justicia consiste en parecer justa sin serlo.
Profundizando en el tema de la injusticia y la justicia en los estados. Sócrates comienza a inventar un Estado Ideal. Lo que da origen al estado es la impotencia del hombre para bastarse a sí mismo. La mayor de nuestras necesidades es el alimento, la segunda es una habitación, y la tercera es el vestido. Para satisfacer esas necesidades se necesita que uno sea labrador, otro constructor, y otro tejedor. Además habrá también un artesano. Cada uno deberá abocarse a su oficio. Harán falta personas que fabriquen las herramientas y enviados para negociar tratos con otros estados. Se necesitan guardianes que protejan al estado. El guardián debe ser fogoso y filósofo. Comenzando su educación con la música y los discursos. Se escogerán los mitos convenientes y se desecharán los demás. No se puede decir que Dios es malo, la divinidad no es autora de todas las cosas, sólo de las cosas buenas. Además, es simple y no cambia de forma.
Los hombres con la capacidad de formar la república son los hombres cuyo principal fin debe ser el honrar a los dioses y a sus padres, y mantener la amistad. Se les ha de hacer valientes, y para ello hay que suprimir el Hades. Tampoco debemos permitir que se nos presente a los dioses dominados por una risa incontenible. Se debe desarrollar en ello la templanza. No deben estar ansiosos de riquezas.
Existen tres tipos de narración: la simple, en la que el narrador habla en su nombre; la imitativa, en la que el narrador habla en nombre de otro; y la mixta. La mixta y la simple son las narraciones que hace el hombre bueno. El hombre malo es imitativo.
Las armonías permitidas serán la dórica y la frigia. Los instrumentos permitidos serán la lira, la cítara y la siringa.
El amante tratará al amado como un padre a su hijo. Se formará a los jóvenes en una gimnasia sencilla y moderada. Los jueces deben ser ancianos. Los ancianos deben ser gobernantes y los jóvenes gobernados. A los mal constituidos físicamente se les dejará morir.
Hay que convencer a todos de que la tierra es su madre y nodriza, y deben defenderla. Los guerreros no deben tener nada suyo, deben ser bien alimentados. Les está prohibido tocar el oro o la plata.
Adimanto cree que Sócrates no hace a los guardianes unos hombres dichosos privándolos de todas las ventajas sociales, sin poseer ni tierras ni casas.
Sócrates asegura que al formarse el estado, no se ha propuesto como fin la felicidad de unos pocos sino la del estado entero. Si queremos buenos guardianes, debemos ponerlos en la imposibilidad de dañar en lo más mínimo a la comunidad.
La riqueza y la pobreza dañan a las artes y a los que las ejercen. Se debe evitar a toda costa. Las cosas deben ser comunes entre amigos.
La educación debe permanecer pura y no debe hacer innovaciones irregulares en ella. El resto de las leyes no son necesarias dictarse porque se siguen de una buena educación, como la que se propone que formaría el criterio de los ciudadanos ejemplares. Siendo nuestro estado perfecto; es por tanto prudente, valeroso, templado y justo. Su prudencia se debe a aquellos que mandan.
La posesión práctica de lo que cada uno corresponde será la justicia. La injusticia es el crimen más grande contra el estado. Hay en el alma de cada hombre las partes mismas del estado y en igual número. Cada uno de nosotros será justo y cumplirá su deber cuando cada una de las partes de sí mismo realice su tarea. Nuestro gobierno será una aristocracia o una monarquía.
Si ésta forma de gobierno es la buena, las demás son malas. Y son cuatro. Sócrates se dispone a hablar sobre las formas de gobierno, pero Adimanto le pide que explique mejor cómo será esa comunidad de mujeres e hijos.
Entre los sexos todo debe ser común; la igualdad de sexos, pero teniendo en cuenta la mayor debilidad física de las mujeres. Hay que darles la misma educación. Las mujeres de los guerreros serán comunes todas y a todos; ninguna cohabitará en particular con ninguno de ellos; los hijos serán comunes y los padres no conocerán a sus hijos ni estos a sus padres. Hay que unir sexualmente a los mejores para que tengan hijos. Ellos no deben saber que esto está preparado. A los hijos de los peores
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