La Transdisciplinariedad

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La transdisciplinariedad y los problemas epistemológicos

para la unificación de la ciencia1 CIENCIACIERTA No.31 •

Julio- septiembre 2012

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Enrique Parra Sánchez*, María Dolores Elizondo Jaime y

Angélica Isabel Sandoval Muñoz

Facultad de Trabajo Social

Universidad Autónoma de Coahuila

*Correspondencia para autor: eparra57@hotmail.com

Ubicación teórica

La unidad del conocimiento científico se ha constituido en un propósito desde que existe la ciencia moderna. Galileo introdujo los modelos matemáticos en la experimentación, otorgándole mayor certeza científica a sus observaciones y procedimientos; Descartes planteó el método de la ciencia clásica y, con ello, la unificación del conocimiento; a inicios del siglo XX apareció con Comte el conocimiento positivo y la estratificación de la ciencia; y con el surgimiento de la filosofía de la ciencia se retomó el proyecto unificador del conocimiento por parte del Círculo de Viena, cuya orientación se dio a partir del empirismo lógico y el neopositivismo.

Sin embargo, dentro de su proyecto unificador, las ciencias humanas o del espíritu deben adaptarse a sistemas de medición y control empírico, de tal manera que se garantice la certeza de sus observaciones, cuidando no caer en las discusiones teóricas, ya que se considera un terreno propicio para la especulación del conocimiento y la metafísica.

Hoy en día, a través de internet, se transmite con una descomunal velocidad un sinnúmero de publicaciones que dan evidencia de avances científicos y desarrollos del conocimiento en diferentes campos disciplinarios; sin embargo, este cúmulo de información, para que sea útil, hay que procesarlo, y ello supone conocerlo, ubicar sus fuentes, organizarlo por temas o campos del saber, de tal manera que se pueda tener acceso a la información de manera responsable, pagando la cuota intelectual que nos lleve a una lectura metódica y amplia de aquellos contenidos que nos pueden ser de utilidad.

En la actualidad, los sistemas de información a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC's) han permitido la integración de los hipertextos; sin embargo, aún no se han podido establecer grandes contenidos o meta teorías, que sean comunes para el conjunto de disciplinas científicas mediante un lenguaje universalmente válido.

El proyecto de unificación de la ciencia, es un intento que reúne esfuerzos intelectuales y científicos de gran prestigio; no obstante, en ese camino de construcción de las teorías generales de la ciencia, es necesario romper primero con los problemas epistemológicos propios de las disciplinas particulares, estableciendo puentes de comunicación e intercambio que propicien la generación de un conocimiento que se pueda compartir con la discusión y aportes permanentes de las disciplinas científicas.

Los problemas gnoseológicos en torno a la unificación científica

Desde que se observó la multiplicidad de las ciencias se pensó en la integración de los diferentes conocimientos científicos. En la Edad Media, la ciencia y la filosofía formaban un solo bloque común. En los siglos XVI y XVII, la aparición de la Física Científica supuso la ruptura de este bloque y, por consiguiente, la distinción entre la ciencia y la filosofía. Pero a finales del siglo XVIII se hablaba de varias ciencias estrictas, las cuales son autónomas y van cerrándose conforme se desarrollan sus principios y teoremas.

Fuente: http://factoriahistorica.wordpress.com/2011/04/22/la-ciencia-en-la-edad-media/

En la Edad Media, la ciencia y la filosofía formaban un solo bloque común.

Desde este contexto, se puede decir que la independencia de cada disciplina resulta incómoda para quienes buscan construir una visión global científica del mundo. Esto nos remite a la propuesta de crear una ciencia unificada, tal como lo establecía la Enciclopedia Internacional de la Ciencia Unificada, expuesta por integrantes del Círculo de Viena en1920.De acuerdo con ésta, la ciencia se puede definir como un conjunto de predicados, preposiciones y enunciados que designan propiedades de la realidad establecidas por la observación directa, y proporcionan una base para construir una ciencia unificada. “De esta manera, para unificar la ciencia, se reducirá el lenguaje científico a un lenguaje único. Esta es la tarea de la filosofía, la cual consiste en el estudio de la sintaxis lógica del lenguaje científico” (Carnap, 1934), o será “una especie de terapéutica del lenguaje” (Schlick, 1930).

Más allá de la importancia y el interés que merece el enfoque de la transdisciplinariedad, con su búsqueda permanente en torno a la unificación de la ciencia y el desarrollo de teorías generales compatibles con los campos disciplinarios del conocimiento científico, es conveniente que se haga una revisión crítica en torno a problemas reales derivados de la relación entre objetos, procedimientos y sistemas del conocimiento con que las disciplinas particulares operan. En la crítica que hace Álvargonzález (2003) al proyecto transdisciplinar expuesto por Perelló, (2001), plantea un problema que es conveniente tomar en consideración:

Desde el pluralismo gnoseológico, compatible con el materialismo filosófico, cada ciencia tiene un campo de términos y operaciones regido por principios específicos de ese campo; por eso, la configuración de uno o varios campos, en virtud de sus cierres operatorios, no es algo que pueda prescribirse antes de que se den las operaciones efectivas que dan lugar a esos cierres. El proceso de unión entre dos ciencias, por ejemplo, el proceso que hoy podemos dar por asentado tras el desarrollo del teorema del átomo cuántico, de unión entre la Física y la Química clásica, no es algo que pueda prescribirse, ni tan siquiera promoverse, desde instancias filosóficas, ni es el resultado, en absoluto, de un proceso de unificación lingüística, sino que tiene que ver con el establecimiento de una continuidad entre las operaciones y, consiguientemente, entre los términos de ambos campos. En nuestro caso, tal unidad operatoria se logra cuando las operaciones propias de la Química clásica se ponen en relación con otras operaciones ligadas, por ejemplo, a los tubos de vacío, a las cámaras de niebla, al efecto fotoeléctrico, a la espectrofotometría. De nada hubiera servido que un filósofo del siglo XVIII prescribiera la unificación de estos dos campos como consecuencia de sumar o yuxtaponer proposiciones protocolarias de Física y de Química como resultado de un lenguaje unificado o como consecuencia de poner enlaces de hipertextos, si no se

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