La Tía Julia Y El Escribidor
Enviado por Stef3moza • 23 de Marzo de 2014 • 1.442 Palabras (6 Páginas) • 266 Visitas
La frágil fortaleza del amor
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama. Miguel de Cervantes Saavedra: (Qfrases, 2010)
El amor, es el único sentimiento capaz de confundir la locura con cordura, de transformar los imposibles en realidades e increíblemente es capaz de cambiar de concepto de un momento a otro, la pasión nos puede llevar a grandezas inesperadas y fracasos no sospechados, juntos no van de la mano, el amor es eterno como sentimiento, jamás dejaremos de amar, pero la pasión es somática y en este juego de amor apasionado nace la fragilidad autora de finales y nuevos comienzos.
Es muy cierto que nacemos con la capacidad de amar, lo que no tenemos es la capacidad de decidir a quién y son esos momentos que tal vez consideramos comunes, el comienzo de decisiones que serán nuestro futuro, como dijo Mario, […] ese mismo día, a la hora del almuerzo vi a la tía Julia por primera vez. […] (Vargas, 2013, pp.20) quizás el no tomo encuentra hasta después que ese día su vida estaba a punto de cambiar. No siempre encontramos lo que buscamos, pero es mucho mejor cuando, no pensábamos encontrarlo la cotidianidad de un cine, el hablar con alguien que sea todo lo contrario a lo que buscamos puede despertar sentimientos muy fuertes, Julia tenía que lidiar con su realidad era, divorciada, ya amo y vivió las emociones que Mario estaba descubriendo quería estabilidad, con Mario encontraría todo lo contrario por todos los inconvenientes que representaba su relación y de la mano todas las emociones que llevan a la locura de enamorarse, un beso, fue el comienzo la sensación de que no puede ser pero existe con las inocentes citas cada día alimentaron algo que Mario reconoce como un hecho […] Fue ahí donde, sin darnos cuenta nos fuimos enamorando […] (Vargas, 2013, pp.165). Pero que sería del amor sin un sinsabor ocasional, la verdad es que contradictoriamente lo que nos ayuda a saber si amamos realmente a alguien, no es un cine, ni un beso, ni escaparse, sino el miedo de perder a esa persona, cuando Julia salió con el endocrinólogo, Mario sintió ese dolor, ese dolor y coraje que sienten solo por celos. Este amor que fraguaba en lo oculto tuvo cómplices, la Flaca Nancy y Javier que incondicionalmente apadrinaban este amor y Pascual y el Gran Pablito, quienes acompañarán a esta pareja de incomprendidos enamorados en la lucha contra la opinión de la familia de Mario.
Los seres humanos encontramos un extraño atractivo en lo que no podemos, no debemos o no tenemos, y esos son los amores que inspiran historias, los que no tienen nada de cotidiano, la pasión con la que Julia y Mario defienden su amor, es un claro ejemplo, Julia mayor con las críticas de toda la familia en su contra, y Mario que por más que trataron de ocultar su amor no lo pudieron lograr, puesto que sus tías lo supieron todo desde siempre y por apariencia lo trataron de ocultar […] no estaba muy claro, pero se habían dado cuenta de nuestros amores hace ya bastante tiempo […] (Vargas, 2013, pp.302). con esta certera duda empezó la persecución a los enamorados, persecución que derivo en peleas, acusaciones, reclamos y amenazas, pero lo más importante, la reacción de Mario quien propuso: […] ¿Quieres casarte conmigo? […] (Vargas, 2013, pp.318), con esta corta pregunta Mario sentenció con sus labios que sería capaz de las últimas consecuencias por Julia. Una propuesta de matrimonio sería emociónate, correcta y lógica para una relación formal pero dado el parentesco político, la edad de Mario, y su mala situación económica esta idea no era nada razonable. Pero que tan equivocada estaba la familia de Mario al impedirle vivir este amor. Dentro de las variedades del amor es innegable, que el amor más sincero es sin duda el que los padres le brindan a sus hijos, cuando Javier llama a Mario para contarle la reacción de su padre dicha por Mario […] En la puerta lo esperaba mi padre. Se le había acercado, lívido, le había mostrado un revolver, lo había amenazado con pegarle un tiro si no revelaba al instante donde estábamos yo y la tía Julia […] (Vargas, 2013, pp.441),
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