La barbarie será rehabilitada a fines de siglo. Todavía vivos Alberdi y Sarmiento, el término comienza a evolucionar, y se produce una verdadera inversión en el binomio/barbarie.

La barbarie será rehabilitada a fines de siglo. Todavía vivos Alberdi y Sarmiento, el término comienza a evolucionar, y se produce una verdadera inversión en el binomio/barbarie. Aparece una corriente que reivindica el gaucho. Corriente aluvional, que crecerá en el siglo XX para construir un gran movimiento nacionalista. (Pagina 103)

Con el pasar del tiempo se fue dejando de lado la idea de ser igual a los europeos y empezó a generarse movimientos nacionalistas que como en el caso de Argentina mostraban el orgullo de ser argentino, el orgullo de ser mestizo, nunca se acepto al indígena, pero ahora se odiaba al colono europeo.

Se considera al inmigrante junto al indígena como seres que deben ser civilizados, en el caso del país trasandino se mostraba a ellos como los civilizados pero el resto representaban la barbarie.

El nacionalismo cambio la concepción de civilización y barbarie, ya no se consideraba como civilización y ejemplo de virtud el continente europeo si no que la nación de uno es la considerada civilizada y el resto lo bárbaro, lo rebelde.

La gran guerra renueva el debate sobre el significado de la civilización. La idea de que la producción de riquezas trabaja a favor de la paz se ve contrariada por la constatación de que las riquezas producidas se convierten en estimulo para la guerra. (Página 105)

En este periodo ocurre una contradicción cuando hablamos de progreso, este era con el objetivo de lograr del desarrollo de la humanidad pero este se ve abruptamente cambiado cuando se desata la guerra.

El progreso se utiliza para el desarrollo de la destrucción, se vio la capacidad de autodestrucción de la civilización considerando las dos grandes guerras, esta ultima que tuvo un nivel de destrucción nunca antes visto, la barbarie se produjo por una lógica del progreso de querer dominar todo.

Característica de los regímenes autoritarios, la concepción de la defensa de Occidente crea un nuevo contexto de significación para la problemática de la identidad y del progreso. En efecto, la idea nacional expresada en el “modo de vida tradicional”, idéntico a la sociedad capitalista-integrista, permite negar la condición nacional del opositor, designándolo “antiargentino” o “antichileno”. (Página 115)

Al final nuestra identidad termina siendo totalmente occidental y cristiana. Latinoamérica nunca logra tener identidad propia, solamente la que fue impuesta por el colonialismo y después por el capitalismo y conlleva a un cambio cultural de la gente que termina aceptando y defendiendo lo que les impusieron, la necesidad de defender un modo de vida tradicional de un país con un sesgo nacionalista cuando claramente no es algo que surgió de esa nación o de América Latina si no que fue impuesto por la sociedad occidental, algo que proviene del norte.

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