La duda metódica: Descartes

La duda metódica: Descartes

Voy a empezar hablando sobre descartes, descartes y su racionalismo, el cual es la doctrina que dice que se puede llegar a la verdad a través la razón, y que venimos al mundo con ideas innatas. Se propone encontrar una certeza, yendo de lo más simple a lo más complejo.

El trata de encontrar algo que sea puramente certero, ya que no puede soportar lo dudoso. Basándonos en eso podemos plantear que:

En nuestro día a día vamos dando por supuesto muchas cosas, una de ellas, por ejemplo, cuando vamos caminando a un lugar y damos por supuesto que el suelo por donde pisamos es firme y me va a sostener, pero, ¿Cómo estamos seguro de eso?, tal vez no es tan así y podría hundirme como en arena, o más simple aun, ¿nos despertamos o simplemente damos por supuesto eso? Todo eso y mucho más se cuestionaba Descartes cuando planteaba que debemos tomar como falso todo aquello que nos implante un mínimo de duda y solo aceptar como verdadero lo que es evidente e incuestionable, todo aquel conocimiento que no nos dé ocasión de ponerlo en duda.

La forma más básica de conocimiento son los sentidos, gran parte de lo que creemos del mundo está basado en el aporte de los sentidos, pero ¿Cómo estamos seguro de que no nos engañan? Porque muchas veces lo hacen y si lo pudieron hacer una vez ¿quién dice que no lo van a seguir haciendo?, por eso Descartes también duda de ellos y los elimina como fuente de saber. Por otra parte, está la existencia de las cosas, ya que también se puede poner en dudad si algo realmente existe, por ejemplo, cuando soñamos pensamos que eso que estamos viendo realmente existe o que verdaderamente está pasando, hasta que despertamos y nos damos cuenta que no es así, con respecto a esto podría surgir la duda de, ¿Realmente estoy despierto o toda mi vida es un sueño del cual no he despertado aun?

Viendo todo eso nos podemos preguntar, ¿quedara alguna verdad o conocimiento al que no afecte esta duda? Descartes pondrá sobre la mesa, ante aquella pregunta, a las matemáticas, ciencias exactas, la más “racional” de todas, ya que 1+1=2 en los sueños o en la realidad misma.  Y, sin embargo, aun siendo la ciencia más exacta, hay posibilidades, aunque sean mínimas, de equivocarse; siendo en una operación de las más simples, como sumar o restar, o bien, más complejas como sacar la raíz de algún número extraordinario. Y en este punto es donde, esté filosofo matemático francés, se plantea la duda de ¿Cómo sabemos que nuestros razonamientos no nos incitan a un resultado y/o pensamiento erróneo? Para esto, Descartes, plantea el argumento del “genio maligno”.

 Un genio, como bien dice su nombre, una especie de dios o espíritu que nos hace llegar a lo más extremo de la duda, su punto máximo, con el poder de meterse en nuestras cabezas cada vez que razonamos, haciéndonos pensar que, aunque yo este seguro de que ese razonamiento es correcto en realidad es erróneo, por ende, no puedo estar seguro de ninguno de mis razonamientos.

Ahora bien, Descartes no acepta o afirma que exista realmente este genio maligno, si no que no podemos descartar la posibilidad de no existiese.

De lo que no podemos dudar es que cuando estamos en este punto máximo de la duda estamos pensado y, como dice este filósofo en su célebre frase, “pienso, luego existo”(cogito, ergo sum), donde se refiere a que cada vez que pensemos existimos porque si no ¿quién estaría pensado?, incluso, afirmando que el genio maligno existiese y me dominará, también estaríamos existiendo porque si no ¿a quién estaría dominando?, hasta puedo preguntarme si existo  y si lo hago, existo, porque si no, ¿Quién se estaría preguntando esto? De esta manera esta afirmación no se puede poner en dudad y es, lo que llama Descartes, la única cosa indubitable, que mientras pienso, soy.

Para finalizar, al darse cuenta de esto (pienso, luego soy), Descartes descubre un ser al cual llama “cosa pensante”, el cual es independiente del cuerpo, una cosa que duda, sueña, piensa, se pregunta, etc., y es más fácil de conocer que nuestro cuerpo ya que él también está en duda, porque solo lo conocemos por nuestras vivencias. Esta “cosa pensante” va a tener como propiedad funcional, y como su nombre bien lo indica, la de pensar. Entre estos pensamientos hay algunos que son mas importante y Descartes los llama “ideas”; las cuales pueden dividirse en Ideas adventicias: las cuales provienen del exterior (idea decolores, rojo, amarillo, idea de amargo, dulce, etc.), de los sentidos; ideas facticias: las cuales elaboramos a través de nuestra imaginación (la idea de centauro o quimera); y las innatas: aquellas que te traemos con el alma, tiene independencia de los sentidos (ideas de Dios, alma, circulo, mayor, etc.)

 DIOS PARA DESCARTES: descartes va querer demostrar la idea de que dios existe. La idea de dios es que es un ente perfecto. Esta idea fue producida por algo o alguien porque de la nada, nada sale. Y ese alguien no puede ser yo, ni nosotros, pq somos imperfecto y por esa razón no podríamos ser causa de lo perfecto. Como segunda prueba tenemos a Kant, quien dio el nombre de argumento mitológico, es decir la idea de un ente perfecto, y por ende así no le puede faltar nada y si no existiera le faltaría la existencia y dejaría de ser perfecto

Empirismo de HUME

Hume fue el representante más ilustre del empirismo, sacando de lado por supuesto a Bacon y Locke, quiénes también fueron representantes de esta doctrina. El empirismo va a decir que venimos al mundo como una tabula rasa, como una hoja en blanco la cual se va llenando a través de la experiencia, experiencias sensibles, a diferencia del racionalismo de Descartes el empirismo va a encontrar como fuente de saber en las ciencias observables naturales o tácticas ya que sus juicios son particulares y contingentes.

Hume va a proponer el estudio del análisis de los hechos de la propia experiencia, lo que hoy muchos llaman hechos psíquicos y Hume le pone el nombre de percepciones del espíritu. Estas percepciones pueden ser de dos tipos, dependiendo su fuerza e intensidad, y son las: Impresiones, as que a su vez se dividen en impresiones dela sensación, la cual llega por los sentidos, el exterior, (de un color o sabor u olor); e impresiones de reflexión la cual se da por nuestra propia interioridad (estado de ánimo en el que estamos).

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