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La libertad


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  Ensayo  •  1.366 Palabras (6 Páginas)  •  234 Visitas

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La libertad es una de las notas definitorias de la persona. Permite al hombre alcanzar su máxima grandeza, pero también su mayor degradación. Es quizá su don más valioso, porque empapa y define todo su actuar. El hombre es libre desde lo más profundo de su ser. Por eso los hombres modernos han identificado el ejercicio de la libertad con la realización de la persona: se trata de un derecho y de un ideal al que no podemos ni queremos renunciar. No se concibe que se pueda ser verdaderamente humano sin ser libre de verdad.

La libertad tiene cuatro grandes planos, que se superponen e implican mutuamente. Considerarlos atenta y correctamente permite admirar este don peculiar del hombre y evitar reduccionismos y confusiones en su consideración. A esto se dedicarán los epígrafes de este capítulo: primero hablaremos de la libertad constitutivo, después de la libertad de elección, en tercer lugar de la realización de la libertad, o de su desarrollo. En cuarto lugar de la libertad social, en su exceso y defecto y en su punto medio.

El primero nivel de consideración es la libertad constitutiva, también llamada fundamental o transcendental. Es el nivel más radical y profundo, la persona humana es un ser libre. Esta libertad llega hasta el nivel más profundo del hombre; no es una mera propiedad de sus actos, sino de su mismo ser. Para captarla bien, y a fondo, se pueden hacer estas tres consideraciones:

1- La libertad constitutiva consiste en ser una intimidad libre, un espacio interior que nadie puede poseer si uno no quiere, y en el cual yo estoy, de algún modo, a disposición de mí mismo. Soy independiente, autónomo, puedo entrar dentro de mí, y ahí nadie puede apresarme, ni quitarme la libertad. Se trata de un espacio interior inviolable, que puede definirse entonces como un poseerse en el origen, ser dueño de uno mismo y, en consecuencia, de las propias manifestaciones y acciones. Es característico del espíritu este poseerse a sí mismo.

Ningún cautiverio, prisión o castigo es capaz de suprimir este nivel tan profundo de libertad: se puede mantener una creencia, un deseo o un amor en el interior del alma, aunque externamente se decrete su abolición absoluta. Todas las formas de perseguir la religión o la libertad de pensamiento se saldan con un fracaso, porque jamás llegan al interior de la conciencia, que es siempre libre e inviolable. Ningún poder humano tiene capacidad ni legitimidad para quebrantar esta libertad. La tortura es la violencia dirigida a lograr ese quebranto. Los cañonazos pueden reducir una ciudad a polvo, pero nunca matar el derecho y la aspiración a la libertad. Los mártires prefieren la muerte antes que dejar de ser libres. Los cautivos por sus ideales se reafirman en ellos.

Esta libertad interior o constitutiva, de la que mana la dignidad de la persona, es la base de los derechos humanos y del ordenamiento jurídico. Su importancia en éste aspecto es enorme, porque de ella brotan:

a) Los derechos a la libertad de opinión y expresión: cada hombre tiene derecho a buscar la verdad, a aceptarla y a proclamarla, según su leal saber y entender. Parte de esta libertad es el derecho a la libre discusión en esa búsqueda, tanto teórica como práctica: cada uno es libre de pensar como crea mejor.

b) El derecho a la libertad religiosa, que es una libertad enraizada en lo más íntimo y profundo del hombre, porque es el derecho a relacionarse con el Ser Absoluto. Nadie puede interponerse en esa relación. Esta libertad interior incluye no sólo creer, sino también practicar una fe.

c) El derecho a vivir según dicten las propias creencias y convicciones, es decir, a respetar y seguir las normas morales y éticas que señale la propia conciencia, la tradición común a la que uno libremente pertenece y el proyecto vital que uno elija.

Además de todo esto, hay que tener también en cuenta que la libertad interior no es una trinchera, detrás de la cual uno se aísla dando la espalda a los demás, o rechazándolos.

Es bueno descubrir y experimentar esta dimensión de la libertad (tan propia de la adolescencia, en la cual el mundo interior es

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