Las Campanas De Alarma

LAS CAMPANAS DE ALARMA

David Perkins

Visualiza dos grandes deficiencias en cuanto a los resultados de la educación: el conocimiento frágil, el cual alude a que los estudiantes no recuerdan, no comprenden o no usan activamente gran parte de lo que supuestamente han aprendido; y el pensamiento pobre en donde los estudiantes no saben pensar valiéndose de lo que saben.

Con respecto a las causas de este fenómeno, encontramos dos factores ampliamente difundidos: una teoría de la “búsqueda trivial” muy común en la práctica pedagógica, según la cual el aprendizaje depende fundamentalmente de la inteligencia de la persona y no de sus esfuerzos.

Es irritante y muy desalentador que los alumnos no posean la información que supuestamente deberían tener. Llamaremos a este fenómeno “conocimiento olvidado”. Se considera que el conocimiento olvidado constituye la principal deficiencia de la educación.

Las investigaciones señalan que hay muchos más problemas respecto del conocimiento que el mero hecho de haberlo olvidado.

Existen otras deficiencias tales como el conocimiento inerte, el conocimiento ingenuo y el conocimiento ritual.

Conocimiento inerte. Cuando se les toma un examen, los alumnos recuerdan con bastante frecuencia los conocimientos adquiridos, pero son incapaces de recordarlos al usarlos en situaciones que administren a más de una respuesta y en las que verdaderamente los necesitan.

La instrucción convencional, que consiste en leer manuales y escuchar las clases dictadas por el profesor, tiende a producir un conocimiento inerte.

Para parar las aguas del olvido…

“Caminas y prosigues y atraviesas tu historia. Mírate extraño y solo, de algún tiempo a esta parte.”

José Emilio Pacheco

Espero que no sólo queden las ganas de pensar y repensar las deficiencias posibles en el ámbito educativo, pues entonces me sumo a la causa de aquellos locos de cordura a quienes les preocupa el amor y por ende nunca han dejado de buscar; lloremos juntos entonces y dejemos que algún otro pedagogo nos otorgue el beneficio de la duda: un nuevo factor posible que aqueje esa tarea tan compleja que se atribuye a la educación. Lo mejor sería confiar en la esperanza y esperar…

“Otro tiempo vendrá distinto a este

y alguien dirá:

Hablaste mal. Debiste haber contado otras historias;

violines estirándose indolentes

en una noche densa de perfumes…”

Ángel González

Creo yo que esas pequeñas dudas conllevan a grandes temas, hoy simplemente es turno del conocimiento frágil: palabras tan simples cuya determinación arroja una prórroga perpetua, pues considero que reducir la tarea educativa a un supuesto no es algo que podamos asumir como totalmente constructivo, sin embargo, es un buen punto de partida (o análisis), por así decirlo; basta con preguntarse si tiene algún sentido tratar un sin fin de contenidos que una vez pasada la prueba estandarizada será apilados en el rincón del absurdo y hasta eso me atrevo a señalar que no del

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