Libertad para el sentido
Enviado por volysparta • 20 de Marzo de 2014 • Tutorial • 3.635 Palabras (15 Páginas) • 200 Visitas
Libertad para el sentido
Esta distancia con el sentido, que se le presenta al hombre como algo por encontrar y realizar, supone que el hombre sea inteligente para conocerlo y libre para realizarlo. "Nuestra autocomprensión nos dice que somos libres"[18]. Sin libertad, no podría el hombre autotrascenderse, ir más allá de lo que es en este momento, pues estaría atado y determinado por su presente. Esta autotrascendencia, posibilitada por la libertad, deja su huella en la comprensión de la misma libertad. Pero, además de lo que el hombre con su capacidad natural de conocer llega a saber de su libertad, desde el punto de vista de la fe, la libertad tiene una marcada significación en la tradición judeo-cristiana: "La verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre"[19]. Ahora bien, la libertad deja al hombre libre frente a la misma libertad y, así como la fe lleva al hombre a autotrascenderse, a conocer más allá de lo que el entendimiento natural es capaz, así el hombre puede también, desde una óptica reduccionista, enmascarar la libertad y negarla[20].
Inevitablemente, una aproximación que deje al hombre en ser solamente lo mensurable materialmente lleva también consigo la negación de su carácter personal y de su responsabilidad. Esta consecuencia es así porque no es concebible una persona que no responda ante la realidad, y dicha respuesta es impensable si no se está libre de la reacción instintiva para poder responder y no solamente reaccionar. Si el hombre no fuera libre, no respondería, sino que simplemente reaccionaría; ¿sería entonces un ser personal o simplemente un animal? Por otra parte, sólo quien ha respondido libremente a su entorno puede responder de las consecuencias de sus actos.
La reducción del hombre, por la negación de su espiritualidad, le deja reducido a un mecanismo biológico o psíquico o a un engranaje de la maquinaria social, desapareciendo, con ello, todo lo que pueda tener que ver con un sujeto personal. Sin persona no es posible la dialéctica entre el hombre y el mundo, y se desvanece además la pretensión, común a todo hombre, de que su vida tenga sentido. Sin libertad, el hombre no actuaría para, sino que obraría mecánicamente.
Pero el reduccionismo, sea del tipo que fuere, no trae consigo solamente consecuencias antropológicas, también, y precisamente por ello, éticas. Sin sujeto libre no hay tampoco sujeto responsable; por tanto, sea cual fuere la conducta del hombre, éste no responderá por ella, no habrá ninguna acción por la que pueda resultar culpable. Pero tampoco habrá nada que lo haga merecedor no de tener más, sino de ser más; será siempre lo mismo. La única normativa del hombre será la impuesta por todo aquello que lo determine, es decir, la norma de conducta humana será la ley de la jungla.
Desde el punto de vista social y político, las consecuencias de la negación de la libertad y, con ella, de la responsabilidad tampoco son alentadoras. Si el hombre no es libre, si es, por tanto, un esclavo de las circunstancias que lo determinan, ¿por qué no vivir en un régimen de servidumbre? ¿Por qué no tener como ideal social una colmena o un termitero?
Aunque solamente sea por las consecuencias negativas que la negación de la libertad, llevada a sus últimas consecuencias, trae consigo, esto nos debería mover a seguir pensando al hombre, a seguir entendiéndonos a nosotros mismos como seres libres, por tanto, personales y responsables. Todo lo cual lleva a pensar que el hombre no será un tipo de realidad clausurada en el determinismo, sino que tendrá que estar constituido también por un modo de ser real irreductible a cualquier modo de ser que esté circunscrito al determinismo y que en vez de estar determinado sea él capaz de determinarse a sí mismo[21].
Pero ¿qué es la libertad? Se trata de un término analógico que se atribuye a seres de muy distinto tipo; pero, pese a un espacio común de sentido, no significará lo mismo cuando hablemos del hombre o de cualquier otra cosa.
En un primer momento, la libertad podemos examinarla desde un punto de vista negativo; se trata de la libertad de[22]. Es decir, libre será lo que esté suelto de algo o no determinado por algo. Desde este punto de vista negativo, los animales gozan de libertad en relación a las plantas, pues pueden moverse libremente sin estar sujetos a la tierra; se suele también hablar de ser libre como un pájaro, pues el resto de los animales, aunque se pueden mover, no están sueltos de la superficie terrestre como lo están las aves.
En el caso del hombre, al hablar de su libertad de, Frankl se refiere principalmente a tres esferas. El hombre es un animal, pero muy peculiar, pues aunque tiene instintos está libre de ellos: "El hombre posee instintos, pero los instintos no le poseen a él. Él hace algo a partir de los instintos, pero los instintos no le constituyen a él"[23]. El hombre, incluso en los actos más espirituales, dado que es uno, no puede actuar al margen de sus instintos; pero esto no quiere decir que esté determinado por ellos: "En el hombre no hay instintos sin libertad ni libertad sin instintos"[24]. El hombre ciertamente puede dejarse llevar por sus instintos, pero tiene que decidirlo. Al no identificarse con ellos, como ocurre con los animales, dado que es más que sus instintos, el hombre tendría que decidir reducirse a ellos, lo cual supone haber decidido previamente[25].
Además de de sus instintos, el hombre está libre de cualquier determinación de herencia, bien le venga por vía genética, bien por tradición cultural[26].
Tanto la disposición vital como la situación social representan la posición natural del hombre. Esta posición se puede determinar y fijar siempre a través de las tres ciencias de la biología, la psicología y la sociología. Sólo que no debemos pasar por alto el hecho de que ser realmente hombre empieza sólo donde acaba toda posibilidad de determinar y de fijar dicha posición, donde acaba la posibilidad de comprobarla de forma clara y definitiva; lo que empieza allí, lo que se añade a este momento, lo que se une a la posición natural de un hombre es su actitud personal[27].
Pero además el hombre está libre de todo lo que no sea él; está frente a todo, tanto frente a su mundo exterior[28] como frente a su mundo interior, lo que incluye al propio yo y a Dios. Esta distancia frente a todo es lo que le permite tomar postura, adoptar un comportamiento[29].
Sin embargo, aunque el hombre se encuentra libre de toda determinación, aunque está suelto de todo, lo está de manera relativa. Aunque indeterminado, está condicionado. Su libertad es siempre una libertad situada en una precisa circunstancia. Ésta no lo arrastra, pero la libertad humana no se puede dar al margen de ella. Así
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