MILES DE MILLONES CARL SAGAN

MILES DE MILLONES

CARL SAGAN

INTRODUCCION.

Después de una jornada dura de trabajo, llego a mi casa con muchas cosas en la cabeza, pensando en tantas responsabilidades que tengo y las cuales no puedo descuidar, me tomo un momento para descansar y reponer fuerzas, disfruto de una deliciosa taza de café que me despierta y me devuelve los ánimos, comienzo la lectura de este libro “MILES DE MILLONES”, será que quizás hable de como volverse rico o de economía. Bueno, me causa curiosidad CARL SAGAN, he escuchado de él, algunas cosas, me han dicho que es un genio, una de los seres humanos más brillantes de los últimos tiempos, pero lo curioso es que es un astrónomo y científico que tendría que hablar de economía una persona con este conocimiento en ciencias.

Comienzo la lectura del texto con sumo entusiasmo, quiero saber de qué trata, ¿por qué el titulo?, conozco poco de astronomía, pero quiero saber la razón por la cual el profesor MOSCOTE nos dio la tarea de leer este texto, que tiene que ver con hermenéutica, qué relación tiene con la carrera, con nuestra formación como abogados, tantas inquietudes sin respuesta por el momento, pero que una lectura lograra aclarar y evidenciar las razones de cada interrogante.

MILES DE MILLONES

CARL SAGAN

“Los seres humanos somos unos recién llegados, estamos aquí desde hace apenas unos pocos millones de años. Nuestra presente civilización técnica cuenta tan sólo unos cuantos siglos. No tenemos demasiada experiencia reciente en lo que se refiere a cooperación voluntaria entre especies (ni siquiera dentro de la propia). Nos hemos consagrado a tareas a corto plazo y apenas pensamos a largo plazo. No hay ninguna garantía de que seamos capaces de entender nuestro sistema ecológico planetario cerrado o de cambiar de conducta en consonancia con ese conocimiento”^[1].

Me llamo mucho la atención, este aparte del escrito y con el quiero comenzar, por mi trabajo ser conductor de taxi, tengo que relacionarme todos los días con personas distintas; mundos muy diferentes el uno del otro, cada quien tiene su historia, sus sueños y metas, su punto de vista sobre la vida, la existencia y el futuro del hombre, leyendo este escrito me percate de una realidad que nos rodea, que vivimos cada y que muchas veces no consideramos, me refiero a la existencia del hombre en la tierra, no podemos ser producto de la nada; “pues de la nada, nada sale”, sin embargo, se dice que la historia del hombre sobre la tierra da cuenta de apenas algunos siglos, no tantos como tiene el universo, y esa cuestión cuando se considera es muy importante deja demasiadas dudas, ¿de dónde venimos? ¿Cuál es nuestro propósito?, ¿existe Dios?, muchos interrogantes rodean mi mente tan solo con considerar esta afirmación del autor.

Sin embargo, también qué razón tiene el autor al expresar su opinión sobre la condición del hombre lo egoístas que somos, esa mala costumbre de no trabajar en cooperación, simplemente mirando el bienestar individual, a diario cuando voy conduciendo por las calles de Medellín, me percato de esta situación; un ladrón atraca a alguien y todo el mundo se hace el desentendido, hasta yo, ya que lo pienso aunque somos una sociedad y en tampoco tiempo hemos avanzado en tecnología, comunicación, transporte y política entre tantas otras cosas, no hemos aprendido a considerar que nuestras acciones siempre tiene repercusiones sobre nuestro prójimo, el ladrón roba quizás porque no tiene con que vivir (un trabajo) o quizás simplemente porque no lo desea, pero seguramente la indiferencia y la falta de cuidado con el prójimo dan al ladrón vía libre para que haga sus fechorías, más cuando nuestro sistema judicial y político favorece al delincuente y castiga al honrado.

“Nuestro planeta es indivisible. En Norteamérica respiramos el oxígeno generado en las selvas ecuatoriales brasileñas. La lluvia ácida emanada de las industrias contaminantes del Medio Oeste de Estados Unidos destruye los bosques canadienses. La radiactividad de un accidente nuclear en Ucrania pone en peligro la economía y la cultura de Laponia. El carbón quemado en China eleva la temperatura en Argentina. Los clorofluorocarbonos que despide un acondicionador de aire en Terranova contribuyen al desarrollo del cáncer de piel en Nueva Zelanda. Las enfermedades se propagan rápidamente a los más remotos rincones del planeta, y su erradicación requiere un esfuerzo médico global. Por último, la guerra nuclear y el impacto de un asteroide suponen un peligro no desdeñable para todos. Nos guste o no, los seres humanos estamos ligados a nuestros semejantes y a las plantas y animales de todo el mundo. Nuestras vidas están entrelazadas”^[2].

Otra cuestión, es sin duda alguna el cambio climático, una cosa es la indiferencia que como seres humanos tenemos con el prójimo, y otra que quizás nos afecte más es la indiferencia con nuestro planeta, nuestro sistema capitalista ha dado lugar a la explotación desmedida de los recursos naturales, a veces parece que es más importante la imprenta de un papel llamado dinero que nuestra salud, nuestro bienestar, la vida misma. Actualmente en Medellín, vivimos esta situación pasamos de ser la ciudad de las flores, a la “ciudad del cielo negro”, pues los niveles de contaminación que hoy vivimos son los más peligrosos en toda la historia de nuestra ciudad. Sin embargo, el gobierno local se excusa diciendo que es un problema del transporte, si así fuera entonces siempre nuestra ciudad tendría ese nivel de contaminación porque carros en Medellín siempre han existido y en exceso por eso el pico y placa. Pero qué curioso, que hoy día el humo de la industria, la tala de árboles para construir centros comerciales se allá aumentado, pero para el gobierno local eso no es de preocupar porque la industria produce dinero, y en muchas ocasiones son quienes financian las campañas políticas.

“Nuestra civilización técnica se está poniendo a sí misma en peligro. Por todo el mundo los combustibles fósiles degradan simultáneamente la salud del aparato respiratorio humano, la vida en bosques, lagos, litorales y océanos, y el clima del planeta. Es seguro que nadie pretendió causar semejante daño. Los responsables de la industria basada en combustibles fósiles trataban, sencillamente, de obtener un beneficio para sí y para sus accionistas, de ofrecer un producto que todos deseaban y de apoyar el poder militar y económico de las naciones a que pertenecían. El que no supieran lo que hacían, el que sus intenciones fuesen benignas, el que la mayoría de nosotros, habitantes del mundo desarrollado, nos hayamos beneficiado de nuestra civilización basada en combustibles fósiles, el que muchas naciones y generaciones contribuyeran a agravar el problema, son motivos para pensar que no es momento de echar las culpas a nadie. No nos metió en este apuro una sola nación, generación o industria, y no será una sola de ellas la que nos saque de él. Si queremos impedir que este peligro climático tenga efecto, deberemos trabajar juntos y por mucho tiempo. El principal obstáculo es, está claro, la inercia, la resistencia al cambio de las grandes entidades multinacionales industriales, económicas y políticas que dependen de los combustibles fósiles, cuando son éstos los que crean el problema. A medida que crece la conciencia de la gravedad del calentamiento global, en Estados Unidos parece menguar la voluntad política de hacer algo al respecto”^[3].

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