Nombrar La Barbarie

EL OTRO ABSOLUTO

En un trabajo anterior nos preguntábamos si existía aquello que se denomina literatura latinoamericana y en qué consiste o quién la define como tal. Encontramos dos posiciones opuestas y una que se corre de esa distinción.

Por un lado tenemos la postura de Borges (2007), y análogamente la de Piglia y Saer (1990), quienes niegan que exista la literatura latinoamericana y abogan por el uso de la denominación literatura, a secas, apelando al valor universal de obras que adquieren relevancia por sus medios estéticos y no por pertenecer a una tradición “nacional” o “latinoamericana”.

Por el otro, existe la postura de autenticidad de lo latinoamericano, la cual encontramos formulada en el famoso prólogo a El reino de este mundo (1949), del cubano Alejo Carpentier; se defiende allí la particularidad de la literatura continental apelando a lo distinta que es la realidad de Latinoamérica (real maravillosa) de la europea y a cómo esa distinción se ve reflejada en su literatura.

Una postura borra la diferencia y la otra la resalta pero solo en oposición con una literatura “universal” que es en realidad europea, o construida desde la mirada de Europa.

César Aira, decíamos en aquél trabajo, en “Exotismo” (1993) niega la existencia de una “literatura universal”, por lo tanto no está ni de un lado ni del otro.

Para este escritor solo existen literaturas particulares (podríamos decir “nacionales”) en el sentido de que cada literatura es definida en sus particularidades por la mirada crítica del escritor. ¿Quién decide qué es lo típicamente argentino o latinoamericano? Esa sería la cuestión. El trabajo del escritor consiste justamente en hacer extraño lo propio y convertirse así en el extranjero que presenta la realidad de determinada manera. Si todos los escritores son extranjeros (el otro absoluto) toda literatura se define a sí misma y no por la pertenencia o diferencia con otra literatura universal o europea.

En el ensayo citado, el escritor reconstruye esta dinámica del pensamiento euro centrista en relación a la literatura y la posición del autor como hombre conociendo al Hombre (ideal iluminista) y al mundo. Recuérdese que la literatura durante mucho tiempo no estuvo disciplinarme separada de otras formas de pensar lo exterior y lo interior, como la filosofía. Aira reconoce a Montesquieu como el inventor de un dispositivo por el cual la ficción se convierte en auxiliar del pensamiento. Este último autor escribe una novela, Cartas Persas, destinada a la reflexión sobre la realidad de los franceses que debían acceder al conocimiento, a la ilustración. Los protagonistas de la novela, dice Aira, pueden ver a Europa como nadie la ha visto, pueden verla desde afuera por su condición de extranjeros. Exterioridad u objetividad que será el presupuesto de las ciencias sociales. Formas de conocer y formas de novelar están íntimamente relacionadas en la historia del pensamiento. El escritor argentino insiste en que la relación entre las ciencias sociales y el nacimiento de la novela moderna no ha sido suficientemente subrayada.

En un primer momento, entonces,

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