Nombre común del Níspero
Enviado por sabrij • 24 de Junio de 2013 • Informe • 600 Palabras (3 Páginas) • 390 Visitas
crisis de 1930 modificó las convicciones básicas acerca del futuro nacional. Como no podía ser de otra manera, la perspectiva acerca del pasado sufrió también un fuerte impacto. Los dos movimientos principales en el campo historiográfico fueron la consagración de una “historia oficial” y la aparición del revisionismo histórico. La historiografía argentina tuvo su origen con la obra de Bartolomé Mitre, principalmente con la Historia de Belgrano y de la independencia argentina, cuya edición definitiva fue en 1887. El propósito de Mitre era ofrecer una interpretación de la historia nacional que, bajo la influencia del nacionalismo liberal, sirviera de fundamento a la doble tarea de construcción del Estado y de la nación. Para ello intentó crear las primeras visiones heroicas del pasado nacional, con los personajes y las anécdotas que más tarde utilizarían maestros y políticos.
Mitre dió suma importancia al cumplimiento de los criterios de prueba documental, que eran la base del método histórico a fines del siglo XIX. A principios del siglo XX se constituyó en nuestro país el primer núcleo de historiadores profesionales, la Nueva Escuela Histórica, que, sin apartarse demasiado del rumbo que había fijado Mitre, desarrolló una importante labor de investigación y de rescate y publicación de un vasto conjunto de documentos sobre la historia argentina. Las principales instituciones en las que este grupo desarrolló su actividad fueron la junta de Historia y Numismática Americana —fundada por Mitre— y el Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, cuyo inspirador y director fue Emilio Ravignani.
A partir de la. crisis de 1930, y más aún durante la presidencia de Justo, se produjo una vinculación muy estrecha entre la vertiente más conservadora de la Nueva Escuela Histórica —representada por Ricardo Levene, figura principal de la Junta de Historia y Numismática Americana— y el poder político. Esta vinculación se manifestó en un conjunto de iniciativas, muchas de ellas de Levene, que contaron con el apoyo político y financiero del gobierno. Ejemplos de ello fue la transformación de la junta de Historia y Numismática Americana en Academia Nacional de la Historia, por decreto del Poder Ejecutivo de enero de 1938, la decisión de editar —con su consiguiente asignación de fondos— la Historia de la Nación Argentina dirigida por Ricardo Levene y la realización del II Congreso Internacional de Historia Americana. La Academia se convirtió en un centro de referencia obligada para los poderes públicos: funcionaba como una asesora permanente del Estado y mantenía una estrecha vinculación con el Ministerio de Instrucción Pública. De este modo, en el período de la restauración conservadora se configuró una suerte de ‘historia oficial”, que se refugiaba en una erudición estéril
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