PLATÓN Y LA EDUCACIÓN.
Enviado por Diego Armando Hernàndez Medina • 7 de Mayo de 2016 • Ensayo • 2.013 Palabras (9 Páginas) • 260 Visitas
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Plantón y la educación
Pues bien, ¿cuál va a ser nuestra educación?
No será difícil inventar otra mejor
que la que largos siglos nos han transmitido?
Platón (La República)
La educación, a través del tiempo, ha sido entendida de diferentes formas, de acuerdo al momento histórico, social o económico de que se trate, sin embargo en cada una de ellas, prevalece sin duda la esencia: acompañamiento de los docentes a los alumnos para que éstos desarrollen conocimientos, habilidades y prácticas que le permitan entender su entorno y resolver las situaciones cotidianas.
Lo que se presenta a continuación, tiene que ver con un modelo clásico de la educación que surgió a través de los griegos, y que con el tiempo se fue diferenciando de otros modelos, que fueron superando al anterior, sobre todo por la incorporación y reconocimiento de los diferentes actores que en ella participan, principalmente, además del maestro y alumno, a la familia y al Estado.
Una de las definiciones iniciales de la educación es el “proceso de asimilación y transmisión de las costumbres, normas e ideas mediante el cual cada sociedad incorpora a todos aquellos que se integran en ella” (Platón: La República).
Uno de los primeros pensadores griegos que consideró la importancia para que los ciudadanos fueran educados con un sentido único y de acuerdo a las disposiciones del estado fue, sin duda alguna, Platón, que siguió los pasos de su maestro Aristóteles.
Este filósofo idealista, concebía la educación como la luz del conocimiento. Creía que entre cuerpo y alma existía una relación. Propuso que a partir de los cinco años los niños fuesen a institutos especiales, de manera que fueran educados tanto en la parte física como en la espiritual para desarrollar el alma y el cuerpo.
“Es totalmente recomendable, desde los 3 hasta los 6 años, que los niños sean educados mediante el juego, aunque también se considera necesario aplicar algún correctivo para que no se vuelvan caprichosos. Evitando de cualquier manera posible la humillación que, al igual que los castigos a los esclavos, no crean más que deseos de venganza. La educación se lleva a cabo en el templo y es dirigida por una nodriza elegida por las encargadas de la supervisión de los matrimonios” (Platón, La República).
El hombre, para Platón, era libre y en libertad debería estar para ser educado, aunque esa libertad estaba condicionada a lo que el estado mandatara, sin embargo, una frase de este filósofo griego es ilustrativa: No hay ninguna disciplina que deba aprender el hombre libre por medio de la esclavitud. El alma no conserva ningún conocimiento que haya penetrado en ella por la fuerza. (Platón, La República).
En este sentido es que se observa que la libertad debe ser completa (de cuerpo y espíritu), porque gracias a ello el hombre puede construir un mundo mejor en el que se pueda vivir.
Además, todo filósofo, en uno u otro momento ha querido formular una teoría de cómo debería ser el mundo y cómo deberían ser sus habitantes, de manera ideal.
Por otro lado, el autor de la Teoría del conocimiento, Juan Hessen, precisa que
“El científico, o el filósofo aspira a elaborar una teoría del sistema, es decir, un conjunto de enunciados (ecuaciones, fórmulas, esquemas...) que permitan describir adecuadamente el funcionamiento del sistema. Si el sistema funciona tal y como lo dice la teoría, decimos que el sistema es un modelo de la teoría. (Hessen, Teoría del conocimiento).
Aunque no bien se expresaba en el mundo antiguo de Grecia, un modelo de educación eficaz (recordemos que era diferente lo que se enseñaba en Esparta como en Atenas, que en cada una de estas metrópolis, la educación obedecía a una necesidad del Estado: la guerra o el desarrollo de la cultura, las ciencias y las artes).
Desde los antiguos, siempre se ha señalado que una de las necesidades del hombre es conocer, y es esta la única forma en que se pueden resolver las dudas con respecto al conocimiento de dos cosas fundamentales: qué es el hombre y qué es el mundo.
Desde esta perspectiva, se empieza a buscar la verdad, a través de las siguientes preguntas:
Con respecto al hombre:
- ¿Quién soy?
- ¿De dónde vengo?
- ¿A dónde voy?
- ¿De qué estoy hecho?
- ¿Para qué vine al mundo?
- ¿Qué hago aquí?
Con respecto al mundo:
- ¿Qué es el mundo?
- ¿De qué está hecho?
- ¿Qué tan grande es?
- ¿Qué lo compone?
- ¿Cómo surgió?
- ¿Por qué hay estrellas y cielo?
- ¿Por qué las cosas cambian?
- ¿Qué tanto podemos conocer de él?
Sócrates sienta un principio (que lo continúa su discípulo), sobre lo que se conoce o debe conocerse:
“Sócrates obliga a Teetes a reconocer que no hay más que dos especies de juicio: el verdadero, que será el de la ciencia misma, siendo como es el juicio de lo que se conoce, y el juicio falto. Juzgar falsamente es colocarse fuera de la esfera de la ciencia, y el que pudiera decir en qué consiste, daría paso hacia la cuestión: ¿qué es la ciencia?, puesto que por lo menos, sabría lo que no es, y dónde no está” (Platón, Diálogo Teteetes).
De acuerdo con Hessen, la teoría del conocimiento (o epistemología), es la relación que se establece entre el objeto a conocer y aquél que pude conocerlo. Así, podemos decir que en la educación (que de alguna forma es la búsqueda de conocimiento), lo que se intenta conocer es la verdad, o aquello que pude ser ciencia, es decir, lo verdadero, y lo que nos acerca a ser objetivos con relación a aquello que queremos conocer.
Recordemos que el hombre tiene que interactuar con el mundo, y en ese mundo, lleno de objetos cognoscibles, el conocimiento a lograr siempre será mucho mayor a lo conocido. De ahí que toma sentido la frase de Sócrates: “yo sólo sé que no sé nada. En la medida que reconozco mi ignorancia, me permito saber más”.
La educación ayuda a encontrar la verdad, pero, ¿qué verdad es la que se encuentra? La que se busca.
Aunque hay que reconocer que para el modelo platónico, no siempre se conocía algo nuevo, sino que sólo se recordaba, ya que La República, el mismo Platón, enseña, un doble mundo: el mundo real y el mundo de las ideas, en donde las ideas, son la esencia de las cosas reales, y que el alma es capaz de convivir con esas esencias, y que el ser humano, por tener alma, conoce todo, y que cuando se utiliza el método de la mayéutica de Sócrates, lo que se hace es que, a través de la pregunta y la respuesta, el alma recuerde lo que ya sabe en ese topus ultra uranus (lugar más allá de la tierra).
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