República libros I- II, IV y VII
Enviado por luan04 • 30 de Enero de 2020 • Apuntes • 1.025 Palabras (5 Páginas) • 149 Visitas
República libros I- II, IV y VII
Libro I.
En este primer libro entran en dialogo Céfalo con Sócrates abordando el tema de la vejez y las riquezas, llegando a la conclusión de que la vejez sólo se disfruta con tranquilidad por la riqueza obtenida, pues aclaran que uno de los mayores beneficios de tal fortuna es la ayuda por obrar justamente durante toda su vida, ya que llegan a la vejez sin deudas de ningún tipo. Luego de ello se desarrolla el cuestionamiento por saber si la justicia que se menciona es aquella que <
Libro II.
La injusticia toma el primer papel en este apartado, pues Glaucón expone el ejemplo de Giges, el cual en una ocasión se encuentra con un anillo que lo puede hacer invisible y luego visible a su antojo, este sin temor a nada se aprovecha de la situación y logra matar al rey para coronarse. Con tal ejemplo muestra Glaucón que nadie es justo voluntariamente, sino forzado, por no considerarse a la justicia como un bien individual, ya que allí donde cada uno se cree capaz de cometer injusticias, las comete. Entonces Sócrates inventará un estado ideal viendo como punto principal las necesidades más comunes del humano y estas son el alimento, una vivienda y la vestimenta; estas a su vez necesitan ser elaboradas por una persona adecuada para tales tareas y es como surgen los oficios, por otro lado, el guardián del Estado debe ser filósofo y fogoso, el cual manejara con sumo cuidado la educación de sus gobernados, dándoles primeramente una educación por la música y el discurso, también elegirán cuales mitos serán los adecuados para ser enseñados y cuáles no, mostrando a los Dioses siempre como algo divino y representantes únicamente de lo bueno.
Libro IV.
Sócrates menciona que el Estado debe ser feliz en su mayoría a todos sus gobernados, sin embargo, esto se muestra un tanto complicado debido al tema de la riqueza y la pobreza, ya que una produce el libertinaje, la pereza y el afán de novedades, mientras la otra genera el servilismo y la vileza, además del afán de cambios. Por lo tanto, se llega al acuerdo de que el Estado debe ser sabio en tanto a prudencia, valiente o de cierto modo en conservación refiriéndose a la opinión engendrada por la ley, por medio de la educación, acerca de cuáles y cómo son las cosas temibles, también debe ser moderado mediante la concordia y la armonía natural entre lo peor y lo mejor en cuanto a cuál de los dos debe gobernar, tanto en el Estado como en cada individuo y justo en tanto cada una de las especies que haya en él haga lo suyo respecto del quehacer interno y en cuanto uno mismo haga lo suyo al no permitir a las especies que hay dentro del alma hacer lo ajeno ni inferir una en las tareas de la otra. Describiendo así un estilo de ‘monarquía’ o ‘aristocracia’ perfecta, si es que el Estado y los gobernados se han criado y educado del modo que se ha descrito.
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