Responsabilidad moral, determinismo y libertad
Enviado por • 7 de Julio de 2014 • Trabajo • 2.118 Palabras (9 Páginas) • 1.000 Visitas
Responsabilidad moral, Determinismo y libertad
Condiciones de la Responsabilidad Moral
Actos propiamente morales, no solo son aquellos en los que podemos atribuir al agente, una responsabilidad moral, no solo por lo que se propuso realizar, sino también por los resultados y consecuencias de su acción. Pero el problema de la responsabilidad se halla ligado al de la necesidad y la libertad humana, pues solo si se admite que el agente tiene cierta libertad de opción y decisión cabe hacerle responsable de sus actos.
No basta juzgar determinado acto conforme a una norma o regla de acción, sino que es preciso examinar las condiciones concretas en que aquel se produce a fin de determinar si se da al margen de libertad de opción y decisión necesario para poder imputarle una responsabilidad moral.
Las condiciones fundamentales para imputar a un sujeto una responsabilidad moral:
a) Que el sujeto no ignore las circunstancias ni las consecuencias de su acción; o sea que su conducta tenga un carácter consciente.
b) Que la causa de sus actos, este en el mismo (o causa interior), y no en otro agente (o causa exterior) que le obligue a actuar en cierta forma, pasando por encima de su voluntad; o sea, que su conducta sea libre.
Así pues solo el conocimiento, por un lado, y la libertad, por otro, permite hablar legítimamente de responsabilidad. Por el contrario, la ignorancia, de una parte, y la falta de libertad de otra (entendida aquí como coacción) permite eximir al sujeto de la responsabilidad moral.
La ignorancia y la Responsabilidad Moral
La ignorancia se presenta, como una condición eximente de la responsabilidad moral. Hay circunstancias en que el agente ignora lo que pudo haber conocido, o lo que estaba obligado a conocer. La ignorancia no puede eximirle de su responsabilidad ya que el mismo es responsable de no saber lo que debía saber.
La ignorancia de las circunstancias, en que se actúa, del carácter moral de la acción- de su bondad o maldad- o sus consecuencias, no puede dejar de ser tomada en cuenta, particularmente cuando es debida al nivel en que se encuentra el sujeto en su desarrollo moral personal o al estado en que se halla la sociedad en su desenvolvimiento histórico, social y moral.
La ignorancia de las circunstancias, naturaleza o consecuencia de los actos humanos, permite eximir al individuo de su responsabilidad personal, pero esa exención solo estará justificada, a su vez, cuando el individuo en cuestión, no sea responsable de su propia ignorancia; es decir, cuando se encuentra en la imposibilidad subjetiva (por razones personales) u objetiva (por razones históricas sociales) de ser consciente de su propio acto.
Coacción exterior y responsabilidad moral
Cuando el agente moral se encuentra bajo presión exterior, pierde el control sobre sus actos y se le cierra el camino de la elección y la decisión propias, realizando así un acto no escogido ni decidido por el, por el cual no se le puede hacer responsable de la forma en que ha actuado.
Pero la coacción puede provenir, no de algo, sino de alguien que consciente y voluntariamente le obliga a realizar un acto que no quiere regalar, es decir, que el agente no ha escogido.
En algunos casos, la coacción es tan intensa que no queda margen para decidir y actuar conforme a la voluntad propia, y que en algunos casos puede atentar contra la propia vida.
La coacción exterior puede anular la voluntad del agente moral y eximirle de su responsabilidad personal, pero esto no puede ser tomado en un sentido absoluto, ya que hay casos en que, pese a sus formas extremas, le queda un margen de opción y de responsabilidad moral. Y esa reducción seria menos legitima tratándose de actos cuyas consecuencias afectan a amplios sectores de la sociedad.
Coacción interna y responsabilidad moral
El hombre puede ser responsable de los actos cuya naturaleza conoce y cuyas consecuencias puede prever, así como aquellos que, por realizarse en ausencia de una coacción extrema, se hallan bajo su dominio y control.
Un individuo normal es responsable del robo cometido por él, pero que no lo es por lo menos, el cleptómano que roba por un impulso irresistible.
Es evidente que en este caso, de coacción interna, a la que el sujeto no le es posible resistir en modo alguno. Es un caso de una persona enferma que si bien se comporta de un modo normal, muestran zonas de conducta que se caracterizan por su anormalidad. Y ciertamente, aunque es difícil trazar la línea divisoria entre lo norma y lo enfermizo en el comportamiento de los seres humanos, es evidente que las personas consideramos normales, no actúan en general bajo una coacción interna relativa (deseos, pasiones, impulsos o motivaciones inconscientes en general). Pero normalmente esta coacción no es tan poderosa como para anular la voluntad del agente e impedirle una opción y por tanto contraer una responsabilidad moral en cuanto que mantiene cierto dominio y control sobre sus propios actos.
Responsabilidad moral y libertad
La responsabilidad moral, presupones la posibilidad de decidir y actuar venciendo la coacción exterior o interior. Pero si el hombre puede resistir la coacción, y es libre en este sentido, ello no quiere decir que el problema de la responsabilidad moral, en sus relaciones son la libertad, haya quedado completamente esclarecido, pues aunque el hombre pueda actuar libremente en ausencia de una coacción exterior o interior, siempre se encuentre sujeto a causas que determinan su acción. Por un lado, la responsabilidad moral, requiere la posibilidad de decidir y actuar libremente y por otro, formamos parte de un mundo casualmente determinado. Solo hay responsabilidad moral si hay libertad.
El problema de la responsabilidad moral, depende en su solución, del problema de las relaciones entre necesidad y libertad, o más concretamente, de las relaciones entre la determinación causal de la conducta y libertad de la voluntad.
Las tres posiciones fundamentales en el problema de la libertad
Nadie puede ser responsable moralmente, si no tiene la libertad de elegir un modo de conducta y de actuar efectivamente en la dirección elegida.
No se trata de decidir y actuar libremente en ausencia de una coacción exterior o interior, sino ante una determinación de la conducta misma. Determinemos específicamente cuales son las tres posiciones.
1. Si la conducta del hombre se halla determinada, no cabe hablar de libertad, y por tanto
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