Un mundo sin sujetos
Enviado por marianoelavin • 26 de Junio de 2012 • Ensayo • 2.159 Palabras (9 Páginas) • 449 Visitas
Un mundo sin sujetos
La robótica, la clonación, el travestismo, las personalidades "virtuales" ponen en jaque la noción de sujeto y, con ella, los acuerdos tácitos que nos llevan a decidir en quién creemos y por qué. Néstor García Canclini anticipa aquí, en exclusiva, su último trabajo, "Diferentes, desiguales y desconectados".
________________________________________NESTOR GARCIA CANCLINI
¿Qué es un lugar en la mundialización? ¿Quién habla y desde dónde? La fascinación de estar en todas partes y el desasosiego de no estar con seguridad en ninguna, de ser muchos y nadie, cambian el debate sobre la posibilidad de ser sujetos: ya aprendimos en los estudios sobre la configuración imaginaria de lo social cuánto pueden tener los procesos sociales y los sujetos de construidos o simulados. Quizá comienza un tiempo de reconstrucciones menos ingenuas de lugares y sujetos, aparecen ocasiones para desempeñarnos como actores verosímiles, capaces de hacer pactos sociales confiables, con alguna duración, en intersecciones disfrutadas. ¿Por qué el arte reciente está redescubriendo el sujeto o buscando recrearlo? Nombres de artistas del pasado y actuales se convierten en iconos de las exposiciones-faro, de películas europeas, chinas y estadounidenses, de interpretaciones musicales estelares. Los editores registran el ascenso de ventas de biografías y autobiografías. ¿Las identidades personales resucitan como marcas para reactivar los mercados, o hay algo más en este deseo de ser sujetos, o tenerlos como referencia?
Es notable que la mayor desconstrucción del sujeto se haya cumplido en el siglo XX, cuando más se hizo para erigir nuevos sujetos individuales, étnicos y de clase, nacionales y de género. Esta época, que aumentó las dificultades para hablar de la subjetividad, mostró a la vez que no es fácil desprenderse de esa noción. Llegamos así a estas preguntas: ¿cómo avanzar desde la sospecha necesaria para librarnos de afirmaciones ingenuas de la subjetividad hacia el trabajo reconstructivo indispensable para dar solidez a ciudadanías posibles? ¿Qué tareas de investigación, teóricas y políticas se necesitan? Las ciencias sociales encuentran difícil poner en el centro de la teoría a los actores cuando la sociedad es reducida a un mercado anónimo. La política se paraliza o se desintegra ante el determinismo neoliberal, que somete la complejidad de la economía al juego financiero de inversiones sin rostro. Los partidos políticos y sindicatos nacionales no aciertan a formular elaboraciones alternativas sobre cuestiones globales de gran escala, que son asumidas sólo parcialmente por Ong y movimientos ecológicos o de derechos humanos.
La posibilidad de que existan sujetos y sean reconocidos es cada vez más limitada a campos imaginarios: el cine, las telenovelas, las biografías de divos y deportistas. La fascinación generada por sus aventuras heroicas o melodramáticas, así como por noticieros que informan de acontecimientos políticos como si fueran dramas personales o familiares, parece responder a la necesidad de los consumidores de encontrar algún sitio donde haya sujetos que importan, padecen y actúan.
Pero ¿es el sujeto sólo una construcción ficcional de los medios, o puede haber también sujetos críticos, espectadores que ejerzan iniciativas propias a pesar de las astutas manipulaciones mediáticas? Los estudios sobre el lado activo de la recepción demuestran que no hay medios omnipresentes, ni audiencias pasivas, pero la concentración monopólica y transnacional de las industrias de la cultura, y la debilidad de las asociaciones de televidentes y consumidores, deja aún irresuelta la cuestión de cuánto nos permite ser sujetos el capitalismo de redes globalizadas. La posibilidad de serlo aparece no sólo como la capacidad creativa y reactiva de los individuos; depende también de derechos colectivos y controles sociales sobre la producción y circulación de informaciones y entretenimiento.
Sujetos simulados
La desconstrucción más radical de la subjetividad está siendo realizada por procedimientos genéticos y sociocomunicacionales que favorecen la invención y simulación de sujetos. Desde la robótica hasta la clonación, desde el travestismo de género hasta el fingimiento de personalidades en juegos electrónicos, la pregunta por lo que hoy significa ser sujetos está �más que cambiando� asomándose al precipicio de la disolución.
“Nuestras líneas están ocupadas; lo atenderemos en un momento”, dice una voz grabada cuando queremos pedir una información o expresar una queja. Cada vez es más arduo encontrar a un fabricante que venda el producto, incluso al mismo empleado que nos lo vendió o nos dio una información. Detrás de los empleados que rotan de una empresa a otra, de las voces anónimas que se reemplazan según el azar de los turnos, hay “cadenas” de tiendas, “sistemas” bancarios, “servidores” de Internet. Cuando algo no funciona es porque “se cayó el sistema” o “se desconectó el servidor”. La digitalización de los servicios, aliada con la precarización laboral, está propiciando una desresponsabilización de los sujetos individuales y colectivos.
Entre las consecuencias de este proceso, según Richard Sennett, encontramos mayor vulnerabilidad de los individuos y un sentimiento creciente de impotencia.
En vez de conocer a los amigos y las parejas en el trabajo o en la universidad, los encontramos en la Red. Me conecto con alguien que del otro lado del chat dice ser mujer y le digo que soy veterinario o fotógrafo, tengo 40 años y acabo de llegar de Australia. Ella dice llamarse Ofelia, y así vamos compartiendo desconocimientos, que es lo que más nos acerca a los tímidos. “Te siento tan cerca”, le digo con entonación de quien acompaña al otro. Estos juegos con personalidades inventadas pueden ser inofensivos mientras alguien no diga que le gustaría que nos encontráramos.
Guillermo Bon Bonzá, doctor en educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, envió a varios congresos tres ponencias con nombres falsos,
párrafos plagiados e insultos racistas escondidos en citas en alemán. Una de las comunicaciones la firmaba Hans Heidelberg, supuesto profesor titular de la inexistente Universidad Politécnica de Münchengladbach. Al develar su trampa, dijo que los trabajos, aceptados por comités de especialistas y editados en los cd Rom de tres universidades importantes, revelaban los teatros inverosímiles en que se han convertido l a s f e r i a s de vanidades académicas.
Estos ejemplos hacen pensar en los riesgos de confiar demasiado en los mercados, incluso en l o s mercados de bienes científicos. Una posible “salida” es afirmar la necesidad de verificar los hechos y controlar neopositivistamente la
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