Uno Mismo Con Los Otros

“Uno mismo con los otros”:

La habilidad de tomar decisiones consiente es una manera de ejercer plenamente nuestra libertad, la cual es una experiencia diaria muy común en nosotros, sin embargo nuestras elecciones no siempre son decisiones consientes; como se vincula esto con las ideas de libertad en una sociedad y en nuestra relación con otros ha sido tema de gran cantidad de pensamiento sociológico.

Es común pensar que somos los maestros de nuestro destino y que como tales tenemos el poder de actuar determinando nuestra conducta y controlando nuestras vidas pero la realidad es que existen muchas situaciones en las que nuestra libertad para actuar está limitada por circunstancias por las que no tenemos ningún control. De modo que una cosa es tener la habilidad de cambiar o modificar nuestras destrezas y otra diferente es tener la capacidad de alcanzar los objetivos. Esto se manifiesta en aspectos como el recordatorio de que nuestras acciones y elecciones tienen consecuencias y de que si rompemos las reglas seremos castigados, el castigo está pensado como un recordatorio de que somos responsables de nuestras acciones. Las reglas, en este sentido orientan no solo nuestra conducta sino que también su coordinación con otros que pueden, a su vez, anticipar como es probable que actuemos. Otra manifestación de esto se encuentra en aquellas personas que pueden establecer las reglas del juego y al mismo tiempo ser jueces, por lo tanto están posicionados por sus instituciones para ejercer su arbitrio y al hacerlo trazan límites a nuestra libertad. Nuestras acciones entonces se vuelven dependientes del juicio de otros, sobre el que ejercemos un control limitado.

Lo que se plantea aquí es que la libertad de elección no garantiza la libertad para actuar sobre esas elecciones ni asegurar la liberad de alcanzar los resultados esperados. Para ser capaces de actuar libremente, necesitamos más que libre albedrio. Existen casos en los que la libertad puede no depender de lo que hacemos sino de quienes somos, nuestra libertad para actuar en el presente esta moldeada por nuestras pasadas circunstancias y nuestras experiencias acumuladas.

Puede suceder que los grupos a los que pertenecemos limiten nuestra libertad, incluso aquellos grupos en los que nos sentimos más cómodos pueden llegar a limitar nuestra libertad restringiendo el rango de opiniones que podemos sustentar. Entrenados en los modos y formas de nuestro grupo, podemos practicar en su interior nuestra libertad, pero al precio de limitarnos a determinadas ideas y determinados territorios.

Los grupos que nos imponen modos apropiados de actuar, hablar, vestirse y conducirnos nos permiten orientarnos para vivir en los grupos a los que pertenecemos, aun así, estas reglas impuestas por el grupo pueden llegar a convertirse en un problema cuando nos aventuramos más allá y encontramos medios con otras orientaciones, entonces

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