Vision Platonica
Enviado por • 9 de Octubre de 2013 • 2.372 Palabras (10 Páginas) • 362 Visitas
PLATÓN. LA CIENCIA Y LA MÚSICA A TRAVÉS DE TRES DIÁLOGOS FUNDAMENTALES
Daniel Martín Sáez
El ámbito de la Academia platónica es imprescindible para comprender el desarrollo del pensamiento griego o, como ha querido llamarlo el helenista Bruno Snell, el descubrimiento del espíritu operado en Occidente. La primera universidad albergaba en su seno estudiantes de todas las ramas y todo el saber de la época encontraba allí su crítica y fundamento. Desde que Heráclito juzgase oportuno no escucharse más a sí mismo, sino sólo al logos, la fuerza de la razón inundó los planteamientos de la Academia.
Por aquel entonces, hacía tiempo que la singularidad griega se había convertido en una realidad ineludible, al crear y profundizar, más allá del conocimiento material de egipcios, chinos y babilonios (protociencia), en una perspectiva "científica" formada por preocupaciones "de fondo" resumidas en las aportaciones lógicas, metodológicas y epistemológicas (véase VEGA REÑÓN, L. La trama de la demostración). Un ejemplo claro de ello lo encontramos en el desarrollo teórico de las matemáticas, cuya concepción contribuyó a formar el propio Platón al despreciar las matemáticas puramente útiles o prácticas. Las matemáticas de “comerciantes y mercachifles”, como él las llama, carecen siempre de la elaboración conceptual y el nivel de abstracción necesario para llevar al filósofo a la esencia de las cosas. No en vano, la Filosofía nace entones como una actitud que se basta a sí misma con el deseo de ahondar en cuestiones conocidas, pero más allá de su utilidad práctica.
El citado Bruno Snell, precisamente, ha subrayado en su maravillosa obra El descubrimiento del espíritu que “sólo en Grecia la conciencia teórica nació de forma autóctona”, y defiende la tesis según la cual dicha conciencia vendría facilitada por “condiciones lingüísticas” como la existencia del artículo determinado, la substantivación del verbo y el adjetivo o las conjunciones causales. A su juicio, el uso cada vez más complejo de la lengua griega habría posibilitado un acercamiento más riguroso a la lógica y el interés por desentrañar, desde ella, el sentido del mundo. Se trataría de una perspectiva cuyo gérmen encontraríamos en Homero, del que toda forma cultural griega es heredera, y que encontraría su culmen en Platón. Entre Homero y Platón habría habido un complejísimo desarrollo lingüístico e ideográfico, en el cual Demócrito tendría un papel central, por cuanto sería quien más habría evolucionado la perspectiva lógica propia de la abstracción, al reducir la realidad a átomos y vacío y dejar de lado las cualidades más o menos perceptibles de los objetos. Tampoco puede olvidarse la distinción entre cuerpo y alma, ausente en Homero y esencial en Platón, pues ni siquiera los presocráticos tienen una noción clara de psykhé, donde Sócrates -he aquí el nacimiento del espíritu- sitúa la esencia del hombre. Por este motivo, aunque la matemática y la cosmología son esenciales, no son menos importantes las discusiones propias del ámbito de la medicina, cuya fuente principal, los tratados hipocráticos, habrían influido notablemente sobre las reflexiones que hemos llamado “de fondo”.
Pero el desarrollo fue lento y, como ha hecho notar Paul Veyne en su célebre ensayo ¿Creyeron los griegos en sus mitos?, hemos de evitar la carga ideológica de aquellos que sitúan en Grecia un nacimiento de milagrosa racionalidad alejada de todo tipo de misticismo; en este sentido, podemos conciliar su idea con la importancia que da Snell a Homero, y por tanto al pensamiento mítico, como padre de la civilización europea. El helenista alemán sitúa en la épica el sustrato primario sobre el que se plasma el desarrollo posterior de la idea de alma, cuya interesante evolución puede rastrearse en las creaciones épica (Homero y Hesíodo), lírica monódica y coral (desde el erotismo de Safo hasta la sabiduría poética de Píndaro; dando nacimiento al yo autoral), trágica (Esquilo, Sófocles, Eurípides, quienes rompen el vínculo entre mito y realidad, encontrando un nuevo modo de relación con ésta, conectado íntimamente con las contradicciones del hombre y la necesidad de tomar decisiones, así como con la pérdida de confianza en la perfección de lo divino; y situando así la realidad en el mundo del espíritu), presocrática (especialmente Heráclito y Parménides, que dejan en manos del discurso científico la realidad propia de la épica; y empiezan a conceptuar mediante metáforas, comparaciones y analogías lo que los trágicos sólo mostraban en formas vivas) e histórica (Herodoto y Tucídides, que explican los hechos a través de la acción de los seres humanos, quienes no aprenden nada de la historia cayendo una y otra vez en los mismos errores), esenciales para el nacimiento de la filosofía.
De este modo, no es hasta el siglo V a. C. cuando, gracias a diversas contribuciones (matemáticas, filosóficas, epistemológicas) se desarrollan nociones tan importantes como la de “demostración”. Mientras la matemática habría llevado irremisiblemente, de acuerdo con su desarrollo interno marcado por los descubrimientos pitagóricos, a un mayor rigor; la filosofía, con la generalización pitagórica y eleática, precisaba la búsqueda de un método no empírico, de acuerdo con la reconocida contingencia de los sentidos; y la dialéctica comenzaba a exigir cierto rigor en el discurso, cuya confianza en la unión de lenguaje y logos era, en manos de Sócrates, la base de la mayéutica. Los platónicos adquirieron así los complejos logros de distintas disciplinas, heredando y desarrollando una perspectiva epistemológica recién nacida, el interés por conocer las formas y dominar las posibilidades del lenguaje discursivo y un esfuerzo por lograr pruebas deductivas y por organizar el conocimiento disponible. Imbuidos en estas discusiones, Teodoro, Platón, Teeteto y Eudoxo habrían desarrollado su discurso bajo un elevado nivel de abstracción, generalidad teórica y deducción que llevaría posteriormente a la postulación del método silogístico por parte de Aristóteles. Es innegable, por tanto, la importancia de los diálogos platónicos para conocer el desarrollo del pensamiento que, anacrónicamente, llamamos científico; y por ello estableceremos las características principales de dichos diálogos con base en tres de ellos, importantes por reflejar su pensamiento en distintos periodos de su vida: Menón, República y Teeteto. Así mismo veremos el lugar que Platón otorga a la música en estos diálogos, aunque su noción de música sea muy distinta a la que hoy manejamos. Por ello, será importante que el lector no olvide ni un instante que la teoría de la música (filósofos, científicos, teóricos)
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