Ética Medieval. Temor de Dios

Ética Medieval. Temor de Dios

La ética en la era medieval se basaba principalmente en religiones y personas que seguían acciones que realizaban los líderes, solían creer en el palabra de quien los gobernaba.

El cristianismo no solo era un movimiento religioso, también llevaba un poder e influencia inmenso sobre el pensamiento de la sociedad.

Esta doctrina moral dictaba honrar a Dios y amar a los hombres,  comenzó a tener una enorme cantidad de seguidores, no tanto por el hecho de llevar a cabo los principios que profesaba sino porque al momento de ejercer esta religión ejercían una oposición al poder político imperial.

Se planteaban seguir a Dios antes que a los hombres. La ética cristiana comenzó siendo dirigida a unos pocos y terminó siendo aplicada a lo largo del mundo.

De acuerdo a la fe, Dios se hizo hombre para salvar a toda la humanidad y para inculcar un sentido del bien y del mal, dentro de esta idea se pensaba que cualquiera que se convirtiera en pecador era por ignorancia o insensatez y la religión cristiana estaba para guiarlos por el camino correcto del bien.

La religión establecía lo que se consideraba como actos correctos o dañinos, según los mandamientos para vivir en sociedad y no dañar a los demás se proclamaba amar al prójimo como a ti mismo, otro punto que tomaba para preservar esta armonía era que todo los hombres son iguales ante Dios, ya que Él no distingue entre pobres o ricos, libres o esclavos o incluso aquellos que eran poderosos.

Por otro lado se consideraban las prohibiciones legales, es decir aquello que ni la sociedad ni el imperio daban visto por actos buenos y se era castigado por llevarlos a cabo,  en la religión les nombraron mandamientos del amor y que son el no matarás, no robarás y no cometerás adulterio.

En esta edad media muchos se habían llegado a plantear ciertas dudas  a lo que algunos filósofos reconocidos respondieron con sabiduría.  Como por ejemplo el por que se debía ser moral y actuar con virtud a lo que Protágoras resolvió que se debía ser virtuoso porque la ciudad necesita ciudadanos que sepan convivir.

Se creía que cuando el hombre se desasía de su naturaleza pecadora para obrar con virtud se ganaba la vida eterna la cual es por la que realmente se merecía la pena luchar.

Todas las ideas acerca de la divinidad, la eternidad y libre albedrío se era aceptado porque la filosofía en esta época era ante todo teología.

Quien era realmente una buena persona era aquel que se planteaba hacer el bien y así poder vivir una buena y feliz vida.  Pensaban que a pesar de que el humano caía siempre en el pecado pero podía encontrar el perdón y decidirse a formar una vida de actos virtuosos. Para ello se tenía que renunciar a aquellos deseos materiales y entregarse al amor cristiano, examinarse uno mismo para reconocer los errores así como las virtudes. Por otro lado la justicia distribuye el bien dando a cada uno lo que le corresponde, si se tiene fortaleza se puede soportar las adversidades y la templanza frena los deseos que influyen al pecado.

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