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Ética y construcción ciudadana


Enviado por   •  2 de Mayo de 2019  •  Trabajo  •  3.132 Palabras (13 Páginas)  •  130 Visitas

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MEMORIA OPERATIVA Y COMPRENSIÓN LECTORA

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Introducción

El presente trabajo recopila información de diferentes investigaciones, obtenidas a través de distintas búsquedas bibliográficas realizadas en Google Académico, utilizando palabras como: comprensión lectora, procesos, tipos; memoria operativa, teorías, diferencias individuales; memoria operativa y comprensión de textos.

Trabajé a partir de dos artículos científicos  en particular:

- “Memoria operativa y comprensión lectora: algunas consideraciones básicas” (Francisco Gutiérrez, Juan A. García Madruga, Rosa Elosúa, Juan Luis Luque, Milagros Garate) y

- Riffo, B. (2016). Representaciones mentales en la comprensión del discurso: Del significante lineal al modelo de situación. Revista signos49, 205-223.

La Comprensión Lectora

La comprensión de textos es una herramienta fundamental para transitar con éxito la escuela y desarrollar actividades cotidianas. Tanto la escuela, como la sociedad actual y la del futuro, demandan altos niveles de alfabetización, es decir, el uso del lenguaje escrito para pensar, resolver problemas, comunicarse y aprender.

“La comprensión lectora se ha definido de muchas maneras, según Defior (1996) leer es descifrar el código de la letra impresa para que ésta tenga significado, y como consecuencia se produzca una comprensión de texto”.[1]

Al decir de Abusamra y otros[2], la comprensión lectora es como armar un rompecabezas: hay que juntar pequeños fragmentos en un todo coherente y unificado. Esta metáfora alude a cómo se llega al sentido final del texto.

A propósito del comprender y del proceso lector, Romero Bermúdez É. y otros[3], se refieren a este último desde un enfoque cognitivo en el que se lo caracteriza como un proceso que es constructivo, activo, estratégico y afectivo. Otros a partir de un enfoque lingüístico-cognitivo, han establecido niveles o tipos de comprensión lectora (literal, inferencial y crítica), para evaluar el nivel de CL de los alumnos en un determinado momento.[4] En algunas situaciones de lectura sólo se requiere extraer las ideas que el texto expone, en otras es necesario interpretar y reflexionar sobre lo leído. Estos niveles de comprensión tienen que ver con el desarrollo de las habilidades en la comprensión lectora.

Todos los autores coinciden, a propósito de este tema, en que la comprensión lectora implica una tarea cognitiva compleja. No sólo se refiere a la actividad de leer sino, leer para acceder a un significado a través de diversos procesos que especificaré más adelante, así como de poner en juego sus conocimientos previos. Esta concepción generó un gran cambio a nivel educativo con respecto a la lectura, que pasó de concebirse en función de la sonorización del texto, a explicarse como una actividad cuyo objetivo final es comprender el contenido.[5]

Una vez dominados los procesos lingüísticos habitualmente considerados predictores de la comprensión lectora (en adelante CL), como son la precisión en la lectura de palabras, o el dominio del lenguaje oral, aparecen otros procesos cognitivos de nivel superior que también tienen un papel importante en la CL. Uno de ellos, y que es motivo de interés en este trabajo es la memoria operativa.

“Diversas teorías de la comprensión del texto han apelado a la noción de memoria de trabajo (en adelante MO) para modelar las necesidades de almacenamiento y de recursos cognitivos implicados en el procesamiento durante la lectura, como así también un espacio donde se depositan los resultados del procesamiento”.[6] 

Coincidiendo con lo anteriormente dicho, “la comprensión exige un espacio común de trabajo – es decir una MO- donde se vayan depositando los resultados parciales y totales del procesamiento, y donde se coordinen las restricciones simultáneas que los diferentes procesos imponen a la información compartida”[7].

De acuerdo con esto último, “la acción de la MO en el momento de la CL se podría comparar con el movimiento de una linterna a través del texto, frase a frase, elaborando e integrando una nueva construcción mental”[8]. A partir de allí deviene que “la comprensión lectora es una tarea cognitiva que entraña gran complejidad: el lector no sólo ha de extraer información del texto e interpretarla a partir de sus conocimientos previos y metas personales sino que, ha de reflexionar acerca del proceso seguido para comprender en situaciones comunicativas diversas”[9].

La Memoria Operativa

Siempre se le ha reconocido un papel central en el funcionamiento cognitivo humano. Su descripción pasó de un simple espacio de “almacenamiento a corto plazo” en oposición a la memoria de tipo más permanente o “a largo plazo”, a la idea de un mecanismo más “activo”: de ahí su nominación como “memoria de trabajo” (working memory). Esta memoria de trabajo sería la encargada de controlar y almacenar temporalmente la información, mientras es usada en el contexto de cualquier tarea cognitiva (Atkinson y Shiffrin, 1968, 1971 en Gutierrez et al.)

Existen dos concepciones sobre este mecanismo cognitivo que son presentadas como fundamentales. Por un lado los trabajos de Baddeley y Hitch (1974) que aportan un primer modelo de la MO como un sistema encargado de mantener y manipular la información necesaria para llevar adelante tareas cognitivas complejas (aprendizaje, razonamiento o la comprensión).

De acuerdo con Baddeley (1986, 1999, 2003) la MT es un sistema de almacenamiento temporal y procesamiento simultáneo que se compone de tres subsistemas: el lazo fonológico, la agenda visoespacial y el retén episódico, y un sistema de control atencional, el ejecutivo central (EC). El lazo fonológico se especializa en el procesamiento y almacenamiento temporal de la información verbal-acústica, lo que permite sostener la representación sonora de una palabra. La agenda visoespacial procesa y mantiene la información de tipo visoespacial por períodos cortos de tiempo. A estos dos subsistemas se añadió posteriormente un elemento de almacenamiento temporal multimodal, el retén episódico, que conecta los dos almacenes antes mencionados con la memoria a largo plazo (MLP). Como componente fundamental de la MO, estaría el ejecutivo central, ya que se ocupa del control y la regulación de la actividad dentro del sistema cognitivo, así como de la selección de las estrategias adecuadas en las tareas cognitivas complejas.(en Gomez-Veiga et al.)

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