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Escuela De Chicago


Enviado por   •  19 de Abril de 2012  •  7.637 Palabras (31 Páginas)  •  1.919 Visitas

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ORÍGENES DE LA ARQUITECTURA Y DEL DISEÑO MODERNOS

La segunda mitad del siglo XIX recogió los frutos de la revolución industrial: se desarrolló mucho una nueva arquitectura basada en materiales como el hierro y el cristal que nada tenían que ver con la piedra y el ladrillo tradicionales. Se trataba de tipologías arquitectónicas peculiares del mundo contemporáneo, como grandes edificios de exposiciones, puentes, estaciones de ferrocarril, etc. El proceso de industrialización genera su propia mecánica, como parte del proceso económico que debe ser satisfecha con perfeccionamientos y novedades.

Las novedades estilísticas que estas construcciones traían consigo se aceleraron a finales del siglo. Coincidiendo cronológicamente con las revoluciones pictóricas de los impresionistas y postimpresionistas, aparecieron los diferentes lenguajes del modernismo, en un intento claro de alejarse de todos los estilo arquitectónicos del pasado. El paso siguiente, ya en los tres primeros lustros del siglo XX, consintió en geometrizar las formas eliminando todo tipo de decoración. Aquel nuevo modo de entender la arquitectura, llamado a veces protorracionalismo, es el verdadero cimiento en el que se apoya el movimiento moderno.

CONTEXTO HISTÓRICO

I. DESARROLLO INDUSTRIAL Y DEMOGRÁFICO

Además de la lucha de las clases, hay que considerar el auge del imperialismo: los grandes Estado europeos (Francia, Reino Unido, Holanda, Portugal y Alemania, principalmente) se reparten África y cuentan con importantes posesiones coloniales en Asia, Oceanía y América.

También Estado Unidos emerge como un gran foco económico: tras la guerra hispano- norteamericana de 1898 se convierte además en una potencia política y militar de primer orden cuyo poder se acrecentará más a lo largo del siglo XX.

La población mundial aumentará rápidamente, y se da un importantísimo crecimiento de las ciudades. La casi repentina urbanizaciónde gran parte de la población agrícola, en un proceso que aún continua hoy en los países que pretenden incorporarse a la realidad de nuestra época. Este proceso de urbanización, que se corresponde con la gran explosión demográfica, supone un aumento extraordinario de la demanda de construcción, tanto de viviendas como de infraestructuras.

Como resultado a la vez que como un poderoso incentivo de todo el proceso, se produce una gran demanda de infraestructuras y éste desarrollo presiona sobre la técnica, desde las vías a los puentes, pasando por las máquinas, y se desarrollan sistemas de cálculo y dimensionado de los elementos metálicos.

Fue aquella una época de progresos espectaculares en las comunicaciones. La fiebre de la invención se contagia n todos los ámbitos con resultados notables. Además del ferrocarril, se construyen los grandes transatlánticos de vapor, auténticas ciudades artificiales (como muy bien lo sugería el título de una novela de Julio Verne: La ciudad flotante). Añadamos a ello el automóvil de motor de explosión: el primer “utilitario”, el famoso modelo Ford modelo T, lanzado en 1909, tuvo un gran éxito. Estamos lejos de la democratización definitiva de este medio de transporte, pero importa su aparición en este período por el impacto mental que causó la nueva experiencia de la velocidad.

Se vivieron entonces los primeros éxitos de la aviación: el primer vuelo con motor lo hizo Wilbur Wright en 1903. Nada parecía imposible para una humanidad cuyos exploradores conquistaban rincones recónditos de la Tierra, cuyos científicos desentrañaban los misterios de la naturaleza y cuyos inventores fabricaban máuinas que permitían transformaciones prodigiosas. Los adelantos higiénicos y las vacunas hicieron disminuir mucho la mortalidad. También aumentó mucho la producción de alimentos mediante una creciente mecanización agraria. (El sueño ancestral de vencer las leyes de la gravedad pudo verse finalmente cumplido cuando Wilbur Wright realizó el primer vuelo con motor de gasolina y propulsión a hélice, logró volar 36m a 3m de altura en Kitty Hawk, Carolina del Norte (EE.UU).

El cúmulo de circunstancias que provocan esta situación y las que general por su causa es realmente complejo, aunque es posible establecer la relación de las más directamente relacionadas con la construcción arquitectónica¹.

La interacción de estas circunstancias es evidente. Las concentraciones humanas necesarias para la producción industrial presionan sobre la demanda de construcción y la capacidad de producir obliga a abrir nuevos mercados, lo que genera a su vez una mayor demanda de transportes. Cada nueva posibilidad origina un problema que acelera el proceso, activándolo de forma que su evolución no se puede considerar aún hoy acabada.

¹Esta relación, simplificada y esquemática, puede ser la siguiente:

a) el intento de aplicar las teorías científicas a casi todos los aspectos de la actividad cotidiana, incompleto y deficiente en muchos aspectos en los inicios del siglo, pero casi completo, por lo menos en el rigor de sus experiencias.

b) La implantación de los procesos industriales en la fabricación de todos los productos susceptibles de comercio, entre los que no podían faltar los materiales de construcción. Esta circunstancia y sus consecuencias en la vida cotidiana es quizás la más sobresaliente desde el punto de vista sociológico, y es la que le da el nombre genérico de la época.

II. NUEVOS MATERIALES, NUEVAS FORMAS

a) El hierro como material de construcción.

En mayor o menos medida el hierro de ha usado en construcción desde siempre¹.

El problema que ha desaconsejado su uso ha sido su capacidad para oxidarse, aumentando de volumen y produciendo la rotura de los materiales en los que se apoya o se empotra. La construcción ha estado siempre necesitada de materiales que trabajen a tracción, sobre todo en los coronamientos de los muros, pero a la vista de los novicios de la oxidación, que además mancha irremediablemente las fábricas, es preferible recurrir a otros expedientes, y los problemas se resuelven mediante aparejos robustos y engatillados.

Sin ningún tipo de cálculo se coloca donde fallan los esquemas de la albañilería y la cantería, siguiendo unas normas intuitivas de escasa validez.

Poca cosa más se podía hacer con el hierro faltando todavía los sistemas de cálculo, la experiencia constructiva y los productos concretos que tuvieran utilidad inmediata en construcción.

Pero desde los finales del s. XVIII los progresos en la industrialización

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