La Formación De Estado Argentino
Enviado por Laumorrison • 21 de Agosto de 2014 • 1.518 Palabras (7 Páginas) • 362 Visitas
La formación del Estado argentino
En su obra La formación del Estado argentino. Orden, progreso y organización nacional , Oscar Oszlak desarrolla una de las interpretaciones más sugerentes sobre el proceso de la “organización nacional”. El autor se pregunta sobre las causas que impidieron, durante más de cinco décadas, la organización nacional y sobre las condiciones que, luego de la batalla de Pavón, la hicieron posible. Asimismo, revela los mecanismos que, desde 1862, el Estado nacional fue poniendo en juego para lograr la definitiva centralización e institucionalización del poder.
Oszlak destaca que el período 1810-1861 se caracterizó por la debilidad del fundamento material de la nacionalidad. Tal debilidad derivaba fundamentalmente de los muy distintos intereses económicos regionales, de las dificultades para la formación de alianzas políticas estables que articularan un sistema de dominación, y de la fragilidad de las instituciones y recursos existentes para extender el poder de un Estado nacional sobre el conjunto del territorio.
Según el autor, la guerra de la independencia fue el primer capítulo de un largo proceso, caracterizado por cruentos enfrentamientos y variadas fórmulas de transacción, mediante las cuales los sectores que pugnaban por prevalecer en la escena política intentaron sustituir el orden colonial por un nuevo sistema de dominación social. El origen local del movimiento emancipador y las resistencias halladas por Buenos Aires para constituirse en núcleo de la organización nacional pronto dieron lugar a movimientos separatistas y guerras civiles que, durante mucho tiempo, impidieron la formación de un Estado nacional. El resurgimiento de la provincia como ámbito de lucha por la dominación local y actor institucional en el escenario político más amplio que integraban las Provincias Unidas del Río de la Plata tendió a otorgar a los enfrentamientos un carácter “territorial”, que ocultaba sus más determinantes motivaciones económicas. Las precarias coaliciones de provincias, que, a través de pactos y tratados, intentaron erigirse en estados, fueron prontamente desbaratadas por disidencias internas y fracasos militares. De hecho, las provincias funcionaron como cuasi-estados dentro de una federación cuyos vínculos de nacionalidad radicaban esencialmente en la aún débil identidad colectiva creada por las guerras de la independencia.
Por inspiración y acción de Rosas, Buenos Aires alentó durante dos décadas esta organización federal del sistema político-institucional, postergando la constitución de un Estado nacional, que, en las condiciones de la época, poco habría beneficiado a los intereses de los sectores terratenientes pampeanos que sostenían el régimen rosista.
No es casual que la coalición de fuerzas que derrotó a Rosas se haya constituido en circunstancias en que las oportunidades de progreso económico abiertas por la consolidación del capitalismo en Europa occidental ponían crudamente de manifiesto la restricción a las que se hallaban sometidos el intercambio y la producción de las provincias litoraleñas.
Sobre las cenizas de Caseros, se realizó el primer intento orgánico de creación un Estado nacional que, al no contar con la adhesión legítima ni los recursos de la auto excluida provincia porteña, sobrevivió tan sólo una década. En 1861, la Confederación Argentina cayó derrotada en Pavón por el ejército de Buenos Aires y debió resignar su efímero liderazgo del proceso de organización nacional.
Pavón allanó el camino para la definitiva organización nacional al permitir a los sectores dominantes porteños “nacionalizar” la llamada revolución liberal y organizar el Estado. Efectivamente, luego de Pavón, se inició un nuevo intento de construcción del Estado nacional en el que una compleja e inestable coalición política hegemonizada por los sectores dominantes porteños logró paulatinamente incluir en el proyecto unificador a diversas fracciones burguesas del litoral fluvial y el interior del país.
Desde entonces, sobre la base de ciertas instituciones de Buenos Aires y a partir de recursos financieros procedentes de esta provincia y de Londres, el Estado nacional comenzó a afirmar su presencia institucional y a ejercer una dominación creciente sobre la sociedad. El proceso se caracterizó por su complejidad ya que concentrar el poder suponía expropiar a diversos actores sociales poderes y funciones que tradicionalmente ejercían. Para lograrlo, el Estado en construcción usó mecanismos represivos contra algunos caudillos y otros actores socio-políticos (indígenas, la Iglesia, etcétera) que resistían a su acción expropiadora. También puso en juego recursos de tipo consensual con los que logró el acuerdo de diversos grupos sociales para el proceso de organización en marcha.
A través de la represión y el control de las situaciones provinciales, la cooptación de aliados políticos, la articulación y la garantía de las actividades económicas, o la difusión de mecanismos de control ideológico, el Estado se fue apropiando de nuevos ámbitos operativos, redefiniendo los límites de la acción individual e institucional, y fue desplazando a la provincia como marco de referencia de la actividad social y la dominación política.
Hacia 1880, puede decirse que se dio por concluido el proceso
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