Lecciones Del Informe Final De La CVR: Lecciones De La CVR; ¿Somos Mejores Diez años Después?

El 17 de mayo de 1980 el Partido Comunista del Perú, llamado Sendero Luminoso (SL), inició lo que ellos denominaron “Guerra Popular”. Para nosotros fueron y son actos terroristas. En esa fecha, SL quemó ánforas y cédulas de votación en el pueblo ayacuchano de Chuschi. Este fue el primer acto llevado a cabo por los terroristas. Los autores materiales del atentado fueron capturados rápidamente y el nuevo material electoral fue llevado a Chuschi sin que las elecciones fueran afectadas en esta localidad, con muy poca atención de la prensa y una casi absoluta indiferencia de la sociedad civil peruana frente a estos hechos.

Casi 21 años después, luego de muchas muertes de civiles, militares, autoridades, policías y terroristas, del paso de nuestra sociedad de la indiferencia a la zozobra y el terror; de diversas acciones económicas, sociales, militares y políticas ejecutadas por los respectivos gobiernos de turno; así como de importantes cambios en el administración gubernamental por la evidencia de actos de corrupción, se creó la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) que “investigó los orígenes de la violencia terrorista, las causas de esta violencia y la represión militar resultante del accionar terrorista”. (Comisión de la Verdad y Reconciliación , 2003)

El informe final de la CVR abarca varios aspectos del análisis del conflicto, sin embargo, me pregunto: ¿Implementar las recomendaciones de la CVR nos dio la oportunidad de mejorar como sociedad y nación? ¿Hemos aceptado nuestras diferencias y hemos dejado de tener actitudes discriminatorias? Las profundas brechas culturales, sociales, económicas y políticas que existieron en nuestra sociedad al inicio del conflicto y que se evidenciaron durante aquella etapa ¿subsisten aún? ¿Hemos aprendido a perdonarnos y estamos dispuestos a corregir nuestros errores y llegar a ser una nación que mire el futuro apreciando la verdad y conviviendo pacíficamente?

Víctor Andrés Belaúnde en “Peruanidad”, cita a Renan y menciona que la nación es el “...conjunto de hombres unidos por el recuerdo de los hechos que llevaron a cabo en el pasado y la voluntad de realizarlos en el futuro” (Belaúnde, 1968).

La nación requiere tradiciones y un destino comunes. Me pregunto: ¿somos una nación? Tenemos tradiciones comunes, sí; aunque por nuestra compleja geografía no reconozcamos como del todo propias tradiciones y costumbres de la selva o de la sierra, por ejemplo. Históricamente, un hecho tan funesto como la guerra con Chile afectó más a la costa peruana que al resto del país. Resulta anecdótico recordar que los soldados peruanos luchaban por Piérola, Cáceres o Iglesias, mientras que los chilenos tenían absolutamente claro que peleaban por Chile. El cómo vemos el futuro tampoco es un punto de convergencia. Periódicamente nos vemos impelidos a nuevos proyectos y nuevas visiones del Perú para el siguiente quinquenio, aunque intuimos que, al finalizar el período de gobierno, habrá nuevos planes gubernamentales que pueden ir, inclusive, en sentido contrario a lo ya transitado. Algo que parece unirnos es el tema gastronómico, pero no es aún una influencia trascendental, en mi opinión.

¿Cómo mejorar? La solución, en mi opinión, pasa por el aspecto formativo. Es por ello que proponemos que las recomendaciones en materia de educación planteadas por la CVR, formen parte permanente de los lineamientos de política nacional del Estado peruano. La razón: es necesario labrar permanente

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