ARGENTINA Y SU FORMACIÓN COMO PAIS
pilimeana22 de Noviembre de 2013
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Historia.
La formación del sujeto independiente.
Libertad o resignación:
El virreinato se venía abajo. En ese tiempo, (1770) había una lucha entre las viejas ideas y el resplandor del nuevo mundo, y existían innumerables ataques a los aborígenes y a personas de clase baja, mientras que a las familias ricas se les otorgaba concesiones. La sociedad norteamericana alcanzaba niveles cada vez mayores de integración, mientras que nuestra región se caracterizaba por estar fragmentada y su sociedad, dispersa. Había restricciones de productos y mercancías a los mercados locales. La legislación colonial impedía la salida legal y fluida hacia el mercado internacional.
La modernización borbónica no sólo fue insuficiente, sino que llegó cuando ya había ocurrido el hecho irreversible: los hispanoamericanos habían comenzado a visualizarse como sujetos independientes.
En 1777 el mexicano Juan José de Vertiz asumió la titularidad del Virreinato del Río de la Plata e hizo reformas culturales, educacionales y asistenciales.
En 1800 llegó a Charcas Mariano Moreno. Era hijo de un modesto empleado y había estudiado en Buenos Aires en la escuela del rey y luego en el Colegio de San Carlos. El joven porteño leyó allí ávidamente a Montesquieu, Locke, Rousseau y Jovellanos, y probablemente a Diderot y D'Alembert, directores de la Enciclopedia francesa. Lo conflictuó profundamente la polémica sobre los "justos títulos" y se detuvo a analizar el derecho indiano.
En Latinoamérica muchos concebían la independencia de España pero no aceptaban el desafío de construir una nueva sociedad por caminos autónomos.
Pero no todos los criollos se sentían incapaces de gobernarse a sí a si mismos, y crecía la esperanza de trabajar y dirigir un país propio.
Hipólito Vieytes inició en 1802 la difusión de unas lecciones elementales de agricultura. Belgrano imaginó un país de gente laboriosa, que cultivara la tierra, explotara las minas y produjera manufacturas. Influido por los fisiócratas ingleses, consideraba que la agricultura era la base de la riqueza. Cuando fue nombrado secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires en 1793, creó las escuelas de náutica y minería. Fundó la Sociedad patriótica, Literaria y Económica, proyecto que vinculaba el progreso económico con el estímulo a la educación. Siendo vocal de la Primera Junta patria, fundó la Escuela de Matemáticas, para formar técnicos en el campo de las ingenierías.
Belgrano había escrito en el reglamento que en la enseñanza el espíritu nacional prevalecería sobre lo extranjero. Belgrano entendía que la educación pública era condición para tener una sociedad independiente. Al mismo tiempo, en el reglamento otorgaba un papel central a la religión católica en las escuelas y especificaba los horarios diarios de misa y las oraciones que se debían rezar.
En el documento se detallaban calendario y horarios, actividades, contenidos y días de asueto. Se limitaba el autoritarismo pedagógico colonial, al mismo tiempo que se introducían elementos de control de las conductas que muchas décadas después desarrollarían los pedagogos positivistas: los niños entrarían a la escuela conducidos por sus maestros, escribirían sólo dos planas por día, ninguna de las cuales pasaría de una cuartilla; durante el resto del tiempo leerían libros, estudiarían la doctrina cristiana, la aritmética y la gramática castellana.
El modelo disciplinario era más avanzado que el colonial: sólo se podría imponer como penitencia que los chicos se pusieran de rodillas, pero no se los expondría ya a la vergüenza pública de permanecer en cuatro pies o en posición impropia; sólo se les podrían aplicar seis azotes, con excepción de casos graves, en los cuales se podría llegar a los doce, pero fuera de la vista de los compañeros/![Este documento marca una transición entre la modalidad educativa colonial, con sus valores y rituales, y una educación independiente y progresista.
Un elemento externo intervenía para poner en movimiento tales transformaciones: el deseo de independencia y progreso que tenían los jóvenes.
REPERCUCIONES ENTRE CONSERVADORES Y LIBERALES:
Enfrentamiento entre Cornelio Saavedra (1) y Mariano Moreno (2) y su influencia en las distintas opciones pedagógicas:
1: prefería la concepción colonial. Saavedra y Moreno tenían posiciones diferentes sobre los derechos de los indios, sobre el alcance de la liberación de España, sobre el uso de la prensa y sobre los contenidos de la educación.
2: abría las puertas a la educación de ciudadanos modernos y democráticos. Hizo traducir una parte de El contrato social de Rousseau y ordenó que se lo leyera en todas las escuelas. Después de su muerte la Primera Junta, sacó una resolución prohibiendo esas lecturas. Moreno otorgaba un papel pedagógico a La Gazeta, el primer periódico patrio, que había fundado en 1810. Según él la libertad de escribir y la de pensar, así como el derecho a la información por parte del pueblo y de las provincias, eran indispensables para consolidar el proceso de independencia.
Propuestas educativas que se discuten en la primera mitad del siglo XIX (1800-1850).
Para poder ubicar a Belgrano, a Moreno y a otras expresiones del liberalismo en educación, es conveniente decir que esa corriente de pensamiento no tuvo un discurso único en la pedagogía latinoamericana. En la primera mitad del siglo XIX podemos distinguir entre:
* Una pedagogía liberal radicalizada, influida por Rousseau y por los socialistas utópicos. Sostenía la educación del pueblo como base de un sistema educativo progresista para naciones libres. Esa pedagogía era antirracista, democrática en los métodos de enseñanza y disciplina e inclinada hacia el laicismo y el anticlericalismo Algunos de sus exponentes de alcance latinoamericano fueron el venezolano Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, y en la Argentina Moreno y el presbítero Gorriti.
* Una educación federalista popular con elementos liberales.
Los caudillos Artigas, Bustos, López, Ramírez, los Heredia, Ferré y Molina desarrollaron experiencias semejantes a la reforma educativa que puso en marcha en la misma época el caudillo nacionalista popular Francisco Solano López. Una postura educacional semejante sostuvo el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza. Quisieron desarrollar una educación moderna apoyándose en la participación de la sociedad civil y en la cultura de los pueblos. Imaginaban una pedagogía federalista popular que adoptara el sistema educativo liberal moderno. * La pedagogía de la generación liberal de 1837, y en particular la de Sarmiento, que era moderadamente liberal, pues partía de la exclusión de los indios y la descalificación de toda expresión cultural popular. Rechazaba la herencia hispánica y propugnaba (defendía, una postura) la europeización de la cultura y la adopción del modelo educativo norteamericano. Proponía un sistema de educación pública escolarizado que abarcaba a toda la población y que se fundaba en los criterios pedagógicos más democráticos de la época. *La pedagogía tradicionalista colonial anti independentista, dirigida por los sectores pro hispánicos de la Iglesia Católica. Era el viejo bloque pedagógico, que defendía la educación colonial-clerical y rechazaba la educación de los indios y los mestizos. Esta corriente tuvo su núcleo directivo en Córdoba y luego se extendió por todo el país y se convirtió en nacionalismo católico.
¿Cómo debe ser la escuela patria?:
No todos aprobaron la modernización educativa. En ellos aparecen ideologías pedagógicas contrapuestas: la tradicionalista y la liberal. Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas, representantes de la primera, sostenían la estructura educativa colonial. Artigas (Uruguay), Bustos (Córdoba), López (Santa Fe), Alejandro Heredia (Tucumán), Félix Heredia (Salta), Molina (Mendoza), Ferré (Corrientes), Ramírez (Entre Ríos) y Urquiza (Entre Ríos) adoptaron la idea de construir un sistema educativo estatal. Avanzaron sobre el monopolio educativo eclesiástico, desarrollando la instrucción pública, e implementaron la obligatoriedad y gratuidad. (En síntesis, diferentes elementos se articularon en la concepción pedagógica de los caudillos progresistas y de los caudillos conservadores populares. Los primeros combinaron federalismo, primacía del Estado, religiosidad y participación popular, otorgando poder a las juntas protectoras y adoptando métodos modernos, contenidos científicos y cierta dosis de libertad ideológica. Los segundos pretendían quitar al Estado la responsabilidad en el financiamiento, otorgar el papel de policía al gobierno en materia ideológica, restar poder a las juntas e incluir contenidos conservadores católicos y métodos tradicionales. Artigas trató de vincular a los curas maestros con la causa de la Independencia. Artigas fue más allá, y quiso traer al Río de la Plata el método Lancaster, uno de los más avanzados de Europa. Consistía en dividir a los educandos en clases de lectura, escritura y matemáticas y ponerlos a cargo de los monitores. Así, se podía enseñar a una gran cantidad de chicos al mismo tiempo. En el Lancaster se desdibujaba la relación educativa tradicional y se introducía una concepción moderna, coherente con la lógica de la naciente sociedad industrial. Pero en la óptica de Artigas, desde un rincón del atrasado Río de la Plata, quería educar urgentemente a sus paisanos y a los indios.
No está claro si el método se llegó a utilizar en tiempos de Artigas, pero quedó instalada su posibilidad en la imaginación de los educadores progresistas de la época. Curas,
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