Actividades Económicas En La Nueva España
Enviado por rene519 • 11 de Febrero de 2013 • 1.142 Palabras (5 Páginas) • 2.651 Visitas
Actividades económicas en la Nueva España a finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII.
El sostén de la economía colonial fue el indígena americano, considerado legalmente súbdito de la corona, lo que implicaba el pago de un tributo o, en su defecto, un servicio personal a los representantes de la autoridad monárquica en América. En los dos primeros siglos coloniales la encomienda reguló la fuerza de trabajo y la distribución de la mano de obra. El encomendero cobraba y disfrutaba el tributo de sus indios, en dinero, en especie (alimentos, tejidos u otros productos) o en trabajo (construcción de casas, cultivo de tierras o cualquier otro servicio); a cambio debía amparar y proteger a los indios encomendados e instruirles en la religión católica.
La corona fue incapaz de conceder encomiendas indígenas a todos los españoles, lo que los obligó a recurrir a otras alternativas para proveerse de mano de obra. Aparecieron múltiples formas de peonaje y de trabajadores libres remunerados, que eran sujetados mediante el endeudamiento. Mientras en las haciendas laboraban peones, jornaleros y capataces, en las minas ofrecían sus servicios obreros libres. En las ciudades, por su parte, se constituyó una mano de obra libre calificada, compuesta por plateros, carpinteros, carreteros y gremios de artesanos en general.
La minería.
La minería en las colonias se avocó a la extracción de metales preciosos de plata y, en menor medida, de oro. Los minerales de baja ley como el cobre, estaño y plomo se explotaron escasamente.
En torno a las industrias extractivas giraron otros sectores de la economía, como agricultura, comercio y transportes. Para abastecer a la creciente población de las ciudades mineras surgieron explotaciones agrícolas y ganaderas alrededor de ellas y, para dar salida a la producción de plata, se construyeron caminos con servicios para los viajeros, que unían las minas con los puertos de embarque. Los envíos de oro y plata a la península española, alcanzaron una proporción superior al noventa por ciento del valor total del comercio exterior de las colonias.
La agricultura y ganadería.
En las primeras etapas de la vida colonial los conquistadores españoles menospreciaron la agricultura, volcándose principalmente hacia las actividades mineras. Sin embargo, los centros mineros no podían subsistir sin agricultura y ganadería, pues debían resolver los problemas de alimentación, fuerza animal y transporte. Así, en torno a las explotaciones mineras tempranamente se establecieron haciendas y estancias, cuya producción de trigo, carne de cerdo y res, mulas, maíz, cueros y sebo se dirigió a satisfacer las necesidades de la población minera.
América aportó al mundo numerosas especies vegetales domesticadas, que constituyeron el 17% de los cultivos que se consumían entonces en todo el orbe. Los europeos, por su parte, introdujeron los cultivos de cereales y leguminosas europeos, diversas hortalizas, la vid, el olivo, la caña de azúcar y algunas especias, muchas de ellas de origen asiático.
El comercio.
La relación comercial entre España y el Nuevo Mundo se estructuró a partir del establecimiento de la Casa de Contratación y la centralización del comercio en Sevilla. Este sistema monopólico favoreció a un reducido grupo de súbditos de la corona. La monarquía, sus banqueros y los mercaderes residentes en Sevilla controlaron el intercambio de los productos.
Entre ellos debemos destacar el mercurio, la sal, la pimienta, los naipes, el papel sellado, la pólvora, el tráfico de esclavos, artículos manufacturados y textiles identificados como ropas. Únicamente españoles y extranjeros naturalizados tuvieron derecho a las licencias que la corona otorgaba para el comercio. Las colonias se desenvolvieran económicamente según las necesidades de la metrópoli, vale decir, como exportadoras de materias primas y metales preciosos, estancándose el desarrollo económico. España, por otra parte, procuró abastecer a las Indias de los productos manufacturados, inhibiendo toda actividad industrial
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