Antepasados Esclavizados, Descendientes Liberados. Investigaciones Sobre Walter Benjamin
Enviado por JuanLuisPintos • 9 de Agosto de 2012 • 6.134 Palabras (25 Páginas) • 688 Visitas
Cuando el editor de esta monografía me invitó a participar en ella le comuniqué mi interés en volver sobre mis lecturas de Walter Benjamin y Ernst Bloch y tratar de abordar un tema que ya no estaba de moda como el de la utopía y la revolución. Al principio, intente escribir algunas páginas al estilo académico habitual con las citas de textos relevantes y su correspondiente exégesis. Pero la amplitud de la literatura sobre estos dos autores (sobre todo en la década de los setenta, pero también en los noventa) dio al traste con mi primer intento debido al tiempo necesario para elaborar un estudio riguroso sobre el tema.
Entre la literatura que fui repasando me encontré con una obra clave para realizar mi primera intención. Se trata de la obra Redencióny Utopía. El judaísmo libertario en Europa central, de Michel Löwy[1]. Era una investigación que trataba de estudiar una generación de escritores judíos, nacidos en el último cuarto del siglo XIX, en el espacio de «Mitteleuropa», definidos entre dos identidades: la judía y la alemana, y que van a reflexionar y vivenciar la idea judía (cabalística) de Tikkoun, término polisémico que significa a la vez: redención [Erlösung], restitución, reparación, reforma, restablecimiento de la armonía perdida [Löwy, 1988: 7-8]. Bajo una reinterpretación del concepto goethiano de «afinidades electivas» ["Wahlwerbandtschaften"][2] en base al uso del mismo por Max Weber y Karl Mannheim elabora un cuidadoso recorrido por diferentes autores incluidos en aquella generación.
Entre ellos, y muy relevantemente, Walter Benjamin, al que dedica la parte central del estudio y considera "aislado de todas las corrientes y presente en todas las encrucijadas" [Löwy, 1988: 121-161]. Fueron precisamente estas páginas las que reorientaron el sentido y alcance de mi participación en esta monografía. En la cercanía de los setenta años no me siento inclinado a la erudición y el comparatismo. No me interesa tanto lo que "realmente" dicen los autores estudiados en las obras publicada en su tiempo cuanto lo que nos sucede hoy, cómo lo vivimos y como lo conceptualizamos. Y así entramos de lleno en esbozar el campo sociológico que vamos a abordar vinculado a nuestras circunstancias presentes (I), qué perspectivas actuales nos parecen relevantes (II) y cómo se pueden vincular con las afinidades electivas de los grupos e individuos de referencia de mediados del siglo pasado (III).
I.
Cuando Walter Benjamin se suicida en Port Bou en 1940, yo ya había nacido. Benjamin dejaba un mundo y una sociedad que ya había entrado en unos rápidos procesos autodestructivos (II Guerra Mundial: 1939-1945; "Guerra fría": 1947-1989). El mundo en el que mi generación estaba naciendo era el de una peculiar "Posguerra" (recordemos aquellos carteles que acuciaban obras públicas en los que aparecía el término enigmático para los niños que entonces éramos: "Regiones devastadas"), cuyas circunstancias afectaban negativamente a la mayoría de la población y que se trataban de compensar con proclamas retóricas de "Ideales", "Imperio" y "Patria" (no hay que olvidar la impresión que nos producía aquel letrero impreso sobre la bandera española en los portales de los cuarteles: "Todo por la patria").
La sociedad en la que Walter Benjamin vivió sus últimos años estaba asentada en las respectivas crisis del sistema político (Revolución bolchevique: 1917; Revoluciones reprimidas de los Consejos Obreros en Alemania: 1918-1921; Ascenso al poder de Musolini: 1922; y Hitler: 1933). Este "asentamiento" no era sólo un fenómeno de conciencia, una sensibilidad propensa a la melancolía, sino que se van a ir produciendo efectos que debilitan las posiciones y proyectos de unos grupos sociales y robusteciendo otras más propensas a la desaparición de los individuos en un nosotros comunitario que tiende a la recuperación y funcionalización de las utopías clásicas y a la aplicación de la innovación científica y tecnológica a la resolución de los nuevos problemas que se planteaban por la minoría dirigente.
En esa misma sociedad se están desarrollando otras crisis. Una que Husserl va a describir desde una perspectiva filosófica en una de sus últimas reflexiones, como Die Krisis der Europäischen Wissenschaften [1936], en la línea de sus obras anteriores, en las que dio origen a una de las más interesantes tendencias filosóficas del pasado siglo: la fenomenología. A esta crisis habría que añadir, por la especial relevancia que va a tener en la obra de Benjamin las permanentes destrucciones que van a someter a la obra de arte los artistas de los treinta primeros años del siglo, lo mismo pintores, como literatos o arquitectos. Véase las impresiones recogidas a este respecto por Benjamin en su Diario de Moscú [Benjamin, G.S., VI, 1985; trad. esp.: Madrid, Taurus, 1988]. Recordemos las palabras que dirigía en 1938 B. Brecht "A los hombres futuros":
I
Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
es que no ha oído aún la noticia terrible,
aún no le ha llegado.
¡Qué tiempos éstos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
[…]
Me dicen: «¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!»
Pero ¿cómo puedo comer y beber
si al hambriento le quito lo que como
y mi vaso de agua le hace falta al sediento?
Y, sin embargo, como y bebo.
[…]
III
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza
desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros
con indulgencia.[3]
Lo único que nos pedía esa generación es "Indulgencia". Concedámosela. Pero vayamos un poco más allá en nuestras observaciones,
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