Ayotzinapa

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AYOTZINAPA

Cuando hablamos de Ayotzinapa, prácticamente cualquier mexicano va a recordar al caso de desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal rural. Estos hechos ocurren la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 del 2014, lapso de tiempo en el que militares y policías atacaron a los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, al sur de Iguala.

Ante los hechos, se realizaría la detención de mas de 250 agentes de la policía municipal de Igual, de estos, quedaron 21 señalados por su presunta participación. Para ese entonces, el cargo de presidente municipal en Iguala lo ostentaba José Luis Abarca Velázquez el cual en reiteradas ocasiones dijo que no sabia sobre el caso, ya que cuando esto paso, se encontraban en la celebración del informe de su esposa la señora María de los Ángeles Pineda, en ese entonces la presidenta del DIF municipal. Aun cuando dijo esto, 3 días después se presentaría a solicitar licencia por un mes y desaparecería junto con su esposa. Un día después se emitiría una orden de presentación para el y para su primo, el entonces secretario de Seguridad Publica municipal. El PRD, partido al cual pertenecía, lo expulsaría del partido.

La PGR se encargaría del caso a partir del 4 de octubre y se instalarían en Guerrero para las investigaciones. Dejarían la seguridad del municipio a cargo de la Policía Federal y del Ejercito mexicano, desarmando a toda la policía municipal.

El entonces presidente de la nación, Enrique Peña Nieto fue repudiado en gran cantidad de universidades ante su ineptitud para dirigir el país, esto le generaría un sentimiento de desconecto no solo en Mexico si no en el mundo.

Otro actor en este caso seria el grupo criminal Guerreros Unidos, el cual durante las investigaciones se revelaría que mantenía nexos con el gobierno municipal. Se mencionaría que los estudiantes fueron primeramente detenidos por la policía municipal para después ser entregados al cartel.  

Los días pasaban y nunca se daba una declaración que no dejara duda sobre lo que paso esa noche, se llego a pensar que el caso se aclararía cuando el 4 de noviembre se logro la captura de José Luis Abarca y su esposa. Aunque se diría que fueron encontrados en una casa en el Distrito Federal, también se corrió el rumor de que en realidad fueron capturados en Veracruz y sembrados en el D.F. con fines políticos. Mas allá de ayudar a cerrar el caso, fue mas para desprestigiar al PRD en la ciudad de Mexico.

Por otro lado, la periodista Anabel Hernández García, diría que en los autobuses en los que viajaban los estudiantes se transportaba droga sin el consentimiento de estos. El ejercito interceptaría y asesinaría a los estudiantes como daño colateral o se mantendría al margen y no ayudarían a los estudiantes al ver lo sucedido.

Con esto se terminaría involucrando al entonces alcalde municipal, la policía municipal, al ejercito mexicano, al gobierno federal y al cartel de Guerreros Unidos. Aun a pesar de tener tantas líneas de investigación, nunca se daría con una que dejara satisfechos y sin lugar a dudas. Es en el 2018 que se detiene a un señalado como involucrado directo, parte de Guerreros Unidos, a Juan Miguel Pantoja y el cual daría su declaración sobre los hechos del 26 al 27 de septiembre del 2014. El seria entrevistado por parte de la CNDH sin valor judicial. En la entrevista narro los detalles de como fue que quemaron y desaparecieron los restos de los estudiantes, los cuales según su versión fueron apilados en tres niveles y una base de leña, rociando a todos con diésel y metiéndoles el mismo por la boca con embudos.

Las declaraciones del entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, dirían que los 43 desaparecidos fueron arrestados por la policía municipal y después entregados al cartel, con los cuales encontrarían su fin, ya que estos sospechaban que entre los estudiantes había infiltrados del cartel rival. Después serian llevados al basurero municipal de Cocula. Al llegar al basurero unos 15 estudiantes ya habrían muerto por asfixia y se interrogaría al resto, para después eliminarlos con un balazo en la nuca. Incinerarían los cuerpos, turnándose durante toda la madrugada para continuamente verterles combustible. Al terminar se diría que recogerían sus cenizas y huesos restantes para desecharlos en el rio San Juan.

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