BRINDIS POR LA MODERNIDAD

BRINDIS POR LA MODERNIDAD

Según el autor Marshall Berman examina la modernidad desde diferentes puntos de vista, con un

enfoque en la historia y la evolución de esta.

La modernidad la define como la unión de la desunión que nos arroja a un remolino de

desintegración y renovación perpetua, de conflicto y contradicción, de ambigüedad y angustia.

La vida moderna se crea de muchos grandes descubrimientos en las ciencias físicas, que cambian

nuestra imagen en el universo y nuestro lugar en él, la industrialización de la producción, que

transforma el conocimiento científico en tecnología, crea nuevos medios humanos y se deshace

de los viejos, acelera el ritmo de la vida, genera nuevas formas de poder jurídico y la lucha de

clases; inmensos trastornos demográficos, que separan a millones de personas de sus ancestrales

hábitats, arrojándolas violentamente por el mundo en busca de nuevas vidas: el rápido

crecimiento urbano y con frecuencia cataclísmico.

Quiere dar a conocer el termino modernidad y su desarrollo humano como un modelo surgido

principalmente en la sociología, dividiéndolo en tres fases:

En la primera fase se habla sobre cómo la gente apenas experimentaba la vida moderna, de como

la sociedad se perturbaba por los cambios bruscos, no entendían qué era lo que los afectaba.

Buscaban desesperadamente un vocabulario, tenían poca o ninguna idea de una comunidad

moderna, con el que podían compartir sus desgracias y sus esperanzas. No se daban cuenta de

que en realidad lo que los afectaba era la modernidad.

La segunda fase se inicia con la gran ola revolucionaria de la década de 1790 “L a Revolución

Francesa”. La sociedad existente no contaba con la misma igualdad y privilegios. Francia se

encontraba dividida en tres estados que tenían grandes contradicciones y diferencias entre sí que

trajeron consigo, abruptas y dramáticamente, un gran público moderno. Este público comparte la

vida de una época revolucionaria que genera trastornos explosivos en todas las dimensiones de la

vida personal, social y política.

El autor caracterizó la tercera fase por la falta de consciencia acerca de esta misma. Esta “se

expande para abarcar todo el mundo, y la cultura mundial del modernismo logra triunfos

espectaculares en el arte y el pensamiento”.

Mientras que la gente que le tocó vivir en la segunda fase de la modernidad era muy consciente

de lo que significaba esta, tanto para la sociedad como para su vida personal, para la gente del

siglo XX la modernidad ya no tenia la importancia que solía tener. Es por eso que el autor dice

que en esta frase se perdió “gran parte de su vitalidad, resonancia y profundidad, y mucho de su

capacidad para organizar y dar un sentido a la vida de la gente”. También observa que los autores

de esta fase carecen de la “variedad imaginativa” y la profundidad que demostraban Marx y

Nietzsche.

A pesar de que parezca que la modernidad se haya “estancado y retrocedido”, en esta fase

surgieron numerosos movimientos y tendencias distintos “modernos”. Es justo esa simplificación

que les dio nacimiento a los movimientos radicales:

Los futuristas interpretaban la modernidad como el avance tecnológico y lo celebraban de tal

manera que sus críticos; el más notable Marx Weber, los criticaban como “especialistas sin

espíritu, censualistas sin corazón”.

En comparación, los posmodernistas buscaban abrirse a la “inmensa variedad y riqueza de las

cosas materiales e ideas” que les traía el mundo moderno, ya que el modernismo “tradicional” y

rebelde les parecía muy limitado e hipócrita.

Otra corriente de la modernidad del siglo XX fueron los científicos sociales. Ellos intentaban

comprender

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