CONDICIONES ECONÓMICAS, POLÍTICAS, INTELECTUALES Y SOCIALES DE EUROPA A FINALES DEL SIGLO XVIII
Enviado por yamilethcarolina • 16 de Noviembre de 2012 • 3.449 Palabras (14 Páginas) • 4.511 Visitas
Introducción
La segunda mitad del siglo XVIII, trae consigo cambios significantes en las condiciones políticas, económicas y sociales del mundo entero pero sobre todo de Europa y América; donde se da inicio a cambios producidos por los ideales de libertad de ese entonces, es por eso que analizaremos los sucesos que descantan en este tiempo:
La Revolución Industrial
La Filosofía de la Ilustración
La revolución francesa
La Independencia de los Estados Unidos de América.
Tras el caos político y militar vivido en el siglo XVII, el siglo XVIII, no carente de conflictos, verá un notable desarrollo en las artes y las ciencias europeas de la mano de la Ilustración, un movimiento cultural caracterizado por la reafirmación del poder de la razón humana frente a la fe y la superstición. Las antiguas estructuras sociales, basadas en el feudalismo y el vasallaje, serán cuestionadas y acabarán por colapsar, al tiempo que, sobre todo en Inglaterra, se inicia la Revolución industrial y el despegue económico de Europa. Durante dicho siglo, la civilización europea occidental afianzará su predominio en el mundo, y extenderá su influencia por todo el orbe.
Estos hechos desatarían la Independencia de la América Española y el Surgimiento de Nuevas naciones.
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Condiciones Económicas, Sociales y Políticas de Europa a Finales Del Siglo XVIII
El Siglo XVIII es el espacio cronológico, especialmente en su segunda mitad, en que la comunidad de Europa entro a experimentar cambios profundos, estos fueron presentándose, especialmente en lo político, social y económico; y sus proyecciones hacia América, sobre todo la América Española, sirvieron para transformar los esquemas que venían ordenando la actividad de los pueblos.
De esos años destaca la Revolución Industrial, la Filosofía de la Ilustración, Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos de América. Estos acontecimientos fueron el caldo de cultivo para los grandes sucesos revolucionarios de la América Española que desembocaron en la primera mitad del siglo XIX, en la independencia de la América Española y en el surgimiento de nuevas naciones.
Inicios de la Revolución Industrial
La invención de las primeras máquinas, en Inglaterra, que abrieron los cauces a la producción mecánica, fue el punto de partida para la transformación del sistema de producción de bienes de consumo o de servicio; eso dio lugar a la llamada Revolución Industrial o Maquinismo. Esta revolución debe ser entendida como el movimiento y cambio operados en lo industrial y económico, con la intervención y aplicación de la máquina en las tareas industriales.
Los primeros avances se tuvieron con la actividad textilera, especialmente en la industria del algodón, con el invento de las máquinas de hilar (años 1765 y 1774) y las máquinas de tejer (entre 1733 y 1785). Otros importantes inventos en la época fueron la máquina sembradora, la trilladora, la desmontadora de algodón, la segadora, la bomba de vapor, entre otras.
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Estas máquinas proporcionaron la concentración industrial en las que se distinguieron las masas obreras especializadas y la destrucción de los antiguos talleres manuales. Estos se transformaron en fábricas de producción de artículos en serie: todo ello, junto a nuevos medios de transporte, abarató el producto e hizo más condesada la riqueza (pasó a manos de pocas familias).
Así nació la gran industria: las características de esas nuevas proyecciones le dieron fuerza al desarrollo de las naciones europeas. Estos inventos, no solamente agilizaron la producción de artículos para el consumo sino que agilizo la rapidez en la entrega. Pues los nuevos medios de comunicación, con la invención de la máquina de vapor, lograda por Watt y la mejora de su diseño establecida por Fulton, dieron origen a los ferrocarriles a los vapores.
Estos medios se perfeccionaron, luego, con el descubrimiento y la aplicación de la máquina Dinamo – eléctrica (Gramne) y el motor de explosión, inventado por Lenoir y Diesel.
Finalmente, la aplicación de la electricidad lograda a mediados del siglo XIX, agilizó todo el proceso industrial de las naciones, reforzando la Revolución Industrial. Como consecuencia, a pesar de los benéficos logrados, la aparición del maquinismo en el panorama económico mundial, produjo desajustes sociales, agudos problemas y luchas en el campo laboral.
La revolución maquinista produjo otras consecuencias: la necesidad de formar grandes capitales para la instalación de nuevas fábricas, de acuerdo a esto, debía incentivarse todo cuanto aumentara el capital para que aumentaran los beneficios rendidos por éste. Todo esto dio base a lo que luego se llamó, el gran Capitalismo Industrial, que abrió los caminos para la creación de las primeras grandes sociedades anónimas, como bancos, compañías de navegación, complejos industriales…
La consecuencia más importante del maquinismo fue el Capitalismo, que no fue más que los privilegios de los poseedores de capital sobre los que presentan la técnica o aportan el trabajo (mano de obra). También se produjo el surgimiento de dos clases sociales de carácter económico: La burguesía, cuya integración la conformaron los capitalistas, los industriales y todos los que controlaban los medios de producción. El proletariado, formado por los trabajadores (obreros, en general), explotados por quienes controlan el capital.
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Crisis del absolutismo
El sistema absolutista era la forma monárquica de gobierno, dentro de la cual los reyes gobernaban a su antojo y de acuerdo a su criterio o el de sus más cercanos funcionarios. En esta forma de gobierno el rey era la personificación del Estado quien, en sus atribuciones político- la autoridad de modo administrativas, concentró todo su poder y ejerció arbitrario y despótico.
La personificación de esta forma de gobierno fue el Rey de Francia, Luis XIV, quien acuñó la célebre frase: “El Estado soy yo”. El régimen absolutista surgió en Europa, como consecuencia del fracaso presentado por el sistema feudal que favoreció el proceso de crecimiento de los poderes y privilegios de los monarcas. Modelos de monarquías absolutistas fueron Inglaterra, España y Francia, naciones en los que los respectivos monarcas dirigían todo lo relacionado a la política y leyes, así como lo económico-fiscal.
Estos altos gobernantes no rendían cuentas ante ningún otro personaje o institución y el pueblo carecía de derechos y tenía la grave obligación de obedecer
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